Pena De Muerte

LA PENA DE MUERTE

‘‘Sanción penal que ordena la privación de la vida al delincuente. Ejecución que tiene muchas variantes, pero en común deben matar a quien se aplique’’

Zaffaroni, Raúl Eugenio

La ejecución de criminales ha sido empleada por casi todas las sociedades en algún momento de su historia, tanto para castigar el crimen como para suprimir la disensión política.

Actualmente, la pena de muerte ha sido abolida en casi todos los países. México abolió la pena de muerte en 2005 y el último ejecutado fue en 1964. La pena de muerte está ligada a castigos bárbaros practicados en las sociedades primitivas, puesto que en la mayoría de los países civilizados no se usa desde hace más de un siglo, sólo los países retrógrados aún conservan esa ley.

El argumento sobre el análisis estadounidense propone evitar futuras muertes, me parece más una justificación que un argumento real, ya que no podemos saber que la persona condenada a muerte iba a cometer más crímenes, de todas maneras trivializar la muerte tiene como consecuencia una desvalorización de la vida. Es por eso que la sociedad se pregunta ¿Por qué el Estado debe optar por quitar o no una vida? Por un lado el gobierno que se atreve a quitar la vida a los ciudadanos tiene poca ética y credibilidad puesto que nadie tiene derecho alguno de disponer de la vida de nadie y cómo pueden exigir a esos ciudadanos el respeto por la vida de los demás. Visto desde otra perspectiva, toda causa trae consigo una consecuencia, de ahí el dicho ‘‘ojo por ojo, diente por diente’’ ya que no hay pena que no tenga castigo, así es como algunos gobiernos optan por basarse en esa decisión puesto que piensan que implica creer que el sentenciado es incapaz de transformar su comportamiento y por ende, no hay posibilidad de reivindicación futura, es decir, se asume que la conducta del reo está determinada por factores ajenos a su control. También se debe reconocer que los individuos que generan violencia también han sido víctimas de ésta por la sociedad tanto en lo físico como en lo psicológico.

Desde el punto de vista de la iglesia el Monseñor Petit Vergel dice: ‘‘el tema de la pena de muerte no es una verdad dogmática definida que todo católico deba creer. Es, por tanto, una de tantas cuestiones libres que pueden ser discutidas y las opiniones pueden contrastarse e inclusive oponerse...’’

No obstante, quiero precisar, existe en la Iglesia y en la sociedad civil, una tendencia progresiva a pedir una aplicación muy limitada e, incluso, su total abolición. El problema se enmarca en la óptica de una justicia penal que sea cada vez más conforme con la dignidad del hombre y por tanto, en último término, con el designio de Dios sobre el hombre y la sociedad.

En los últimos años se ha incrementado la comisión de delitos en México generando inseguridad, temor, indignación, coraje y deseos de venganza en la sociedad que reclama a las autoridades su intervención efectiva para prevenir los delitos y sancionar a los delincuentes. En particular, la comisión de delitos graves como el homicidio calificado y el secuestro han provocado una creciente corriente de opinión en favor de la pena de muerte, postura que parecía encontrar el sustento jurídico necesario en el párrafo 4º del art. 22 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en el cual se establecía:

Artículo 22...

‘‘Queda también prohibida la pena de muerte por delitos políticos, y en cuanto a los demás, sólo podrá imponerse al traidor a la Patria en guerra extranjera, al parricida, al homicida con alevosía, premeditación o ventaja, al incendiario, al plagiario, al salteador

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