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SOCIEDAD, EDUCACION Y CIENCIAS SOCIALES


Enviado por   •  9 de Abril de 2017  •  Ensayos  •  3.518 Palabras (15 Páginas)  •  225 Visitas

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SOCIEDAD, EDUCACION Y CIENCIAS SOCIALES.

Dr. Gerardo Ramos Serpa.

Debido a la significación y trascendencia de la educación en la preparación del hombre para la vida es necesario reflexionar acerca del lugar y las funciones de la educación en el mundo de hoy, escoltada por dos importantes presupuestos o factores con los cuales interactúa en su despliegue y realización: el contexto social en el que se desenvuelve y los puntos de referencia que le debe ofrecer las ciencias sociales.

Pudiéramos partir de la distribución espacial en forma de triángulo de estos tres elementos: ciencias sociales, educación y sociedad, e irnos introduciendo paulatinamente en los vasos comunicantes que entre ellos existen.

Iniciamos las consideraciones apreciando los vínculos recíprocos entre la sociedad y las ciencias sociales, para tomar en cuenta con posterioridad su proyección sobre la educación.

En principio, la sociedad debe emplear a las ciencias sociales para poder realizar una especie de autoconocimiento de sí misma. Del mismo modo que los instrumentos de rayos X permiten escudriñar al interior del cuerpo humano, todo el espectro de las diversas disciplinas que conforman las ciencias sociales deben ofrecer en cada momento una radiografía exacta del funcionamiento del cuerpo social, del estado de su salud y detectar eficientemente sus disfunciones, malestares y anomalías. Tan irracional como puede ser que el organismo humano no quisiera ubicar sus órganos afectados y curarse, lo sería si el organismo social no empleara eficientemente el insustituible medio que le ofrece las ciencias sociales para mantener su vitalidad.

Es por ello, simplemente, que la propia sociedad debe encontrarse interesada en que las ciencias sociales encuentren un marco propicio para su desarrollo y florecimiento. De  aquí que la tecnologización de la vida social así como de la educación corren el peligro de maniatar y empobrecer a este instrumento.

Más allá de los recursos financieros dedicados por la sociedad al progreso de las ciencias sociales, lo cual no deja de hacer explicito una voluntad determinada, la sociedad debe permitir y favorecer la inserción de las ciencias sociales en sus más variados y recónditos intersticios, así como aplicar su recomendaciones adecuadamente avaladas, para de este modo contrarrestar el efecto negativo de los resultados del funcionamiento social y mantener rejuvenecido tanto su cuerpo como su alma.

La valoración crítica del funcionamiento de la sociedad por parte de las ciencias sociales constituye la medicina, debiera ser preventiva, que encauzara adecuadamente los modos en que la propia sociedad se encargaría de fundamentar la solución de gran parte de sus problemas.

Ante todo, el conocimiento científico social elabora una visión de cómo es la sociedad y de cómo ella debiera ser, en virtud de la cual ofrece una especie de patrón para contrastar permanentemente la sociedad lograda con la deseada.

Por supuesto que nos referimos aquí a la validez de las elaboraciones y propuestas de aquellas ciencias sociales que logran reproducir la naturaleza esencial del objeto social en movimiento ascendente que requiere la sociedad en función de superar sus desigualdades e injusticias, y no a aquella pseudociencia que tergiversa, ideologiza reaccionariamente y edulcora una imagen social en función de la conveniencia de grupos minoritarios de poder.

A partir de lo anterior adquiere sus peculiares contornos el desenvolvimiento de la actividad educativa y el cumplimiento de sus insustituibles funciones en la sociedad.

Las formas de alienación que aparecen en la vida social de los hombres, y que intentan reproducirse en el proceso de educación mediante diferentes modos, trayendo como resultado la conformación de individuos pasivos, no aptos para su inserción en la sociedad, simples reproductores de un status social invariable, deben ser superadas para poder realizar la función social que le corresponde a la educación.

Del mismo modo que durante los 9 meses de gestación el feto del niño recorre de manera abreviada toda la escala del desarrollo progresivo del mundo viviente hasta alcanzar su peldaño superior en el hombre como sujeto social conciente, así mismo, el proceso educativo debe realizar el encargo social (que no puede ser espontánea ni arbitrariamente logrado) de transitar al individuo de manera concentrada por los distintos momentos del desarrollo cultural de la humanidad, de modo tal que éste se encuentre apto para incorporarse al momento histórico en que le correspondió vivir y  capacitado tanto para comprenderlo como para transformarlo.

Con ello, los valores socialmente aceptados se reproducen y adecuan a los valores educacionales, sin olvidar que estos últimos pueden y deben permanentemente materializar y contemporaneizar los nuevos valores sociales con los requerimientos de la dinámica del propio cambio social, influyendo así activamente sobre el entorno que rodea al hombre.

Refiriéndose a dicho asunto y a su expresión contradictoria y compleja en la actualidad, el Ministro de Educación Superior de Cuba ha planteado : “Las transformaciones que necesita el mundo son tan profundas que lo primero que debemos cuestionarnos como educadores es si realmente estamos preparando a profesionales con una educación que les permita sobreponerse y vencer siglos de exacerbación del individualismo, del egoísmo, del consumismo, del chovinismo. Vivimos en un mundo en que peligrosamente algunos patrones pseudo culturales pretenden erigirse en hegemónicos. No es un secreto que cada día dichos patrones se tornan en una amenaza mayor para las culturas nacionales y también para lo mejor de la cultura y valores universales. Por ello resulta imprescindible profundizar en el tema referido a fortalecer y desarrollar el sistema de valores consecuente con las exigencias para formar un ciudadano crítico y responsable, agente activo en la construcción de una sociedad más justa” (1).

No obstante, hay que reconocer que la correlación entre la dinámica de las necesidades sociales y el nivel de respuesta y cambio por parte de la educación a las mismas no es automática ni directamente proporcional.

En reiteradas ocasiones la reacción educacional ha sido insuficiente o demasiado lenta, quedando a la zaga de los requerimientos en diversos momentos del devenir social. Pero ello no significa que sólo casual o esporádicamente la educación haya influido positivamente en el desarrollo de la sociedad. Por su propia naturaleza, según ha sentenciado el pedagogo y Héroe Nacional cubano: "Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido, es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente; ... es ponerlo a nivel de su tiempo, ... es preparar al hombre para la vida" (2).

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