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Psicologia Y Economia


Enviado por   •  24 de Marzo de 2014  •  3.096 Palabras (13 Páginas)  •  191 Visitas

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En primer lugar, para plantear las relaciones existentes entre la Psicología

y la Economía -con lo cual estamos dando por supuesto que las hay

(Rodríguez Kauth, 1998)- es preciso señalar que, a diferencia de lo que es

habitual en este tipo de descripciones de semejanzas y diferencias entre

disciplinas, comenzaré refiriéndome a lo que no es la Psicología Económica

–una disciplina poco desarrollada que las engloba– en lugar de hacerlo

respecto a lo que se entiende por ella. La Psicología Económica, derivada

originalmente de la Psicología Social y que más recientemente ha recibido

sustanciales aportes desde la Psicología Política, no está emparentada ni

puesta al servicio de:

a) Los clásicos estudios motivacionales de mercado para promover las

ventas y el consumo de la población a los que nos tienen acostumbrados los

textos de origen particularmente norteamericanos y en general los anglosajones.

Es decir, lo que se conoce como mercadotecnia, que investiga no sólo las necesidades de consumo de la "gente" –término genérico incapaz

de diferenciar a las personas según el criterio de clases sociales, que las

distingue, como ya propuso el materialismo dialéctico (Marx, 1859 y 1867–

sino también las demandas latentes de los potenciales consumidores; y

b) Ni a los sectores empresariales o a los grupos financieros que puedan

utilizar los hallazgos de la Psicología Económica en beneficio de sus intereses,

como la pretención de los empresarios de la producción de inducir a la

población a comprar mayor número de objetos de los que realmente necesita

en el aquí y ahora. Esta es una estrategia observable en los supermercados;

los puestos de un mercado tientan a quienes los recorren a comprar

objetos que no buscaban originalmente y que, por lo general, no son necesarios

para la satisfacción de las demandas inmediatas de sus necesidades.

Aunque pese a lo dicho en los dos párrafos anteriores, sin duda, soy

plenamente consciente que ninguna de estas dos posibilidades pueden quedar

totalmente descartadas de que sean utilizadas con tales sentidos espurios.

Sin embargo, la aclaración efectuada no es ociosa, ya que generalmente

se ha entendido a la Psicología Económica como alguna de aquellas dos

acepciones que responden a los intereses inmediatos de quienes están interesados

en hacer mercadotecnia para mejorar el nivel de sus ventas y, por

consiguiente, de sus utilidades.

En segundo término, es preciso advertir que tampoco esta disciplina es

sinónimo de Economía Psicológica, ya que ésta última es una expresión

derivada –sustancialmente del psicoanálisis– cuyo objetivo es conocer los

mecanismos de ahorro, gasto y administración de la energía psíquica. Según

Laplanche y Pontalis (1968) "La hipótesis económica se halla constantemente

presente en la teoría freudiana". De hecho, en la metapsicología

propuesta por Freud, el punto de vista económico ocupa un papel destacado,

puesto que aquél entendía que los individuos siempre buscan un equilibrio

energético –que más tarde se conocería como homeostasis desde el

campo de fisiología y al que la física llamó retroalimentación (Wienner,

1947) y que darían lugar, dentro del psicoanálisis, a los conceptos de desplazamiento

y de condensación, elaborados más tarde por Freud. En uso de

tales argumentaciones empíricas y teóricas, se plantea que es traumático

para el sujeto la carga excesiva de información –tensiones– con el que es

atosigado su aparato psíquico. En una sus obras, Freud (1920) señala taxativamente

que el psicoanálisis reconoce que la dinámica de los procesos

psíquicos están regidos por el principio del placer, a lo cual añade lo siguiente:

"Esto equivale a decir que, en la consideración de los procesos

psíquicos que estudiamos introducimos el punto de vista económico".

Sin embargo, éste no es el caso que nos ocupa en el desarrollo que

hacemos aquí y, consecuentemente, dejaremos su ampliación para ser tratada

en la consulta de otras obras específicas de Freud (1900, 1920, 1930) al

respecto y de sus continuadores, entre quienes destacamos –en Argentina–

a E. Carpintero (1999) por su trabajo con las pulsiones, especialmente con

la de muerte, que se asocia con lo que estamos desarrollando.

En tercer lugar, es necesario resaltar que la Psicología Económica es

una disciplina que se ocupa de estudiar los fenómenos económicos en sus

aspectos subjetivos –lo que no significa que ignore los objetivos– es decir,

cómo se viven y se sienten las necesidades y la influencia de los valores

sobre la satisfacción de las mismas. Por ejemplo, la descompensación que

sienten aquellos que estando imbuidos por un sentido ético de solidaridad

para con los otros, ven que ellos pueden consumir los bienes que no están

disponibles para todos, que son la mayoría de los que constituyen su entorno

y, en consecuencia, lo viven como un privilegio injusto que no les permite

disfrutar plenamente los beneficios que se poseen. Debe añadirse que

éstos últimos –pese a sus posesiones materiales– tampoco tienen esperanza

alguna en el porvenir. Asimismo también es objeto de estudio el confort

que por un lado disfrutan algunos pocos y, por el otro lado, el malestar por

la desocupación que viven los trabajadores que han perdido su condición de

tales.

Otro fenómeno de interés es el del consumo –ya sea conspicuo o no

(Veblen, 1899)– y sobre el que, frente a la opinión generalizada, hay que

partir de la premisa de que no se trata solamente de un proceso de satisfacción

de necesidades primarias. También es objeto de atención la asunción

de riesgos, que ya fue estudiado por J. M. Keynes (1936) desde una lectura

económica y financiera y que, en el caso económico, puede ser previsto en

lo que se conoce como los mercados a término.En éstos el riesgo no es

evitado de manera absoluta sino que es asumido en partes iguales por el

comprador y el vendedor, salvo que uno de ellos esté en conocimiento de

alguna maniobra especulativa que lo beneficie y que, en consecuencia, por

la ley de equilibrios de suma–cero, perjudicará a la otra parte, etc.

El tema de los riesgos es a mi juicio sumamente

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