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La Horacion Por La Paja


Enviado por   •  9 de Junio de 2013  •  340 Palabras (2 Páginas)  •  265 Visitas

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Señor, yo sé que al hombre

para estar contigo

le bastan pocas cosas;

un pedazo de suelo,

una estrella

y, en medio,

Señor, en medio... nada.

No he llegado a saber si el hombre se pregunta,

cuando llega el silencio,

por qué vienes, Señor, hasta nosotros cada año.

Por qué no te bastó buscar al hombre una vez sólo.

Por qué te olvidas del tiempo y del espacio y eres siempre.

un Jesús nuevo y esperado.

Yo quisiera entenderlo siendo paja,

porque milagro y Dios siempre han andado

entre lo elemental y lo sencillo.

Tú creaste el Amor

y este amor tuyo

te hace tomar su carne cada día,

cuando llegas envuelto en pan y vino

en esa perpetua Navidad que es luz de día nuevo,

en cada Eucaristía.

Es difícil ser paja.

Cuesta dejar el lastre de las cosas,

volver al día séptimo y encontrar el descanso.

Hoy el hombre se ha circunstanciado

mutilando su esencia

Era señor y se ha vendido esclavo.

25Sólo el dolor redime al hombre de las cosas

y le llama de nuevo,

para buscar la recta,

para encontrar el pedazo de suelo y unirlo con la estrella.

Haz que el hombre, Señor, te encuentre entre tu paja,

desnudo, un año más.

Yo siento que has venido

porque me ahogan las paredes de mi casa,

y los regalos fáciles y el adorno brillante,

y ese bullir inútil de navidad forzada,

querida por los hombres como fiesta,

que no es Epifanía ni Misterio...

Haz que vuelvan las cosas a su exacto sentido.

Haz que vuelva la paja.

Y el pastor,

y la ofrenda sencilla del panal con la miel. Y la hogaza.

Haz que el hombre se encuentre con Dios-Hombre

para que crezca su propia navidad,

para que Él nazca...

Sin espacio ni tiempo.

Quita al hombre, Señor, su circunstancia.

Devuélvele su esencia, que apunta a las estrellas

y limpia su mirada.

Sálvalo de la asfixia de las cosas

que tapan al hermano, al que sufre,

y haz que el hombre vea al hombre,

que su mano se prolongue

en otras manos,

que esté su corazón vacío porque haya dado

y ya no tenga nada.

26Perdóname, Señor, porque este año

–cerca tu Navidad–

se me ha roto la voz.

Pero te canto. Porque viniste y, contigo,

va la esperanza y la alegría y el gozo sin medida.

Y porque al nacer Tú, tu llanto ha fecundado

Para siempre la lagrima

...

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