LA PERCEPCIÓN DE MÍ MISMO EN LA INFANCIA, ADOLESCENCIA Y HOY

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A lo largo de nuestras vidas, estamos en contacto con distintas situaciones que nos generan conocimiento, el cuál según el autor (Díaz, 2002) lo apropiamos y aplicamos a la vida general. Por ejemplo cuando era pequeña obtuve conocimientos a través de la escuela y mi familia porque me ayudo a adaptarme al mundo que apenas comenzaba para mí.

En otras palabras, el conocimiento es la actividad de apropiarnos de la forma del objeto conocido, poseer sus cualidades y/o rasgos esenciales. (Díaz, 2002)

Cuando era niña, mis primeros conocimientos fueron cosas como aprender a decir mamá, papá, a distinguir los olores, caminar, probé diferente tipos de comida que los analizaría y sabría cuáles me gustarían y cuáles no; en otras palabras, se llevaba a cabo un proceso cognitivo, ya que entraron factores como lo es la dimensión sensible y la intelectual, que juntas me ayudaron a analizar el objeto y el sujeto, este último a través de mis sentidos, memoria, etc., que posteriormente me ayudarían a distinguir lo que me gusta y el objetivo a ver el objeto como tal de las cosas. (Díaz, 2002).

La percepción por otro lado es muy subjetiva ya que nosotros nos hacemos una idea de algo, debido a que ésta se formó a partir de traducir lo que otras personas nos habían dicho, o ver como los otros han actuado (Madera, 2017), sin embargo es muy fácil tener un error de percepción, ya que no está sustentado en nada más que con nuestras ideas en torno a algo. Por ejemplo, cuando quería aprender a andar en bicicleta formé mi percepción de eso ya que veía como muchos otros niños se caían, por lo que desde estaba empezando a formar un juicio, o cuando escuché a los demás decir que es muy difícil y que podría, ahí también estaba emitiendo otro pensamiento en torno a eso, y no fue hasta que decidí intentarlo que me di cuenta lo sencillo que era hacerlo.

Algo común que nos suele pasar en la vida, es olvidar las situaciones que son desfavorables o recuerdos no gratos, por lo que nuestra memoria las “borra” y nosotros no nos acordamos de ello, sin embargo a este hecho se le puede llamar un error mental, el cual está sujeto a verdades a medias, ilusiones que nosotros creamos para defendernos de esos malos ratos, por ejemplo, hace tiempo me chocaron en la carretera y se dieron a la fuga, cuando me pongo a pensar en ese hecho la verdad es que recuerdo “por partes” o a medias, sin embargo a veces cuando lo platico se me vienen recuerdos aunque no sé si son reales o son mero producto de mi imaginación para poder sobrellevar ese hecho tan inesperado.

Según el texto “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro” de Edgar Morín, existe la racionalidad y la racionalización, esta última es más cerrada, es decir, mis conocimientos son “más cerrados” y no dejo que las personas emitan algún comentario al respecto y me conformo con los saberes que tengo y no indago más. Por el contrario, en el otro término es más abierto a escuchar críticas y se autocritica para poder ser mejor, sin embargo, es importante cuestionarse ¿cuál es mejor?, ¿cuál será el conocimiento verdadero?

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