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El viaje de amor


Enviado por   •  9 de Abril de 2017  •  Tareas  •  3.085 Palabras (13 Páginas)  •  204 Visitas

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Ama, vive y sé feliz

Nombre: Andrea Iturra

Curso: 3° Medio

Asignatura: Lenguaje

y Comunicación

Viernes, 7 de Junio de 2013

Ama, vive y sé feliz.

<> se decía cada noche antes de dormir. <> se repetía todas las noches al acostarse.

Sebastián, de mediana alta estatura, con el cabello liso y siempre bien peinado a lo casual, estilo natural, con lentes y, por mucho, el más listo de su clase. Estaba en cuarto medio, casi al final, esperaba con ansias graduarse y estudiar Ingeniería Civil, para poder sustentarse a sí mismo, ayudar a sus padres, y devolverles la mano.

María José, de tez clara, ojos pardos, cabello color castaño claro, esbelta, de labios prominentes, siempre sonriente y animando a los demás. Todos sus compañeros, que por cierto ya estaba en cuarto medio, la veían como alguien imposible, era inalcanzable, no sabían si por su extraordinaria belleza, por su nivel económico o porque ya estaba comprometida, sí, con Sebastián.

Llevaban 2 años juntos y se conocían desde Kinder, no había día en que él no la acompañase a su casa, para cuidarla y pasar tiempo con ella, se amaban demasiado, con una intensidad que nadie creía. Se gustaban desde hace algunos años, en secreto, cada cual por su lado, ninguno pensó que a final de cuentas estarían juntos, si no fuera por, Javiera amiga de María José, que, conversando un día, la molestó muy fuerte y toda la clase escuchó. Pasó el tiempo y, bueno, aquí están, juntos y felices, dispuestos a hacer lo que fuese por el otro.

A veces la vida te trae sorpresas, aunque a veces simplemente hay cosas que sabes que sucederán, pero no quieres que llegue el momento. Este era uno de esos momentos. Tenían que separarse, Sebastián estudiaría en Puerto Montt, donde ellos vivían, y María José se iría a Santiago a estudiar en el Conservatorio Nacional de Música, en busca de perfeccionar su pasión, el piano.

Llegó fin de año. Sabían que era inevitable separarse, pero tuvieron que aceptarlo, era lo mejor para ambos, pasaron el mejor de los veranos juntos, trataban de no pensar en la situación, pero era casi imposible, cada vez que se despedían era como si fuera la última vez que pudieran besarse, abrazarse y decirse lo mucho que se amaban.

Ya en febrero tuvieron que decirse adiós. María José tenía que arreglar las cosas de su departamento, de su nueva vida. Tenía dinero, pero no era millonaria como para estar viajando cada fin de semana a ver a Sebastián, así que decidieron verse para las vacaciones de invierno, y así fue. María José era muy aplicada, aprovechaba cada momento en sus estudios, le encantaba. Sebastián, por su parte, estudiaba todos los días, tratando de no pensar en lo mucho que extrañaba a su novia, en esos momentos que reían juntos, que se amaban hasta más no poder, en sus largas charlas hasta la madrugada, en sus besos apasionados, esos momentos en que todo era perfecto y pensaban que nada los podía separar. Todo eso cambiaría.

Pasó el tiempo, se extrañaban, pero no podían hacer nada más que hablar por chat y por teléfono. Poco a poco la conversaciones por chat eran más cortas, las llamadas duraban menos y los mensajes de texto eran menos frecuentes, sin embargo su amor ardía como el primer mes de pololeo.

Llegaron las vacaciones de invierno y al fin pudieron verse. Era verdad, el amor estaba intacto, ahí creyeron que la distancia no era nada si una persona lo es todo. La pasaron genial, todo marchaba bien hasta que se tuvieron que separar, no tenían opción, también acordaron verse para las vacaciones de verano, conversaron que se irían de viaje la primera semana de febrero para estar un tiempo a solas. María José se fue de vuelta a Santiago.

En los estudios todo iba bien, pero pasó lo mismo, las conversaciones más cortas, las llamadas y mensajes menos frecuentes, tenían que aceptarlo, esto, por unos años más no funcionaría. María José y Sebastián se cuestionaban si debían tomarse un tiempo o si eso acabaría con todo, pero ninguno se atrevió a decírselo al otro.

María José decidió darle una sorpresa a Sebastián yendo en un fin de semana en octubre, compró su pasaje, alistó sus cosas, dejó cerrado y encargado su departamento, y partió. Llegó donde sus padres, que la esperaban con ansias - ellos sí sabían, obviamente, son sus papás – con un rico desayuno y almuerzo. Después del almuerzo decidió ir donde Sebastián, pero algo pasó.

Sebastián estaba en frente de su casa, donde había una pequeña plaza, con una chica, su nombre era Daniela, la conocía perfectamente, fue su compañera de curso en el colegio – y de Sebastián -, era deportista, era bella, alta, de ojos verdes y muy seductora, había tenido… ¿qué? ¿siete novios?, sin contar andantes. Daniela siempre compitió con sus compañeras para acaparar la atención de todos los muchachos, pero María José, sin hacer nada, lo lograba igual, por eso Daniela la envidiaba y quiso ‘tener’ a Sebastián ahora que ella estaba lejos. El corazón de María José se detuvo, tuvo miedo, angustia y certeza de que, conociendo a Daniela, algo más pasaría esa tarde que el solo hecho de que Sebastián le explicara algún tema de estudio que ella no entendiera, si es que no había pasado ya algo antes.

Esperó y esperó con el alma en un hilo, nada sucedía, pero cuando se dignó a ir, Daniela besó a Sebastián, él trataba de alejarla pero no podía, María José solo vio el beso, no importó quién besó a quién, y aunque se hubiera fijado no hubiera podido porque su vista se nubló de tanto querer llorar.

María José volvió a su casa, tomó sus cosas y se largó a Santiago, otra vez.

Lo primero que hizo al llegar a su departamento fue conectarse a Facebook, que hace tiempo no lo hacía,  cambiar su estado de ‘en una relación’ a ‘soltera’, eliminar a Sebastián y a Daniela, bloquearlos, eliminarlos de sus contactos de celular y borrar todas aquellas cosas que le recordaban su relación.

Sebastián no se conectó al internet en días, temía cualquier cosa que pasara, se armó de valor y decidió hablarle por Facebook, pero fue muy tarde, todos los rastros de su relación estaban eliminados, publicaciones, fotos, estados, etcétera, incluyendo la misma María José. Quedó destrozado, no tuvo oportunidad de explicarle nada, supuso que Daniela le contó a María José lo que había pasado, nunca imaginó que su misma polola, ahora ex polola, lo había visto, que había viajado especialmente a verlo. Tenía claro que había cometido un error al juntarse con Daniela y que era precisamente por eso que su relación, de un segundo a otro, se había terminado. Trató de llamarla y de llamar a sus padres, nadie contestó.

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