LA HUERTA COMO UN ESPACIO PARTÍCIPE EN EL CORREDOR BIOLÓGICO DE LA CIUDAD DE BOGOTÁ

LA HUERTA COMO UN ESPACIO PARTÍCIPE EN EL CORREDOR BIOLÓGICO DE LA CIUDAD DE BOGOTÁ

Maria Paula Henao Rodríguez

Universidad Nacional de Colombia

2013

Los corredores biológicos son espacios geográficos delimitados que proporcionan conectividad entre paisajes, ecosistemas y hábitat naturales o modificados, y aseguran el mantenimiento de la diversidad biológica y los procesos ecológicos y evolutivos (CCAD, 2002). Este tipo de identidades florísticas están integrados por zonas de núcleo, siendo algunos de ellos parques nacionales naturales y/o zonas de reserva de la biosfera; por otro lado, se constituye principalmente por la matriz (aquella estructura geográfica que establece la conexión entre diferentes ecosistemas). Esta matriz corresponde a los diferentes tipos de tenencia de la tierra, que por su diversidad y conservación mantienen en cierto equilibrio la composición, estructura y función de los ecosistemas; que para el caso específico de Bogotá corresponden a las zonas de núcleo el Parque Nacional Natural Chingaza y el PNN Sumapaz, y para la matriz las zonas de reserva como La laguna de Guatavita, los Cerros Orientales, el Parque Natural Chicaque, entre otros. Teniendo en cuenta que la ciudad de Bogotá, es la zona crítica de ruptura o desintegración entre estos ambientes.

Si bien, al identificar que existe una anatomía básica que conforma a los corredores biológicos, se puede observar que la actividad humana ha generado espacios negativos en el movimiento biológico, tanto la migración de flora y fauna por procesos naturales o debido a cambios climáticos, se han visto afectados y por ende, el flujo genético entre diversos organismos ha disminuido. Ha sido la continuidad de la estructura de los ecosistemas lo que ha permitido el desplazamiento de las especies, comportamiento que ha fortalecido los procesos evolutivos en las poblaciones y comunidades que habitan los diferentes ecosistemas. Por tal razón, al ser conscientes de la problemática generada, se deben establecer espacios, proyectos y procesos de reforestación gradual y/o de gran impacto que mitiguen esta desconexión biológica. En las zonas urbanas es donde con mayor razón se deben empezar a realizar actividades de este tipo, ya que éstas son una de las principales causas de fragmentación ecosistémica.

Ahora bien, la ciudad de Bogotá según el censo realizado por el DANE en el año 2005 posee aproximadamente 6`776.009 habitantes, con una densidad de 200 habitantes por hectárea; cuenta con trece humedales que forman parte del más importante centro de reproducción de aves al norte de los Andes: la Sabana de Bogotá, los cuales son: La Conejera, Juan Amarillo o Tibabuyes, Torca, Guaymaral, Jaboque, Techo, El Burro, La Vaca, Córdoba, Santa María del Lago, La Tibanica, Capellanía y El Meandro del Say.

Estos humedales son el principal agente biológico que participa como corredor dentro de la ciudad. Sin embargo, muchos de estos humedales se encuentran en estados bastante degradados y contaminados que no favorecen a la fauna y flora correspondientes al ecosistema de sabana. También existen parques distritales que por poseer una vegetación arbórea también entran a ser parte del corredor biológico de Bogotá, al igual y que el Jardín Botánico José Celestino Mutis. Es importante tener en cuenta que estos humedales, parques y demás, se ubican principalmente al occidente de la ciudad, dejando una franja urbana densa y con poca vegetación entre los cerros orientales y las zonas rurales de las afueras de Bogotá (que también hacen parte del corredor y son zonas de dispersión biológica).

A pesar de que existan estos espacios, aún se deben generar otros (teniendo presente

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