El Cristo Feo

EL CRISTO FEO: LOS CAMBIOS DE ORDALISA

Existen personas que planifican sus vidas de forma excesivamente rigurosa, en donde saltarse un solo paso significa invitarle al caos a entrar en ellas, pero en un momento dado se dan cuenta de que deben hacer cambios para darle sentido a su existencia. Ordalisa experimentó algo similar al inicio de la novela, “El Cristo Feo”, su vida se volvió absurdamente monótona pero logró escapar de todo esto al realizar innovaciones sencillas pero importantes como: mudarse de casa, comprarse una camisa nueva y cortarse el cabello. Parecen cosas triviales, pero no lo son; ya que marcaron por completo la vida de Ordalisa.

La criada, vivía en un continuo vaivén, todos los días eran iguales: levantarse temprano, coger el autobús y viajar aprisionada y finalmente correr para llegar menos tarde a la casa de los patrones. Pero hostigada por ello decide escuchar la voz del Cristo y aceptar la invitación de su patrón para mudarse a su casa. Esto fue muy ventajoso para Ordalisa porque le sirvió para ahorrar tiempo y para comprender que ella se merece algo mejor de lo que estaba acostumbrada, como tener una habitación iluminada con baño privado donde podía disfrutar de una ducha placentera con agua tibia todas las mañanas. La mudanza ayudó a la empleada a considerarse a sí misma.

El siguiente cambio fue ceder a la tentación de comprarse una camisa de seda muy fina y costosa pero que por ventaja estaba en rebaja. Su voz la incitaba a que la adquiriera y además como ya no vivía en el mismo lugar de siempre sino en un lugar fino creyó que era conveniente estar a la par. Una mañana mientras iba al mercado tomó la decisión de hacerlo y cuando llegó la noche en la intimidad de su habitación se probó la camisa, la sintió como nunca antes deslizarse por su piel. Así empezó a sentirse ella misma, a vivir lo suyo, a hacer conciencia de sus sensaciones.

Otra de sus transformaciones fue la de cortarse el cabello. Esto ocurrió cuando se miró detenidamente (después de mucho tiempo) al espejo, acarició su rostro, se gustó a sí misma y se dio cuenta de que no era fea sino que el peinado era lo feo, por lo tanto tomó unas tijeras y de un solo movimiento se lo cortó. Se sintió feliz y renovada.

La mudanza, la camisa nueva y el corte de cabello, son cosa comunes pero que ayudaron a Ordalisa a salir de la monotonía en que vivía, a reconocerse como persona y a encontrar felicidad en lo que hace. La vida es más fácil cuando existe la rutina pero un poco de “caos” la vuelve interesante.

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