Fomento De Las Motivaciones De La Conducta Y Formación De La Autoconciencia Infantil En La Edad Preescolar

Mújina, Valeria (1990), “Fomento de las motivaciones de la conducta y formación de la autoconciencia infantil en la edad preescolar”, en Psicología de la edad preescolar. Un manual completo para comprender y enseñar al niño desde que nace hasta los siete años, Madrid, Visor (Aprendizaje, 1), pp. 147-153.

Fomento de las motivaciones de la conducta y formación de la autoconciencia infantil en la edad preescolar.

Las motivaciones de la conducta del niño cambian sustancialmente a lo largo de la edad preescolar.

• El preescolar más pequeño actúa. La mayoría de las veces impulsados por los sentimientos y deseos que experimentan en cada momento.

• El preescolar mayor es mucho más consiente, y expone en muchos casos perfectamente los motivos de su conducta.

Al mismo tiempo, algunas motivaciones son típicas de la edad preescolar en general e influyen de manera especial en el comportamiento del niño.

• En primer lugar son las relacionadas con el interés del niño por el mundo de los adultos: Este deseo sirve para lograr que el niño se comporte correctamente en una situación cotidiana o cuando se quiere acostumbrar al niño a ser independiente.

• Otro grupo importante que determina el comportamiento del niño son las lúdicas. Estas motivaciones dependen del juego, también se desarrolla el deseo de actuar como adulto. Más allá de los límites del juego estas motivaciones marcan la conducta del niño y dan un carácter especial a la infancia de preescolar. El niño es capaz de convertir cualquier cosa en juego.

• Una motivación de gran importancia en la conducta del preescolar es el mantenimiento de las relaciones positivas con los adultos y con otros niños. El niño necesita que el adulto lo trate bien. Uno de los principales motivos de su conducta es el deseo de recibir una caricia o un elogio del adulto. Por eso obliga al niño a acatar las reglas las reglas de comportamiento establecidas por el adulto. A medida que extiende sus contactos con los de su edad, al niño le importa cada vez más la opinión de sus compañeros. Sobre todo el niño procura ganarse las simpatías de aquellos niños que le agradan y que gozan de popularidad en el grupo.

• En la edad preescolar se desarrollan las motivaciones del amor propio y de la autoafirmación. Esto surge en el límite entre la infancia temprana y la edad preescolar, cuando el niño se ve como un ser aparte de los demás y toma al adulto como modelo y comportamiento. El deseo de autoafirmarse es un afán de ser protagonista principal en el juego. Es curioso: a los niños no les gusta interpretar el rol de los niños; les agrada mucho más interpretar a los mayores, que despiertan respeto y tienen autoridad.

Este deseo de autoafirmarse puede, en ciertas condiciones, ser origen de caprichos y de obstinación. Estos caprichos del preescolar recuerdan mucho al negativismo en la crisis de los tres años. Los caprichos se deben en ocasiones a una mala educación en ese período, que ha fijado las formas negativas de las relaciones mutuas. Poe otra parte la atención de < imponerse > al adulto. Generalmente, son caprichosos los niños débiles, carentes de iniciativa, que en sus relaciones con otros niños de su edad no ven más formas de autoafirmarse que ésta.

En la edad preescolar se forman nuevos tipos de motivación debidos a una mayor complejidad de las actividades del niño. Este es el carácter de las motivaciones cognitivas y competitivas.

El niño de tres a cuatro años no cesa de preguntar al adulto: qué es esto, cómo es, para qué, etc. Los niños no sólo preguntan; también buscan por sí mismos la respuesta a lo que desconocen. Con la mayor parte de sus preguntas el preescolar de edad menor y mediana pretende únicamente acaparar la atención del adulto. Por eso es frecuente que el niño corte la

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