El Facilitador Ideal En Educación A Distancia

El Facilitador “Ideal” en Educación a Distancia

Dra. Joanna Clavero Soto. Universidad del Zulia. Venezuela. joyclavero@hotmail.com

Introducción

En el presente ensayo, se pretende discurrir sobre un tema de vital importancia en el proceso de la educación a distancia, en la cual intervienen una gran diversidad de elementos, aspectos o factores de gran relevancia todos, cada uno en su dimensión, para hacer factible de la manera más congruente y positiva este tipo de modalidad educativa, dentro de los cuales existen dos sujetos o protagonistas principales en la misma, de gran relevancia, como son: el participante y el facilitador.

Contenido

Sobre este aspecto, muchos autores versados en la materia opinan que el tema central o protagonista principal de este tipo de modalidad educativa es el participante, sobre quien debe centrarse el proceso de enseñanza. Sin embargo, como en todo proceso que requiere de un interacción, en este caso participante-facilitador, es indudable que el primero quizás no logra su objetivo final con la misma facilidad y de la manera más exhaustiva y completa posible, sin la ayuda del facilitador, que en este caso debe fungir como el motivador, guía, asesor y apoyo del participante, para el logro de los objetivos terminales establecidos, inmersos en este proceso de enseñanza-aprendizaje tan particular como lo es el sistema a distancia.

Asimismo, un sistema en el cual se espera que el participante logre, entre otros aspectos: autonomía y libertad para realizar un estudio independiente, que conlleve a la adquisición, sino los tiene, de hábitos de lectura y estudio, motivación por lo que emprende, deseos de superación personal y profesional, interés por compartir y crecer a través del trabajo en equipo, compenetración con el material instruccional, inclinación por llevar a la práctica y comparar con la realidad los conocimientos adquiridos, para convertirse en un individuo con iniciativa, creativo, crítico, reflexivo y proactivo, que sea capaz de brindar aportes en cualquier ámbito donde se desarrolle personal o profesionalmente.

Ahora bien, en un sistema educativo con la modalidad a distancia, donde impera la separación física entre participante-facilitador y por ende la relación puede tornarse fría y poco afectiva, es donde las características, cualidades y calidad de un facilitador “ideal” son indispensables para que el proceso educativo sea un éxito y logre el máximo de sus objetivos.

En este orden de ideas, son muchos los autores de reconocida trayectoria en materia de Educación a Distancia, quienes han referido en sus artículos las características “ideales” que debe ostentar un ser humano para convertirse en un verdadero facilitador en esta modalidad, que si bien es cierto no es fácil, no son todas las personas las que lo logran o se sienten dispuestas a ello, por el compromiso que representan y por la diversidad de responsabilidades inmersas en dichas funciones.

Razón por la cual, y no pretendiendo repetir lo dicho por diferentes autores al respecto, pero si inspiradas en ellos, nos hemos atrevido en este ensayo a resaltar algunas de las características que debería poseer un facilitador en la modalidad a distancia, que nos parecen “ideales” y necesarias y que debería reunir un facilitador tan especial como este, tanto si la asesoría es presencial o a distancia.

En tal sentido, es preciso tomar en cuenta que, desde el punto de vista psicológico, el individuo es, ante todo un ser humano con necesidades de todo tipo, sentimientos y emociones que salen a relucir en el momento de la interacción participante-facilitador y sobre todo, si el participante es adulto, ya que las características del mismo son aún más especiales y difieren del resto; razón por la cual es necesario que el facilitador reúna también ciertas características especiales que le permitan entenderle, comprenderle, ayudarle y apoyarle en el momento que lo requiera y lo necesite, por cuanto, el participante que ha adquirido autonomía, solicita ayuda sólo cuando lo considera necesario.

Es así, como basándonos en todos los aspectos antes mencionados, un facilitador “ideal” para la enseñanza a distancia debe reunir entre otros, los siguientes requisitos, características, cualidades y/o habilidades, que le permitirán desempeñarse como tal y cumplir eficientemente con sus funciones:

Un facilitador en esta modalidad debe ante todo ser “humano”, lo que le permitirá entender que a quien facilita, es otro ser humano con necesidades, sentimientos y requerimientos particulares, que lo inducen a buscar ayuda para la solución de algún problema.

Es indispensable, que académicamente el facilitador posea el conocimiento general requerido por un profesional, pero además el conocimiento particular, exhaustivo y actualizado de las asignaturas que asesora. Esto es importante porque se da el caso de personas que estudian para obtener el título que les hace falta, pero ya tienen el conocimiento e incluso la práctica y superan al facilitador si éste no se encuentra bien preparado para cubrir el requerimiento del mismo.

Debe conocer a plenitud el contenido del material instruccional, para responder oportunamente las interrogantes de los participantes y hacerle críticas u observaciones que permitan hacer correcciones y/o actualizaciones al mismo.

Un facilitador ideal debe conocer y manejar todos los elementos tecnológicos que se utilizan en la enseñanza a distancia del siglo XXI y mantenerse actualizado por la rapidez con la que ocurren los cambios en este campo.

Debe tener habilidad para expresarse y escuchar, pues esto es imprescindible para establecer una comunicación efectiva.

Debe sentir y transmitir entusiasmo por lo que hace y querer lo que hace.

Debe ser empático, esto es, tener la capacidad de ponerse

...