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Ensayo El Viejo Y El Mar


Enviado por   •  4 de Julio de 2013  •  1.332 Palabras (6 Páginas)  •  593 Visitas

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ENSAYO

EL ADULTO MAYOR EN LA SOCIEDAD

Guatemala 15 de febrero de 2013 – tomando como base el libro de lectura “El Viejo Y El Mar” escrita por Ernest Hemingway, buscaremos el contenido de lo que hoy se conoce como “El adulto mayor en la sociedad”. Veamos:

Se considera adulto mayor al hombre o mujer que su edad comprende aproximadamente de los 70 años en adelante: se le llama también último periodo de la vida del hombre ya que termina con la decrepitud y su característica principal es la decadencia física y mental. Las características de este período son imposibles de pasar desapercibidas, nuestros ancianos hoy en estos días son olvidados y abandonados, se dice a cada instante que las necesidades de la niñez son grandes, que los niños son el mañana es una afirmación muy cierta. Pero como podremos olvidar a quienes una vez forjaron nuestra vida de prosperidad, de esfuerzo de trabajo para hacer nuestro mañana triunfante y prospero…

El desgaste de esta etapa es inevitable, con huellas palpables, al igual que el maltrato en muchos hogares tanto de pobres como de ricos. Aun en el lugar más recóndito, mas adinerado son olvidados o así de sencillo tratados con desprecio, con discriminación haciendo de sus vidas inútiles ante la sociedad, ese creer que ya no son aptos para las labores que antes realizaron Este debería de ser un ejemplo de vida; porque los años hablan por sí solos, la experiencia, la sabiduría se marca en las canas blancas que hoy atreves del tiempo transcurrido y esas pequeñas huellas de expresión son tan notarías pero a la vez la más tierna de las expresiones. Así como Santiago, el viejo que abrazo toda su vida el mar, cuyas ondas arrugas en la nuca, y las llamadas manchas color café de la vejez, o mejor dicho las llamadas huellas del sol, características del cáncer de piel.

Esta etapa, tan característica, causante por los radicales libres, la cual nos referimos a ella de distintas maneras, como edad provecta, denominación de edad avanzada; senectud, o periodo de la vida que principia a los 70 años, termino equivalente a vejez.

O tercera edad, simplemente un modo hermoso y justo de llamarle, a esa época de la vida en que hemos rebasado la barrera imprecisa de la medianía de edad y entramos en ese periodo que si bien , nos puede acarrear angustias ,soledad, problemas físicos, emocionales, económicos etc.. Tan solo una vieja cabaña le acompaña hoy a Santiago. Cuanta soledad, cuanta carencia junto aquella cama, una mesa, una silla, un fuego acompañado de carbón, un piso de tierra, polvo que envuelve sus mejillas y acompaña a sus viejos y cansados pulmones. Una fotografía llaca en el viejo cuarto de quien debía ser hoy su compañera. Esta es la soledad de la vejez, soledad que debiera acompañarse de amor, de gratitud, de admiración por aquella época de valientes, de triunfadores. Que hoy se plasma de profunda experiencia, una visión y un sentido diferente de la vida.

La vejez no debería de menospreciarse, e ignorar porque son nuestros ancianos solo sinónimo de juventud acumulada, son ellos hoy portadores de sabiduría. Valor y dignidad para la tercera edad ese debe ser nuestro lema ante el adulto mayor. Ellos y solo ellos han vivido ya una larga vida, y por lo tanto una serie de experiencias que les dan sabiduría, que el mundo tiene o debería aprovechar, principalmente los jóvenes que empiezan a vivir, en un mundo para ellos desconocido. Bendito el joven que como Manolín, el joven de nuestra historia que valoro la sabiduría de Santiago, que se apego a los consejos, que con alegría y humildad hizo el papel de nieto amoroso sirviéndolo y acompañándolo en el rincón de aquella cabaña, con razón el viejo decía con gran orgullo “si fueras mi hijo te llevaría, me arriesgaría”

