Problemas Y Políticas De La Educación básica En México

ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE CHIAPAS

LICENCIATURA EN EDUCACIÓN SECUNDARIA

ESPECIALIDAD: ESPAÑOL

ASIGNATURA: PROBLEMAS Y POLÍTICAS DE LA EDUCACIÓN BÁSICA

PROFESOR: VÍCTOR EDUARDO MORALES GONZÁLEZ

TRABAJO: ENSAYO “EL FRACASO ESCOLAR: FACTORES, CONSECUENCIAS Y SOLUCIONES”

ALUMNO: HAROLDO LÓPEZ HERNÁNDEZ

SEMESTRE: PRIMERO

TUXTLA GUTIÉRREZ, CHIAPAS. A 22 DE MARZO DE 2014.

ENSAYO “EL FRACASO ESCOLAR: FACTORES, CONSECUENCIAS Y SOLUCIONES”

En esta asignatura tengo el propósito de aprender los problemas reales de la educación básica de mi país, su origen y las dimensiones a las que ha llegado o puede llegar, pero sobre todo su solución. Específicamente la solución en la parte que corresponde a mi entorno, mi comunidad, mi centro de trabajo. Las políticas aplicadas a la educación muchas veces tienen buenas intenciones, pero en su mayoría están encaminadas únicamente a preservar, modernizar y disfrazar en muchos casos mecanismos de control, que no permiten a los alumnos desarrollar todo su potencial. Esto sucede muchas veces porque las personas responsables de crear las políticas no han vivido de cerca todos los fenómenos sociales que se dan en el campo de trabajo. Es entonces cuando la política se convierte en un problema también.

Uno de los fenómenos más comunes en todas las comunidades es que la matrícula en las escuelas crece, pero al parecer el rezago educativo aumenta en función del crecimiento de la matrícula, es decir, mientras más aumentan los alumnos, también aumenta más la deserción. El porcentaje del rezago educativo, en la práctica de control escolar, se obtiene así:

%Rezago Educativo = (Reprobados + Bajas) * 100 / inscripción total.

Comenzaré dirigiendo mi atención al acceso que tienen los alumnos a la escuela. La palabra acceso implica en esta conceptualización muchas cosas:

• una escuela cerca del niño; una escuela desde preescolar hasta bachillerato o nivel profesional si es posible dentro de la comunidad, para que el alumno pueda darle continuidad a su formación académica;

• una escuela a la que pueda llegar a pesar de las inclemencias del tiempo (porque sus calles están pavimentadas, porque no tiene que caminar varios kilómetros, porque hay transporte colectivo o escolar);

• una escuela gratuita, en la que, si su situación socioeconómica y familiar no es buena, se le brinden los apoyes necesarios para su ingreso, como una beca económica y/o alimenticia.

• una escuela en la que, si el alumno es indígena, se le atienda en su lengua materna con posibilidad de expansión al lenguaje español. Todo esto implica el acceso.

Ahora, sabemos que actualmente el gobierno tiene la intención de construir más (en los anuncios de TV agregan “y mejores”) escuelas. Eso dicta la política actual, con el propósito de que todos tengan el acceso a la educación. Pero esta política se convierte en un problema cuando se topa de golpe con una realidad de la verdadera naturaleza humana: debilidad por el dinero, traducido en corrupción.

El gobierno, de acuerdo a nuestra Constitución Política, en su Artículo 3°, tiene la obligación de garantizar la calidad, desde los métodos y materiales hasta la infraestructura educativa. Pero colocar una escuela en cada comunidad del territorio nacional no es una tarea fácil, ni que se resuelva utilizando el 5.7% del PIB, como asegura la OCDE que hizo en gobierno mexicano el año anterior (por cierto, de ese dinero, dicen, se utilizó el 90% para salarios y solo el 10% en alumnos).

El gobierno por lo pronto, en nuestro Chiapas, se concentra en crear una escuela en una comunidad estratégica (esto sucede más en las regiones indígenas ó de difícil acceso) para que la comunidad se beneficie y a la vez alumnos de las comunidades aledañas tengan acceso a esa escuela, ante su imposibilidad de crear una en cada comunidad. Solo cuando alguna comunidad aledaña se revela, exige, marcha, bloquea carreteras, etcétera, es que se le concede la construcción de una escuela más. Pero la construcción de una escuela no significa que sea “de calidad”, como dice la Constitución. Se construyen aulas únicamente, y cuando se puede, una cancha de usos múltiples. No hay área administrativa, no hay laboratorios de ciencia y tecnología, a veces no hay baños, no hay biblioteca, ni áreas de apoyo al alumno (enfermería, trabajo social, prefectura, psicólogo, etc.) El alumno accesa, ciertamente, a un edificio, pero difícilmente a una verdadera escuela.

¿Dónde se queda el dinero que debió emplearse en la construcción de una auténtica escuela? Muchas veces del total, solo llega la mitad a su objetivo, la otra mitad se divide entre los funcionarios que autorizan las obras, las empresas constructoras y los intermediarios.

Y eso que no se cuenta con la calidad de los caminos que llevan a la escuela. ¿Están pavimentados? ¿Puede el alumno tener acceso fácil al transporte si le queda lejos? ¿Si llueve? ¿Se siente motivado a estudiar el alumno si no ve en su comunidad más que un preescolar y primaria, sabiendo que al terminar estos niveles tendrá que transportarse diariamente a otra comunidad para recibir su educación secundaria y quizás preparatoria?

La mayoría de la población que en nuestro Chiapas se topa con estos problemas es la población indígena, durante tantos años relegada y olvidada. Su situación cultural y geográfica los convierte en blanco fácil del abandono por parte del gobierno. En una buena parte de los casos, se les ha alcanzado y atendido, pero con la construcción de “escuelas a medias”, como las que ya mencionamos.

Ellos tienen rasgos culturales bien definidos, el amor a su tierra y al trabajo más que a los libros, sus tradiciones, usos y costumbres, aunados casi siempre a vicios como el alcoholismo, machismo e intolerancia religiosa, falta de planificación familiar, visión de los hijos como mano de obra, servicio y muchas veces explotación. . Si a esto agregamos que no se les convence plenamente

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