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La Enseñanza Y El Aprendizaje ¿Son Hermanos De Sangre?


Enviado por   •  10 de Diciembre de 2013  •  1.216 Palabras (5 Páginas)  •  599 Visitas

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Ministerio de Educación Provincia del Chubut - Dirección General de Educación Superior

Instituto Superior de Formación Docente N° 813 – Sede Lago Puelo –

Profesorado de Educación Secundaria en Geografía.

Espacio Curricular: Taller de lectura y escritura académica.

Docente: Gonzalo Vera.

Año 2013.

La enseñanza y el aprendizaje

¿Son hermanos de sangre?

Alumna: Susana Ibars

“No hay que empezar siempre

por la noción primera

de las cosas que se estudian,

sino por aquello

que puede facilitar el aprendizaje.”

Aristóteles

(384 AC-322 AC)

Enseñanza: “un intento de alguien de transmitir cierto conocimiento a otro”

En este intento de enseñar, se “DA”, la posibilidad, al otro, de recibir (aprender) ese contenido, como una forma de llegar a un lugar de conocimiento más fácilmente.

Este traslado de Dar o repartir implica algunas cuestiones importantes que suelen omitirse:

• No se puede conocer de antemano el resultado de este intento de enseñar.

• No todo lo que se enseña se aprende, no todo lo que se da es recibido.

• Lo que se enseña va mas allá de la intención individual, cada sociedad selecciona y reparte, según el momento histórico cada contenido particular.

• La enseñanza como reparto no parece estar ligada ni al bien ni al mal, es solo enseñanza.

El reparto exige “mostrar”, para que sea visto y apreciado eso que se desea enseñar. Como una señalización, para transitar mejor el camino.

La enseñanza, es por definición un acto intencional. Pero sucede que este “mostrar” suele traer consigo enseñanzas involuntarias, se enseña sin intencionalidad, se enseña sin querer.

“Hay que enseñar por que las nuevas generaciones llegan al mundo sin señas, sin signos, desprovistos, sin medios de orientación, sin guías para obrar en lo sucesivo y débiles en términos instintivos.”

El cachorro humano llega a este mundo con una carencia de signos, a diferencia de los animales que poseen naturalmente al nacer un instinto que los hace repetir un determinado comportamiento.

Se puede hallar en esta falta una posibilidad, así lo plantea Julio Moreno, lo llama “defecto de su animalidad” , “el hombre es un animal fallado; y esa falla lo empuja a la cultura, es decir a la selección, registro y transmisión de los bienes circundantes. Esto plantea un problema complejo. La carencia o la falta de ser en el inicio es lo que da fuerza al deseo de enseñar.”

Para orientar al niño se necesita de un estimulo, el que debe estar provisto por un otro; ya que naturalmente el niño no tendera a la cultura, no posee los medios ni la predisposición natural hacia ella. Los adultos le deberán enseñar el mundo (estimulo) y así podrá despertar una potencialidad y una enseñanza.

Entre el estimulo y la enseñanza hay un abismo y entre la enseñanza y el aprendizaje

Llamamos enseñar al reparto sistemático de planes de conducta , que permiten que las crías humanas se orienten en la vida. Este reparto fracasa, ya que existe entre una cría y otra “lo no calculable”. El acto de enseñar siempre es gobernado por el otro y “lo no calculable” hace que el enseñar no siempre conduzca a un aprendizaje.

Philippe Meirieu afirma lo siguiente: la enseñanza es obligatoria y el aprendizaje es una decisión. Pero el mundo no es sin signos por ende deben enseñarse, es cuestión de cada uno lo que hace con ellos.

Como los que vienen al mundo nacen sin estos signos, hay que repartirlos.

• Llamamos enseñar al reparto de signos entre las nuevas generaciones.

• Hay que enseñar por que las nuevas generaciones vienen sin signos.

• Les enseñamos para que puedan orientarse en la vida.

• Se enseña, exponiendo, ofertando, enseñando.

• Hay que enseñar todos los signos disponibles sin restricciones para facilitar

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