POLÍTICA PUBLICA

INTRODUCCIÓN

El curso de políticas públicas nos permitirá conocer cuáles son los elementos básicos que componen estas políticas, se analizarán y comprenderán cómo es su diseño, elaboración y desarrollo; destacando la importancia que tienen en la transformación de la sociedad.

El presente trabajo contiene los productos a entregar en la primera actividad del curso de políticas públicas, que corresponde a un ensayo de la lectura Nuevas instituciones de democracia participativa en América Latina: la voz y sus consecuencias, de los editores Maxwell A. Cameron, Eric Hershberg y Kenneth E. Sharpe; así como el mapa conceptual sobre las temáticas que se abordarán durante el curso de Políticas Públicas.

El ensayo presentado dará a conocer las tendencias democráticas que han surgido en los últimos años en América Latina y como poco a poco los gobiernos han ido implementando mecanismos de participación que vinculen a todos los miembros de la sociedad.

1. ENSAYO LECTURA: NUEVAS INSTITUCIONES DE DEMOCRACIA PARTICIPATIVA EN AMÉRICA LATINA: LA VOZ Y SUS CONSECUENCIAS

La democracia es la mejor forma de organización que existe para gobernar las sociedades, actualmente en algunos países de Latinoamérica se plantea como un sistema representativo y no directo de participación política, lo que ha provocado que sus ciudadanos exijan mayor intervención en los procesos de decisión, que impulse una democracia participativa en la que se integren los ciudadanos en la políticas de una nación. El presente ensayo tiene como objetivo dar mi punto de vista sobre la lectura Nuevas instituciones de democracia participativa en América Latina: la voz y sus consecuencias, de los editores Maxwell A. Cameron, Eric Hershberg y Kenneth E. Sharpe.

La democracia sirve para que la gente goce de sus libertades y derechos establecidos en la constitución, es la garantía de la autonomía personal, haces lo que aspiras, siempre y cuando no se salga de la legalidad; en otras palabras, la democracia participativa es la integración que tienen los ciudadanos en las políticas públicas de una nación, podemos concebir a una democracia participativa autentica cuando ha aprendido a manejar esos mecanismos de representación como un agente interactivo de participación ciudadana en el proceso de tomar decisiones. 

La democracia no es una concesión del estado a la sociedad, sino una creación social que asegure la autonomía de la participación. Por ello, la soberanía del pueblo y los derechos del hombre poseen un momento fundamental en la historia. Habermas afirma que “esta formación de la voluntad política, de carácter horizontal, orientada al entendimiento, es y fue un ejercicio de la autodeterminación ciudadana, y presupone una base social autónoma sin depender tanto de la administración pública ni del tráfico económico” (Habermas, J.1999:232).

En América Latina se vive un ambiente de inestabilidad democrático, existe un descontento de un sector de la población por el irrespeto de los derechos y libertades de los individuos, la desigualdad social, la corrupción en las instituciones del estado, el alto grado de impunidad y la exclusión de los sistemas políticos. Este descontento ha levantado voces ciudadanas para exigir a los gobernantes el cumplimiento de las labores para los que fueron elegidos. La expresión de la opinión pública adquiere carácter vinculante en las nuevas formas regladas por el estado y se expresa a través del derecho de manifestación, asociación, en los medios tradicionales y gracias a los nuevos medios de comunicación como el internet, aportan una transparencia creciente al sistema.

La necesidad de modernizar y democratizar la gestión pública se ha convertido en uno de los principales retos para la sociedad y el Estado. Las democracias latinoamericanas han desarrollado en los últimos años un gran interés en mejorar la participación ciudadana, lo que les ha llevado a mirar otras experiencias democráticas puestas en marcha en otros lugares, con el fin de extraer elementos que permitan superar los condicionantes de crisis que aparentemente se dan en los sistemas políticos representativos contemporáneos.

Los gobiernos latinoamericanos son conocedores de las deficiencias en la democracia representativa y conocen sus limitados medios para cumplir con los objetivos propuestos, han intentado crear medios más eficaces de participación que brinden mayor igualdad; propiciando el desarrollo de mecanismos que brindan mayor participación ciudadana, transparencia en las actuaciones así como rendición de cuentas, creando espacios de contacto entre gobierno y sociedad civil conocidos como Consejos de desarrollo municipal; en países como Brasil, México, Nicaragua y Venezuela estos espacios han ido en aumento en los últimos años. Para que se cumpla con el desarrollo de estos mecanismos es fundamental el fomento de una cultura política activa que asegure la participación de todos los sectores de la población incluyendo a los sectores más desfavorecidos.

Esta forma de participación implica un proceso de resocialización de la política y de configuración de un espacio público deliberativo que abre oportunidades de ejercicio de nuevas formas de gestión, de mejoramiento de las capacidades propositivas de la sociedad local y, sobre todo, de ciudadanización de las demandas y propuestas, incluso parece cada vez más elocuente que, pese a las dificultades y amenazas, la participación es un factor de construcción de una administración pública democrática y eficiente (Martínez, 2001).

Felipe Hevia (2006) en su análisis sobre la participación en las constituciones de América Latina, demuestra cómo fue el aprendizaje normativo que se produjo en la región a partir del período de las transiciones a la democracia, desde 1988 casi todos los países de Sudamérica elaboraron nuevas constituciones, en las cuales incorporaron el principio de participación ciudadana, sin embargo, presentan un distanciamiento entre el contenido constitucional y su aplicación.

Lo que escapa a los análisis y a las mediciones tradicionales está relacionado, en particular, con las formas de participación que van más allá de las elecciones y los partidos políticos, así como con los espacios de deliberación situados por fuera de los órganos legislativos. Sin embargo, durante los últimos años, cada vez son más los especialistas que reconocen que los diseños participativos y los foros deliberativos

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