La tercera edad debiera de tratarse con el mayor respeto y admiración, porque los ancianos tienen derechos, tienen valor con solo el hecho de ser personas y más aun por ser ancianos, pero así su dignidad radica principalmente en ser hijos de Dios. Como Manolin el pequeño joven de la historia que con gran orgullo argumento. Hay muchos buenos pescadores, y algunos buenísimos. Pero “como Tu ninguno”

El envejecer no es, ni debiera tratarse como una enfermedad, la ancianidad es una nueva etapa en la vida, es un nuevo periodo con sus retos y recompensas, con unas experiencias gratas y otras menos gratas. El anciano puede llegar a ser, a pesar de sus limitaciones, alguien activo y productivo. Esto es algo que lo hace sentirse contento, útil y aumentar su autoestima y así dedicar tiempo y empeño a alcanzar sus ambiciones, sueños ideales….porque ser partícipe y protagonista de la tercera edad no significa no tener sueños, ni metas al contrario esta es la cumbre de nuestras realizaciones y debiéramos cumplirlas si así lo deseamos y queremos. Como nuestro anciano protagonista, no se dio por vencido para alcanzar su sueño, aun con tempestades y sus limitaciones, navego y navego hasta obtener el pez más grande que jamás había atrapado en su trayectoria de pescador. Porque ser anciano no significa perdida de sueños o incapaz. Si no simplemente el “culmen, la sima de la prosperidad”.

El anciano necesita ser querido y querer, en muchos casos es abandonado en hogares o asilos de ancianos debido a que es considerado improductivo y una carga para su familia. Aun dentro del mismo hogar es olvidado, abandonado e ignorado a su suerte.

El anciano, no hay que olvidar que es sensible y lo es no solo porque siente o conoce, si no porque también las cosas le afectan, las vive…

El anciano dominado por los estados de ánimo, la depresión, el temor a la muerte, etc., se vuelve más solitario y menos sociable

Pero esta soledad es favorecida por el desinterés de los demás frente a sus esfuerzos de adaptación a esta nueva etapa de la vida. Es muy notorio ver al protagonista referirse muchas veces ese estado de vejes, cuantas veces no se comparo con el pez o mas de alguna vez exclamo “nadie debería quedarse solo en la vejez” pero es inevitable, o el dicho que exclamo al referirse a las madrugadas ya despierto: “la vejez es mi despertador”.

El anciano sufre de un inminente cambio físico y deterioro tanto mental como corporal, por lo que le van surgiendo ciertas necesidades, como el hecho de mejorar su audición, su vista, sus articulaciones, para poder moverse con facilidad.

Por este hecho muchas veces el anciano es incapaz de realizar un trabajo físico, fuerte y prolongado y es así como las demás personas le consideran inútil y lo rechazan

El deterioro es inminente porque el metabolismo es más lento y se duerme menos. La audición se pierde con frecuencia, en la edad avanzada, así como la pérdida de agudeza visual es decir el anciano necesita de mas iluminación para ver, disminuye la capacidad de amoldarse a los cambios de la luz y de la oscuridad.

Indiscutiblemente la vejez no es un impedimento ni una enfermedad que impida seguir adelante, media vez no se pierdan las facultades mentales. Por ello el anciano necesita sentirse parte de la sociedad, ser comprendido, amado tanto de familiares como de amigos. Las personas de la tercera edad deben de cuidar su salud, deben de respetar y hacer que respeten sus vidas. Ello implica el hecho de hacerse útil ante la sociedad así como el hecho de hacer valer sus derechos porque son parte de ella y por el solo hecho de ser seres humanos, hijos a imagen y semejanza de Dios. Ningún ser sobre la tierra puede desligarse de esta etapa de la vida. Hay que prepararse para esa edad que para cada cual puede ser linda o traumática, dependiendo del estado de aceptación que se tenga, del concepto o preparación que se haya tenido para ella. Y sobre todo ser siempre generosos, tolerantes, comprensivos y amorosos con nuestros ancianos ya desde el hogar o en cualquier lugar donde caminemos….

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