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Pida La Palabra


Enviado por   •  13 de Noviembre de 2012  •  881 Palabras (4 Páginas)  •  487 Visitas

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probablemente el mismo Cuerpo al que pertenecen estará deseando sean expulsados, sean arrojados de su convivencia. Pero lo que no puede negarse, señores diputados que me escuchan, es que el señor Calvo Sotelo se resistió a entregarse a los que llegaron a su domicilio y que únicamente cuando uno de ellos le exhibió su carnet en el que acreditaba su condición de guardia civil, el señor Calvo Sotelo se entregó. Las investigaciones judiciales serán encaminadas a saber quién fije el oficial de la Guardia Civil, pero no caben dudas de que fue un agente de la autoridad, que iba acompañado de guardias de asalto y en una camioneta de la Dirección General de Seguridad, que después fue dejada en el mismo Ministerio de la Gobernación. Esto no puede negarlo nadie. ¿Y es que cuando ocurre un suceso de ese volumen un gobierno puede acaso limitarse a decir: "Lo he entregado simplemente a un juez para que investigue", sin haber tomado ninguna medida para ver quiénes han sido esos oficiales que han ido en la camioneta acompañando a los guardias de asalto?

Cuando todo esto ocurre, ¿acaso el Gobierno no tiene otra cosa que hacer que publicar una nota anodina, diciendo que los tribunales de justicia han de entender en el asunto como si fuera una cosa baladí que un jefe político, que un jefe de minoría, que un parlamentario sea arrancado de noche de su domicilio por unos agentes de la autoridad, que le arrebaten en una camioneta, que se ensañen con él, que le lleven a la puerta del cementerio, que le maten y que le arrojen como un fardo en una de las mesas del depósito de cadáveres? ¿Es que eso no tiene ninguna gravedad? ¡Ah!, señores del Gobierno, vosotros en estos momentos habéis creído que todo lo tenéis libre con nombrar un juez, con dictar una nota y con acudir el día de mañana a que la pasión política os de indemnidad en forma de un voto de confianza. Tened la seguridad de que eso no se limpia tan fácilmente.

Un día el señor Calvo Sotelo pronunció imas palabras contestando al señor presidente del Consejo, que son su mayor glorificación y constituyen la mayor condenación para vosotros: "Yo digo -terminaba- lo que Santo Domingo de Silos contestó a un rey castellano: Señor, la vida podéis quitanne, pero más no podéis, y es preferible morir con gloria a vivir con vilipendio".

Esto dijo el señor Calvo Sotelo. Le ha llegado la muerte con gloria. ¡Ah!, pero vosotros como Gobierno, aunque no tuvierais responsabilidad directa ni indirecta en el crimen, sí tenéis la enorme responsabilidad moral de patrocinar una política de violencia, que arma la mano del asesino, de no haber desautorizado a quienes desde los bancos de la mayoría han pronunciado palabras de amenaza y de violencia contra el señor Calvo Sotelo. Eso no os lo quitaréis nunca. Podéis con la censura hacer que mis palabras no lleguen a la opinión, podéis ir al Parlamento y pedir un voto de confianza, pero tened

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