PRODUCTO 8 Reflexión Grupal Sobre Experiencias De Trabajo En Donde Se Atiende O No La Diversidad

CURSO BASICO DE FORMACION CONTINUA

PARA MAESTROS EN SERVICIO

PLANEACION DIDACTICA

PARA EL DESARROLLO DE COMPETENCIAS

PRODUCTO 8 Reflexión grupal sobre experiencias de trabajo en donde se atiende o no la diversidad

Considero que el trabajo con la diversidad es aún un reto. Tanto dentro del aula como fuera de ella, nos enfrentamos en muchas ocasiones con situaciones que de manera natural tratamos sin considerar el respeto a las características diversas de los alumnos. Los niños que pertenecen a otra religión por ejemplo: los testigos de Jehová, a algunos maestros les parece irrespetuoso que no saluden a la bandera, ni canten el himno nacional, he podido escuchar a maestros que francamente se molestan por ello, sin tomar en cuenta que pueden ser más correctos y bien portados durante el acto que los niños de otras religiones. Es importante considerar y apreciar la firme convicción que tienen la mayoría de estos niños y la congruencia con la que se comportan, Podemos los adultos llegar a ser mucho más inconsistente que estos pequeños mostrando una total disociación de los que decimos con lo que hacemos. Este sin embargo no es el punto.

El punto es, que siendo la educación laica en teoría, tenemos prácticas de raíz religiosa que se realizan en el contexto escolar como muestra cultural de nuestro país, es el caso de el altar de día de muertos, o la pastorela en navidad; es cierto que son éstas algunas de las costumbres que nos dan identidad y que en el caso de los altares de día de muertos representan rasgos fundamentales de nuestros orígenes prehispánicos, y nuestros alumnos deben tener una referencia que les recuerde sus orígenes. Sin embargo nuestra población de alumnos está formada de muchas creencias religiosas y si realizamos actividades con orientación católica, tal vez deberíamos realizar otra actividad que muestre de algún modo los otros tipos de creencias con los que convivimos.

Hace años, cuando yo iniciaba mi carrera como docente, me parecía fabuloso, especialmente con los niños pequeños, realizar un altar dentro del aula, llevarlos a visitar el altar de la escuela y si había una muestra de altares, los llevaba y aún me gustaba ir a comer tamalitos y tomar atolito a la casa de algún niño que quisiera recibirnos. Después de algunos años me di cuenta de los poco sensible que era con aquellos pequeños cuyas religiones no

comulgaban con estas prácticas, normalmente el día que hacíamos lo anterior ellos no asistían, no vestían la calavera, y no realizaban las rimas que se les pedían, se perdían del mapa en esos días y no pasaba de allí.

Cuando me di cuenta de esto hice un alto, tomé medidas para tratar de otra manera este tipo de diversidad,

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