Gestión de una institución educativa

GESTIÓN DE UNA INSTITUCIÓN EDUCATIVA

Para dar un panorama de esta temática es necesario primeramente aclarar el término de gestión educativa, la cual es un proceso orientado al fortalecimiento de los Proyectos Educativos de las Instituciones, que ayuda a mantener la autonomía institucional, en el marco de las políticas públicas, y que enriquece los procesos pedagógicos con el fin de responder a las necesidades educativas locales y regionales.

Dicha gestión debe presentar un perfil integral, coherente y unificado de decisiones en ella se deben definir los objetivos institucionales, las propuestas de acción y las prioridades en la administración de recursos así como acciones para extraer ventajas a futuro; se consideran tanto las oportunidades y amenazas del medio en el que está inserta, como los logros y problemas de la misma organización, comprometer a todos los actores institucionales tanto el director como los docentes y definir el tipo de servicio educativo que se ofrece.

La naturaleza y características de las escuelas, la complejidad de su tarea educativa y los múltiples requerimientos a los que deben responder, son algunas razones que hacen que éstas, como cualquier otra organización formal, tiendan a dividir racionalmente el trabajo de quienes laboran en ellas.

La división del trabajo y la especificación de las tareas son dos características de las organizaciones formales que no equivalen necesariamente a rigidez en la estructura organizativa.

La gestión educativa, para la consecución de su objetivo requiere, la realización de los trámites correspondientes para el logro de lo que se desea; su característica principal es tener una búsqueda innovadora ya que las condiciones para llevarla a cabo no se repiten.

Esa gestión requiere ser llevaba a cabo tomando en cuenta la calidad, esa calidad incluye las propuestas de mejora que se hagan en las instituciones y tomando en cuenta el servicio que ofrece el plantel a la comunidad.

Esa gestión se puede llevar a cabo a través de proyectos y programas que incluyen:

Diagnóstico: Para saber con precisión el estado en que se encuentra una situación determinada para y saber qué es lo se quiere mejorar o cambiar.

Objetivos: Determinar lo que se quiere y para qué se quiere.

Metas: Determinar cuánto y en cuánto tiempo se va a realizar.

Estrategias y acciones: Cómo se va a hacer.

Recursos: Considerar con qué se va a hacer lo que se desea, y determinar recursos humanos, materiales y financieros.

Evaluación: Valorar si desde un punto de vista cualitativo y cuantitativo se obtuvieron los resultados esperados y que fueron explicitados en las metas.

Actitudes: Es determinante la actitud del directivo al asumir la gestión, ya que de la manera en que la enfoque, dependerá en gran en medida, para obtener resultados positivos o negativos.

Resulta interesante rescatar la idea de Sylvia Schmelkes (1996), que dice “Entendemos que la gestión requiere un responsable; que para que la gestión sea adecuada, dicho responsable debe tener liderazgo, y que dicho liderazgo debe vincularse con el quehacer central de la escuela, que es formar a los alumnos; la calidad de la educación básica consta de al menos cuatro componentes: el de relevancia, el de eficacia, el de equidad y el de eficiencia”. Esto quiere decir que para que exista una buena gestión debe existir un buen liderazgo dirigido por un buen líder que en este caso es el director de la institución para que poniendo un buen ejemplo con los docentes y demás actores involucrados puedan lograr exitosamente el propósito y objetivos planteados en el plan de gestión.

Tengamos en cuenta que la educación en México es considerada un factor importante para el desarrollo social, cultural, económico y productivo, y como uno de los factores más relevantes en el desarrollo personal de los individuos; ha dado la pauta de crecimiento con equidad y por consecuencia un mayor bienestar para las sociedad, impactando en su desarrollo económico, político, cultural, social, etcétera con las nuevas reformas sobre todo en educación básica que para algunos esos cambios han venido afectando su intervención docente por no aceptar el cambio y pretender quedarse con lo rutinario, para no modificar su actuar y continuar con la “comodidad” de hacer lo de siempre; y para los que se encuentran en el caso contrario, ven a estas reformas como nuevas oportunidades de

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