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La pedagogía de la autonomía.


Enviado por   •  8 de Noviembre de 2015  •  Resúmenes  •  2.038 Palabras (9 Páginas)  •  462 Visitas

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PAULO FREIRE – PEDAGOGÍA DE LA AUTONOMÍA

CAPÍTULO 1

  • No hay docencia sin discencia: Enseñar no es transferir conocimiento sino crear las posibilidades de su construcción. El docente debe formarse de manera permanente. Se comienza por aceptar que el formador es el sujeto de relación con el cual me considero objeto, que él es el sujeto que me transforma y yo el objeto transformado por él. Es decir, quien enseña aprende al enseñar y quien aprende enseña al aprender. Enseñar no existe sin aprender y viceversa.
  • Curiosidad epistemológica:  Cuanto más críticamente se ejerza la capacidad de aprender tanto más se construye y desarrolla la curiosidad epistemológica. Es necesario que el educando mantenga vivo el gusto por la rebeldía, agudizando la curiosidad y estimulando su capacidad de arriesgarse.
  • Enseñar exige rigor metódico: El educador democrático debe trabajar con los educandos el rigor metódico con el que se acercan a los objetos cognoscibles. La importancia del papel del educador no es sólo enseñar contenidos sino enseñar a pensar correctamente. La producción de conocimiento se da porque un nuevo conocimiento supera a otro que antes fue nuevo y “envejeció” y que se dispone a ser sobrepasado mañana por otro. Por este motivo, es tan importante conocer el conocimiento existente y saber que estamos abiertos y aptos para la producción de conocimientos aun no existentes.
  • Enseñar exige investigación: Mientras enseño continúo buscando e indagando. Enseño porque busco. Implica el compromiso de la educación con la conciencia crítica en el educando cuya “promoción” de la ingenuidad no se hace automáticamente. (comprometerse a formar pensamiento crítico)
  • Enseñar exige respeto a los saberes de los educandos: La escuela debe respetar no solo los saberes con los q llegan los educandos (en especial las clases populares) sino también discutir la razón de ser de esos saberes en relación a la enseñanza de contenidos (para qué?).
  • Enseñar exige crítica: En la diferencia y la distancia entre la ingenuidad y la crítica aparece la superación. La superación es posible en la medida que la curiosidad ingenua se hace crítica. No habría creatividad sin curiosidad crítica.
  • Enseñar exige ética  y estética: Estar fuera de la ética es una transgresión, la decencia y la belleza deben estar de acuerdo. Educar es FORMAR.
  • Enseñar exige la corporificación de las palabra con el ejemplo: Enseñar con el ejemplo porque pensar acertadamente es hacer acertadamente. El ejemplo refuerza el pensamiento.
  • Enseñar exige riesgo, asunción de lo nuevo y rechazo a la discriminación: Es necesario estar disponible al riesgo, la asunción de lo nuevo que no puede ser negado o recibido sólo porque es nuevo. LA tarea coherente del educador es desafiar al educando con quien se comunica y a quien se comunica, a producir su comprensión. Para esto, la capacidad de diálogo es esencial. El pensar acertadamente es dialógico.
  • Enseñar exige reflexión sobre la práctica:  La práctica docente critica encierra un dinamismo entre el hacer y el pensar sobre el hacer. Es un momento  fundamental en la formación permanente de profesores. El pensar acertadamente que supera al pensar ingenuo tiene que ser producido por el mismo aprendiz con el profesor. (Aprender a pensar) Si se reflexiona sobre la práctica, la curiosidad se hace crítica. Cuanto más me asumo como estoy siendo y percibo el por qué soy así, más capaz me vuelvo a cambiar (disponibilidad para el cambio). Momento emocional: reconoce un aspecto formador en la rabia justa que protesta contra injusticias, deslealtad, explotación y violencia.
  • Enseñar exige reconocimiento y asunción de la identidad cultural:Asumirse como ser social e histórico, como ser pensante, comunicante, transformador, creador, realizador de sueños, etc. La asunción de nosotros mismos no significa la exclusión de otros. Implica respeto por la identidad cultural, individualidades, clases de educandos. El docente NO es el dueño de la verdad. Lo que importa en la formación docente es la comprensión del valor de los sentimientos, emociones, deseo, inseguridad q debe ser superada, el miedo a ser educado, etc. Ninguna formación docente se puede ejercer dejando a un lado la crítica, el valor de las emociones, la sensibilidad, afectividad.


