Quién Se Ha Llevado Mi Queso

¿Quién se ha llevado mi queso? Es una historia que nos pone a reflexionar, sobre nuestra vida diaria. ¿Estamos conformes en cómo vivimos hoy?, ¿nos gusta lo que hacemos?, ¿podemos ser mejores y crecer?, ¿estamos listos para los cambios que se avecinan?; y así como éstas hay muchas preguntas más.

El ser humano al crecer, por naturaleza deja de soñar y por ende llega un momento en que nos estancamos y nos conformamos con lo que tenemos diariamente sin preocuparnos por buscar más allá algo nuevo, mejor, diferente. Llegamos a tener un momento de cotidianeidad y no queremos que nadie nos saque de ese estado de confort, aún y cuando muchas veces no nos gusta nuestro trabajo seguimos ahí por no molestarnos en esforzarnos a buscar otro mejor, por no arriesgarnos a lo nuevo. El miedo y la mediocridad nos limitan, “para qué arriesgarnos si así estamos bien”, (ajá).

Como ahí se dice, el miedo es nuestro peor enemigo, pues nos limita e incapacita, al no tener fe en nosotros mismos, pues “que tal si no esto o aquello o lo otro”, nos hace ponernos trabas y límites, nos impide creer que Dios nos dio inteligencia y habilidades para llegar lejos, que de nosotros depende el desarrollarlas, explotarlas. Tan es así, que se han hecho estudios a los cerebros como los de Einstein y no se ha encontrado nada anormal o diferente al de los otros seres humanos. Esto quiere decir que depende de cada quien el uso que se de al cerebro y el desarrollo que con ello se obtenga; depende de uno el soñar y luchar por aquello de forma tenaz y eficiente hasta lograrlo.

Muchos de nosotros no aceptamos los cambios porque no queremos incomodarnos aún cuando con ello mejoremos en todos los sentidos, ya sea económica, anímica y moralmente.

Es más fácil culpar a los demás por todo lo que nos pasa que asumir nuestra responsabilidad y afrontar nuestros problemas para darles solución, esperamos que otros vengan a resolvérnoslos. Queremos que todo se nos solucione sin poner de nuestra parte, que todo nos caiga del cielo.

Cada quien debemos seguir nuestro camino, no debemos esperar a que los demás quieran hacerlo para nosotros también. Somos seres independientes.

En mi vida, estoy enfrentando en mi trabajo el cambio del sistema de justicia penal y mi puesto peligra; entonces tengo dos opciones: Me quedo viendo pasar el cambio y me quedo fuera enojada, renegando y llorando; o, me preparo y actualizo. Por eso opté por la segunda opción, estoy estudiando Derecho y tomando las capacitaciones de juicios orales y de ejecución de sentencia para superarme y aprender más; y así con los pocos conocimientos que tengo, lo que aprenda y mi próximo título (si Dios me lo permite, espero que sí), estaré preparada para este cambio y si me quedo sin trabajo (Dios no lo quiera) o me jubilo, podré litigar y seguir trabajando, siendo

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