La Independencia De Puerto Rico

La independencia de Puerto Rico

En pleno siglo 21 nuestro país vive la incertidumbre de no definirse. Todavía no sabemos ni nosotros mismos identificar que somos. Es que de la misma forma que somos multiculturales, también lo somos en pensar. No nos ponemos de acuerdo en que queremos, estadidad, independencia, colonia o nuestro estado actual; estado libre asociado. Y es que a la hora de decidir, afloran los miedos, las incertidumbres pero sobre todo la ignorancia. Porque el puertorriqueño es malo para informarse pero experto para opinar dejándose llevar por lo que dicen los demás y no utilizar su criterio propio.

De lo que si estamos seguros es que con mucho o poco, cada quien defiende su ideal ya sea informado o desinformado. A la vez también tienen su punto a favor o en contra. Y es que cada estado tiene sus pros y sus contras, y eso es lo que el puertorriqueño no evalúa. Puede más el fanatismo que la conciencia. La mayoría tiene sus posturas porque así los criaron y es ahí donde dejan ver su ignorancia a su mayor potencia. Ahí es donde evidencia su falta de conocimiento. La juventud de hoy día nacen y viven gritando independencia para Puerto Rico y no es para menos, ¿quien no quisiera su país libre? Que pueda tomar sus propias decisiones políticas, económicas y constitucionales por si solos. Pero la dura realidad va mas allá de lo que nuestros corazones desean. Porque esos mismos jóvenes que gritan independencia, son los mismos incapaces de echar hacia adelante su país. Un país no se hace gritando independencia, no se hace marchando y no se hace con el pensamiento. Un país se trabaja y un país independiente hay que desarrollarlo, hay que trabajarlo. Y es precisamente eso a lo que no están dispuestos a hacer. El país se hace de agricultura, de fabricas, de ganadería, trabajos honrados pero que muy pocos quieren por no decir nadie llevar a cabo. Entonces la pregunta es ¿como podemos ser independientes si nosotros mismos como pueblo no somos capaces de afrontar nuestra realidad? Tenemos en nuestra narices el luchar por nuestra patria, pero es mas fácil el mantengo o trabajar ocho horas en una oficina con aire acondicionado que echar hacia adelante a nuestro país. Nos atamos nosotros mismos, no somos capaces de sacar coraje y valor para salir hacia adelante. Y es que nos detenemos a mirar como si fuera tarea de cualquier otro menos de nosotros el tomar las riendas de nuestra isla. Pero entonces cuando alguien viene a tomar decisiones, gritamos y nos quejamos. Criticamos a los que quieren tomar iniciativa. Lo más probable critican por que ven que tienen los pantalones que a ellos les faltan.

Es una lastima que nuestra isla pase por esta incertidumbre. Que vivamos bajo sombras. Pero lo más tormentoso es escuchar como se quejan sin aportar nada. Porque queremos libertad pero permitimos que nos pisoteen y nos humillen. Si señores, hay

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