CAPITULO 2

  • Enseñar no es transferir conocimiento: El docente debe actuar como un sujeto abierto a indagaciones, curiosidad, preguntas e inhibiciones, un ser crítico, indagador e inquieto. Practicar el rigor metódico.
  • Enseñar exige conciencia del inacabamiento:El docente crítico es un aventurero responsable predispuesto al cambio y que acepta lo diferente. Se experimenta como un ser cultural, histórico, inacabado y consciente del inacabamiento.
  • Enseñar exige el reconocimiento de ser condicionado: El docente debe ser consiente que la construcción de  su presencia en el mundo no se consigue en el aislamiento. La presencia del docente no es la adaptación al mundo sino su inserción en el mismo. Es la posición de quien lucha para no ser solo un objeto sino también un sujeto de la historia. Al reconocerse como ser inconcluso, se inserta en un permanente proceso social de búsqueda. La conciencia del inacabamiento nos hace seres responsables y de ahí la esticidad de nuestra presencia en el mundo. La inconclusión determina la EDUCACIÓN como un proceso PERMANENTE, porque hay un movimiento permanente de búsqueda donde se incrementa la esperanza.
  • Enseñar exige respeto a la autonomía del educando: El respeto y la lucha por la autonomía y a la dignidad es un deber. De no cumplirlo, se transgreden los principios éticos de nuestra existencia. Cualquier discriminación es inmoral.
  • Enseñar exige buen juicio: Saber que debo respeto a la autonomía, dignidad e identidad del estudiante obliga a mi buen juicio a buscar la coherencia entre el saber y la práctica. El buen juicio me impide alejarme de la realidad social, cultural  y económica de los educandos.
  • Enseñar exige humildad, tolerancia y lucha en defensa de los derechos de los educadores: El profesor tiene el deber de dar sus clases y el derecho de hacerlo en condiciones higiénicas, espaciales y estéticas. La falta de respeto de este espacio es una ofensa a la comunidad educativa y la práctica pedagógica.
  • Enseñar existe aprehensión de la realidad: Aprender para transformar la realidad, intervenir en ella y crearla. Por este motivo, la práctica educativa nunca puede ser neutral.
  • Enseñar exige alegría y esperanza: porque la realidad no está determinada no “es así”, puede ser de otra manera. El mañana es un DESAFÍO: promover el derecho de “ser más”
  • Enseñar exige la convicción de que el cambio es posible: promover la rebeldía ante las injusticias, entender que cambiar es difícil pero es posible, desafiar a los grupos populares a que perciban críticamente la violencia y la injusticia.
  • Enseñar exige curiosidad: El buen clima pedagógico-democrático es aquel en el que el educando aprende a partir de su propia práctica. Su curiosidad y libertad deben estar sujeta a límites pero es ejercicio permanente. La curiosidad no tiene derecho a invadir la privacidad del otro. El docente debe entender que sin la curiosidad que mueve, inquieta e inserta en la búsqueda no se aprende ni se enseña. Para generar un equilibrio entre autoridad y libertad es imprescindible el RESPETO mutuo. Viendo críticamente mi libertad de alumno me preparo para asumir o rehacer la autoridad docente.


