El valor de la Creatividad, la zona donde me encuentro

En muchas ocasiones, tenemos la oportunidad de crecer, de poder participar en una etapa de cambios, pero las dejamos ir por miedo, inseguridad, por no querer salir de nuestra zona de confort. Perdemos grandes oportunidades y grandes momentos en los cuales podemos potencializar nuestras habilidades y nuestras capacidades por no querer experimentar aquella aventura del riesgo, del cambio.

Desde que tengo memoria, siempre se me fueron inculcadas las ideas de crecer, de mejorar conforme fuera pasando mis etapas de vida. En muchas ocasiones siempre se me hablo de las responsabilidades que vendría a adquirir con el paso del tiempo, lo que nunca se me hablo, fue sobre lo doloroso que es crecer, sobre lo doloroso que es aventurarse en el mundo del desarrollo y de la madurez.

Por otro lado, no recuerdo que se me haya inculcado la cultura de tener confianza en mí mismo, no recuerdo que se me haya instruido en esa habilidad tan necesaria para poder afrontar los diferentes retos que la vida nos va poniendo a cada uno. Siempre fueron mis compañeros leales la vergüenza, el miedo, la timidez, la duda, entre otras pequeñas piedras que no me dejaban vivir la vida al máximo.

Durante todo el recorrido de mi vida, he tenido que afrontar retos y problemas que me han orillado a cambiar mi zona de confort por una zona que es totalmente desconocida para mí. Como es de saberse, el cambiar de zona me creaba en mí un cuadro doloroso, en el cual el miedo, la tristeza y la desolación, siempre hacían de esta transición un camino pesado, un camino duro.

En otras ocasiones, era yo quien decidía cambiar de zona, salir de mi circulo de confort, y buscar una zona en la cual se potencializara los conocimientos que ya había adquirido de manera empírica y de manera formal. Cuando yo decidía realizar este viaje, de una zona a otra, no puedo negar que no existían en mí la duda o el miedo a lo desconocido, pero el viaje era más reconfortarle para mí. Podía prepararme y arroparme de los elementos necesarios para poder realizar esta transición de una manera adecuada.

Hoy, puedo decir que me encuentro fuera de mi zona de confort y me encuentro en mi zona de aprendizaje. Puesto que, el levantarme a la escuela, dejar las comodidades de mi hogar y enfrentarme a un ambiente que es incierto, representa un sacrificio, un salir de esa zona de comodidades a la cual mis sentidos estaban deleitados. El contraer la obligación de hacer las tareas, los trabajos y proyectos también implica ese renunciar a la zona de confort y poder salir a una zona de aprendizaje continuo, donde los sacrificios están al por mayor, donde el trabajar bajo circunstancias, que no son agradables a los sentidos y a los deseos de la comodidad y de la certidumbre, son el elemento principal para el desarrollo de todas las actividades.

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