La Vida

El cuerpo humano es una máquina maravillosa, moldeada para ser ágil y fuerte. En muchas circunstancias pensamos que es débil puesto que sólo usamos un tercio de lo que éste puede dar. Y es seguro sorprendernos, cuando la situación lo merite, a sacar a flote el uso total que nos puede brindar. Casi siempre en situaciones de riesgos.

Citando el ejemplo de correr para escapar del peligro, se sitúa sobre los riñones una glándula que segrega Adrenalina, la cual es enviada a la sangre y ésta hace que la frecuencia cardíaca aumente. Posteriormente llega a los músculos donde se encuentra reservas de energía instantánea .A su vez la adrenalina le envía una señal al hígado para que segregue glucosa, energía en azúcar almacenada por el cuerpo, y luego al cerebro para detectar el peligro. Todo esto, en un lapso de tiempo casi incontable.

Por otro lado la flexibilidad del cuerpo es tan inigualable que explica la manera en que los deportistas de Parkour la pone a prueba con sus saltos - que ejercen una fuerza diez veces más que nuestro peso corporal- y destrezas en el aire. ¿Pero cómo se es capaz de soportar esto? Al caer los músculos de las piernas absorben la energía como bandas elásticas de la manera en que no colapsemos, la clave a la resistencia del impacto es el resultado de una ingeniería humana que ni la tecnología moderna puede igualar. Nuestras rodillas, los huesos de las rodillas están conectadas por bandas de tejido fibroso que se entrecruzan. Cuando la articulación se flexiona, se estiran. Pero los ligamentos son el doble de fuertes que una cuerda de nailon combinada con una fuerza de resistencia cerca de una tonelada. En el centro de articulación, entre los dos huesos hay un material

el cuerpo humano

extraordinario, el cartílago. Con unos pocos milímetros de espesor absorbe el impacto. Un tejido de fibras de cartílago está compuesto por colágeno y un 80% de agua, ante el impacto funciona como un amortiguador. El cartílago de la rodilla es tan fuerte que puede soportar siete toneladas antes de ceder, además sobre la superficie de contacto que hay entre los huesos, las fibras de colágeno se constituya de manera única y hace que casi no exista fricción. Los huesos se desplazan los unos sobre otros como rodillos aceitados

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