CAPITULO 3

  • Enseñar exige seguridad, competencia y generosidad: El profesor que no lleve en serio su formación, que no estudie, que no se esfuerce por estar a la altura de su tarea no tiene fuerza moral para llevar a cabo sus clases. La incompetencia profesional descalifica la autoridad del maestro. La generosidad se hace visible en el clima de respeto quenace de relaciones justas, serias y humildes en la q la autoridad docente y las libertades de los alumnos se asumen éticamente. La autoridad coherentemente democrática nunca minimiza la libertad, al contrario, apuesta a ella porque está convencida de que la verdadera disciplina está en el alboroto de los inquietos (la duda, la esperanza).  El educando que ejercita su libertad se volverá tanto más libre cuanto más éticamente vaya asumiendo la responsabilidad de sus acciones. Decidir es romper y correr riesgos. La autoridad coherentemente democrática jamás se omite. Lo esencial de las relaciones entre educador y educando es la reinvención del der humano en el aprendizaje de su autonomía. No se puede desligar la enseñanza de los contenidos de la formación ética de los alumnos.
  • Enseñar exige compromiso: Es decir, buscar la aproximación cada vez mayor entre lo que digo y lo que hago, entre parecer y ser. Prepararme al máximo para no mentir a los alumnos.  Formar vínculos solidarios para generar mayores posibilidades de aprendizaje democrático.
  • Enseñar exige comprender que la educación es una forma de intervención en el mundo: Implica tanto el esfuerzo de reproducción  de la ideología dominante como su desenmascaramiento. Ser profesor en favor de la decencia contra la falta de pudor, en favor de la libertad contra el autoritarismo, de la autoridad contra el libertinaje, de la democracia contra la dictadura. En favor de la lucha constante contra discriminación, dominación económica, contra el orden capitalista responsable de la miseria. Ser profesor EN FAVOR DE LA ESPERANZA que anima a pesar de todo, luchador pertinaz que se cansa pero no desiste. Tan importante es la enseñanza de los contenidos como mi testimonio ético a enseñarlos, la decencia, la humildad, la coherencia entre lo que digo y lo que hago.
  • Enseñar exige libertad y autoridad: Es decidiendo como se aprende a decidir, asumiendo las consecuencias de mis actos. La autonomía se construye a partir de varias decisiones tomadas. Una pedagogía de la autonomía tiene que estar centrada en experiencias estimuladoras para la decisión y la responsabilidad, en experiencias respetuosas de libertad.  LA posición es difícil y correcta es la del demócrata coherente con su sueño solidario e igualitario, para quien no existe autoridad sin libertad.
  • Enseñar exige una toma consciente de decisiones: La educación es política por eso no hay que perseguir la neutralidad sino el respeto. La tarea político-pedagógica del educador es enseñar que es posible cambiar.
  • Enseñar exige saber escuchar: solo quien escucha paciente y críticamente a otro habla con él. Nunca se debe es hablar impositivamente. Luchar en favor de la comprensión y la práctica de la evaluación como instrumento de apreciación de nuestro quehacer. Para saber escuchar hay que ser capaz de controlar la necesidad de decir nuestras palabras y saber que si tenemos algo para decir no somos los únicos. Hay que asumir el deber de motivar  y desafiar a quien escucha para responder al que habla. Silencioso no es igual a silenciado. Hago silencio para escuchar al otro pero no porque me callan. No hay entendimiento de la realidad sin la posibilidad de comunicación. Aceptar y respetar la diferencia es una virtud que sin la escucha no se puede dar. Si me siento superior al que es diferente, me niego a escucharlo y comprenderlo, Entonces, lo diferente no será el otro que merece respeto sino un esto o aquello maltratarle o despreciable. LA humildad y la dignidad nos exigen entender que nadie es superior, no hay sumisión ni arrogancia a quien me falte el respeto. } la dignidad de mi silencio y mi mirada es lo que transmite mi protesta posible. Saber escuchar no significa estar de acuerdo sino la manera correcta que tiene el educador de hablar CON el educando y no SOBRE él.
  • Enseñar exige reconocer que la educación es ideológica: Debemos estar disponible hacia la vida y sus contratiempos. Aprendo a ser yo mismo  en mi relación con mi contrario.
  • Enseñar exige disponibilidad para el diálogo: El sujeto que se abre al mundo y a los otros inaugura con su gesto la relación dialógica en que se confirma como inquietud y curiosidad. La ignorancia nos abre el camino para conocer. ME siento seguro porque no hay razón de avergonzarme por desconocer algo.
  • Educar exige querer bien a los educandos: La afectividad no me asusta. Hay que descartar la falsa separación entre seriedad docente y afectividad. Si me dispongo a querer bien me dispongo a la alegría de vivir. Cuanto más metódicamente riguroso me vuelvo en mi búsqueda y docencia, tanto más alegre ye esperanzado me siento. La alegría no llega solo en el hallazgo sino en el proceso de búsqueda. Si no puedo estimular los sueños imposibles, tampoco debo negar a quien sueña el derecho de soñar.

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