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GARCILASO DE LA VEGA, FRAY LUIS DE LEÓN Y SAN JUAN DE LA CRUZ.


Enviado por   •  16 de Julio de 2013  •  Tesis  •  10.530 Palabras (43 Páginas)  •  489 Visitas

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TEMA VI: GARCILASO DE LA VEGA, FRAY LUIS DE LEÓN Y SAN JUAN DE LA CRUZ.

I. La poesía en el siglo XVI

Se ha presentado habitualmente la poesía de este siglo como un enfrentamiento entre los poetas tradicionales, que siguen fieles a los modelos poéticos de la literatura del cancionero, y los nuevos poetas italianizantes, que pretenden introducir la sensibilidad, temas y formas de la poesía renacentista que triunfa en Italia. Si bien es cierto que la oposición existió, también hubo convivencia dentro de los textos de un mismo autor, como sería el caso de Garcilaso de la Vega. Además, no puede desconocerse que esos dos polos poéticos parten de unas tradiciones previas comunes: la lírica del amor cortés y la lírica petrarquista.

La poesía que más escucha la población del siglo XVI continúa siendo la lírica tradicional y el romancero, que se sigue transmitiendo en forma oral, pero como vimos en el XV, también de forma escrita a través de unas compilaciones llamadas Cancioneros, donde convive la poesía popular como la culta.

Hasta mediados de siglo se produce la aclimatación de las nuevas formas y contenidos procedentes de Italia. Fecha clave será 1543, año en que se publican póstumamente las obras de Juan Boscán y Garcilaso de la Vega, los dos pioneros en la defensa de la poesía renacentista italianizante. La difusión de la poesía de estos dos autores fue decisiva para el triunfo de la nueva corriente. Esta introduce nuevos géneros, motivos, temas, versos y estrofas, además de una sensibilidad poética también diferente.

2.

La literatura clásica grecolatina será el vivero de donde tomen los poetas renacentistas géneros y temas. Así, una serie de tópicos clásicos reaparecerán con insistencia:

-Carpe diem: “goza del día de hoy”. Se trata de una llamada a aprovechar el momento, pues la vida es breve y la fortuna variable.

-Collige, virgo, rosas: “recoge, doncella, las rosas”. Es una exhortación a una joven ara que ame antes de que el tiempo marchite su belleza.

-Aurea mediocritas: “la feliz mediocridad”. Alabanza de la vida moderada, alejada de las grandes ambiciones y pasiones, que solo proporcionan preocupaciones e infelicidad.

-Beatus ille: “feliz aquél”. Añoranza de la vida apartada del fragor mundano, generalmente en contacto con la naturaleza, lugar apropiado para encontrar la paz y la armonía. A éste estaría muy próximo otro tópico renacentista conocido como “menosprecio de corte y alabanza de aldea”, en el que por iguales motivos se pondera la vida en el campo en detrimento de la ajetreada y conflictiva vida cortesana.

También de matiz clásica es la notable presencia de la mitología en toda la poesía.

El tema omnipresente de la poesía renacentista es el amor, pero éste es ahora concebido de modo diferente a como lo era en la literatura medieval. En la novela sentimental, en la poesía del cancionero o en “La Celestina”, el amor es esencialmente pasión concupiscible, un amor sensual regido por las pasiones y que tiene finalmente un carácter destructor. Ahora, en la literatura renacentista, el amor está influido por la filosofía neoplatónica.

3.

Casi desligado de los apetitos carnales, es ahora una virtud de entendimiento, que contribuye a hacer mejores a las personas. Mediante el amor, los seres humanos se elevan de lo material a lo inmaterial y, superando la sensualidad, la contemplación de la belleza femenina (de la naturaleza o de la música) les permite acceder al conocimiento de la Belleza Absoluta.

Sin embargo, como en la época anterior, el amor aparece también como fuente de frustración y dolor: al enamorado le resulta imposible alcanzar el amor y, por tanto, ese estado de perfección espiritual.

A lado de la poesía amorosa se va desarrollando también durante el siglo XVI una poesía de carácter moral, cuya importancia irá creciendo con el tiempo. Esta poesía sería la que desarrolla los tópicos antes mencionados del “beatus ille” o del “aurea mediocritas”, mientras que la lírica amorosa insistiría en los del “carpe diem” o el “collige, virgo, rosas”. Esta poesía moral se puede entender como una expresión de la insatisfacción con la nueva sociedad individualista y urbana y como consecuencia de la nueva moral de la Contrarreforma surgida del Concilio de Trento, que postula un código de conducta más rígido frente al puritanismo protestante.

Formalmente, la poesía renacentista es muy innovadora: nuevos versos, estrofas y géneros. El verso predilecto es el endecasílabo, con el que alterna el heptasílabo; en cuanto a los géneros, se recuperan muchos de la tradición grecolatina (églogas, odas, epístolas, elegías, sátiras…); las estrofas más frecuentes son el soneto, la canción, la lira, la silva, la octava real, los tercetos encadenados…

4.

La lírica amorosa se expresa en canciones, sonetos, madrigales, sextinas; la lírica de temática moral prefiere géneros como la epístola o la oda y estrofas como el terceto encadenado, la silva, la lira o el soneto.

Realmente, el soneto es la forma emblemática de la nueva poesía. Esta estrofa, surgida en el siglo XIII en Sicilia tuvo un gran desarrollo en la lírica italiana, desde Dante y Petrarca a los poetas renacentistas, y fue adaptada al castellano con éxito por Garcilaso y otros poetas. Durante los siglos XVI y XVII se escribieron y publicaron miles de sonetos (solo Lope de Vega escribiría casi mil seiscientos).

Muchos fueron los escritores que compusieron poesía en el siglo XVI. Además de los ya citados, Boscán y Garcilaso, debemos mencionar a Diego Hurtado de Mendoza, Hernando de Acuña o Gutierre de Cetina. Ya en la segunda mitad del siglo XVI, los poetas suelen agruparse en dos escuelas: la salmantina o castellana (Fray Luis de León, Francisco de Aldana, Francisco de la Torre…), y la escuela sevillana o andaluza (Fernando de Herrera, Barahona de Soto, etc.).

Un apartado especial merece Fernando de Herrera (1534-1597). Es quizá el puente que va desde la lírica más sencilla de Garcilaso a la mucho más compleja de Góngora. Escribió poesía épica de carácter patriótico, peor su poesía más notable es la de tema amoroso. Con él culmina la lírica de raíz petrarquista.

Finalmente, es llamativo el desarrollo en el siglo XVI de una peculiar literatura de carácter religioso, la llamada literatura mística. Los místicos aspiran a comunicarse directamente con Dios y expresan

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