Rogelio Salmona

Rogelio Salmona nació en París (Francia) 1927, su padre era español y su madre francesa. A finales de 1931 su familia viajó a Bogotá (Colombia), donde se estableció definitivamente. Salmona terminó su bachillerato en el Liceo Francés de Bogotá e inició sus estudios en la Universidad Nacional de Colombia, en donde estudió tres semestres de arquitectura.

Salmona es un hombre enseñado a las búsquedas que siempre piensa que se puede lograr algo más. Salmona vive y actúa de acuerdo con una perspectiva bipolar: de un lado su gran sentido político y crítico y, de otro, su desbordante sentido estético.

Unas de las obras importantes de Rogelio Salmona, es el Museo de Arte Moderno, un edificio de volúmenes superpuestos, la fachada en el bello ladrillo santafereño desnudo, uno de los aportes de la arquitectura colombiana. A la llegada o salida de allí, escalones de ladrillo para ascender o descender a distintos planos de una pequeña colina sobre la cual está montado el edificio. Siempre llaman la atención en escaleras y pasillos interiores los materiales crudos, sin revestimientos moralistas.

El paisaje se mete hasta los salones, hasta los cuartos. En un país donde la voracidad de los urbanizadores se roba el espacio público, Salmona descubrió como aprisionar poéticamente el espacio exterior en los interiores de sus construcciones para el goce, para el halago para el encuentro.

Por otra parte las Torres del Parque, diseñado por Salmona también constituyen muy probablemente la obra más importante de la arquitectura colombiana actual. Allí puede aquilatarse las virtudes de una arquitectura integrada al paisaje, en dialogo sostenido entre lo externo y lo interno, los árboles, los jardines, las escaleras que conducen al parque. Se aprecian la belleza y funcionalidad del diseño de los edificios y de nuevo los materiales de la fachada y del interior, tan característicos de nuestras tierra y de la historia de la manufactura en Colombia.

Salmona no es ese arquitecto de la modernidad desmesura que copia los materiales y las soluciones de los países ricos, sino el incasable administrador del paisaje que sabe que la arquitectura tiene que integrarse a la naturaleza y no sobreponerse a ella, salmona se queja de que se haya convertido las calles, el espacio de la comunicación, del encuentro, del amor, de la interrelación social en vías de donde los transeúntes indefensos debemos huir.

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