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LA PARTICIPACIÓN DEL PACIENTE EN EL ACTO MÉDICO


Enviado por   •  17 de Octubre de 2013  •  793 Palabras (4 Páginas)  •  291 Visitas

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La participación, entendida como un concepto que contiene varios elementos como la intervención libre y autónoma en un determinado proceso y la toma de decisiones por medio de un pensamiento crítico; se puede aplicar evidentemente al ámbito del quehacer médico, pues el paciente acude a una consulta debido a una serie de necesidades que él mismo presenta y que requieren solución; una solución eficaz, apropiada y acorde con sus particularidades, que confía puede hallar en el profesional de la salud.

Al recibir un paciente en la consulta, es imprescindible tener en cuenta las características singulares de cada paciente, su situación emocional, social, familiar, económica y laboral, pues estas peculiaridades hacen de cada paciente un caso especial que requiere de un análisis e intervención determinada, por lo tanto no se deben seguir esquemas rígidos que no contemplen los detalles distintivos de cada paciente.

Estas particularidades se traducen en determinantes de la salud o enfermedad en cada individuo, y son características de la vida cotidiana de cada paciente, de su entorno, de su realidad. Esta realidad es conocida desde la propia experiencia del paciente, él sabe conoce muy bien cuáles son sus necesidades, sabe cuáles son los problemas más apremiantes que debe afrontar cada día, sabe cuáles son los factores que disminuyen su calidad de vida. Como bien dijo la dra. Lila P. Dupuy, Médica de Familia (parafraseando): “uno puede llevar 15 años ejerciendo la medicina, pero un paciente lleva 40 años viviendo su vida” ¡claro que él conoce su realidad mejor que el médico! Por lo tanto se hace ineludiblemente necesaria la participación activa del paciente con la guía del profesional médico a la hora de elaborar un diagnóstico y de prescribir un tratamiento.

De esta manera, no podemos ser extremistas y tomar una actitud autoritaria imponiendo al paciente una serie de tratamientos sin incluirlo para nada en el proceso, pues si una persona no sabe el propósito, el contenido o las consecuencias de determinado procedimiento, difícilmente cumplirá a cabalidad con este; o si se determina un manejo de la enfermedad sin tomar en cuenta las particularidades del paciente se podría generar un efecto contraproducente que conllevará a una falta de adherencia o incluso al abandono del proceso, repercutiendo negativamente en la salud del individuo y en la percepción del médico y de la práctica médica en general.

Por otro lado, no resulta ser correcto dejar toda la responsabilidad de la toma de decisiones sobre los hombros del paciente, pues es por un motivo que este acude en busca de ayuda al consultorio médico, y es el profesional el que cuenta con los conocimientos y habilidades para colaborar con la resolución del problema que presenta el paciente. Así, es importante no dejarse llevar por los conceptos que tienen las personas sobre su enfermedad y sobre cómo debería ser su manejo, ni tampoco ignorar estos comportamientos como forma de eludir el conflicto; más bien, se debe explicar con argumentos claros y entendibles la condición del paciente para que este cuente con las herramientas para participar conscientemente de la toma de decisiones sobre su proceso de curación de las enfermedad y restablecimiento de su salud; además de que podrían “convertirse en impulsores de la participación activa de otros pacientes” , para contribuir así con la mejoría de las condiciones de salud a un nivel más amplio.

Al proporcionarle al paciente los conocimientos necesarios sobre su enfermedad, este adquiere la “capacidad de analizar situaciones con criterio y competencia, expresar y sustentar debidamente sus puntos de vista y negociarlos con habilidad” . Esta negociación hace parte importante del proceso de participación, pues permite tomar en cuenta la posición tanto del médico como la del paciente; además, al promover el pensamiento crítico, el análisis y la toma de decisiones, se podrán contribuir a la resolución de conflictos de la vida del paciente en varios ámbitos de su vida.

De igual manera, es importante lograr que el paciente intervenga en la concertación de un proceso a seguir, para plantearse metas específicas y proponer medios para alcanzarlas, estableciendo maneras de realizar un seguimiento y vigilancia de su realización.

Como médicos en formación debemos desde ya asumir en nuestra práctica médica el hecho de que es sumamente importante contar con la participación del paciente en todo su proceso de salud-enfermedad, y así, contribuir con nuestros conocimientos ensamblándolos con los saberes del paciente, su autonomía y libertad para lograr el mayor beneficio posible para este.

1 Saturno, P. J. (2009). Estrategias para la participación del paciente en la mejora continua de la seguridad clínica . UD Medicina Preventiva y Salud Pública, Universidad de Murcia, Murcia, España.

2 Roux, G. I. (2013). Relato sobre las discusiones 'habidas en las reuniones del comite intersectorial de un SILOS que decidió elaborar participativamente el plan local de desarrollo de la salud'

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