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Epicuro


Enviado por   •  1 de Octubre de 2012  •  Tesis  •  958 Palabras (4 Páginas)  •  456 Visitas

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Echando una ojeada sobre la Ética precristiana en la antigua Grecia, vemos que, no obstante la diversidad de ideas morales, los pensadores griegos estaban de acuerdo en un punto: veían la fuente de la moral humana en las inclinaciones naturales del hombre y en la razón. No se daban cuenta exacta de la verdadera naturaleza de estas inclinaciones, pero enseñaban que merced a su razón el hombre, al vivir en sociedad, desarrolla y fortalece las inclinaciones morales útiles para el mantenimiento de la vida social y no trataban de buscar un apoyo externo en las fuerzas sobrenaturales.

Tal fue la doctrina de Sócrates, de Aristóteles y en parte la de Platón y los primeros estoicos. Tan solo Platón introdujo en la moral un elemento semirreligioso. Pero por otro lado Epicuro, tal vez como contrapeso a la idea de Platón, proclamó un nuevo principio: la aspiración racional del hombre a la felicidad, al placer; en esta aspiración veía la fuente principal de la moral en el hombre pensante.

Al afirmar que, bien comprendida, la aspiración a la felicidad personal, a una vida íntegra, constituye la plenitud moral, Epicuro estaba en lo cierto: un hombre que ha comprendido que la sociabilidad, la justicia, la benevolencia para con sus semejantes conduce a cada uno y a toda la sociedad a la felicidad, no puede ser un hombre inmoral; en otras palabras, un hombre que ha reconocido la igualdad para todos e identifica sus goces con los de la comunidad, puede indudablemente encontrar en esta idea un apoyo para su moral. Pero al afirmar que la aspiración razonable a la felicidad conduce al hombre de por sí a tratar a los demás según los principios de la moral, Epicuro empequeñecía sin necesidad alguna las bases reales de la moral. Olvidaba que, a pesar de su egoísmo, tiene el hombre inclinaciones a la sociabilidad, posee un concepto de justicia, tiene una consciencia del ideal y de la belleza moral que en formas más o menos vagas se encuentra aún en los seres de más bajo nivel ético.

De este modo Epicuro disminuía la importancia de los instintos sociales del hombre. Por otro lado, no prestaba atención a la influencia del medio ni a la división en clases que es contraria a la moral, puesto que la estructura piramidal de la sociedad autoriza a unos lo que prohibe a otros.

En efecto, los discípulos de Epicuro, bastante numerosos en el imperio de Alejandro de Macedonia y más tarde en el Imperio romano, pudieron justificar su indiferencia ante los males sociales en la ausencia de un ideal ético basado en la igualdad y en la justicia (1).

Era inevitable que contra los males sociales de la época surgiera una protesta y ésta surgió abriéndose camino, como ya hemos visto, en las doctrinas de los estoicos y más tarde del Cristianismo.

Ya en el siglo V antes de nuestra era empezaron las guerras entre Grecia y Persia y estas luchas produjeron,

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