Tan Lejos Y Tan Cerca Siempre Te Amaré

Todo lo que estaba sucediendo me parecía tan irreal, recuerdo su primera sonrisa, su mirada tan profunda, tan sincera. Es tan increíble que no parece verdad, es esa belleza tan deslumbrante como el sol de la mañana. Es esa mujer perfecta que todo hombre sueña por tener en sus brazos, su nombre es Alicia. Con el simple hecho de pronunciar su nombre me hace temblar de una manera tan especial.

Todo empezó sin darme cuenta, empezó con un simple juego de niños que al final se convirtió en algo más, algo verdadero. Día tras día, el tiempo transcurría y yo me iba enamorando cada vez mas de ella. Ambos crecimos en un mismo lugar, pero en un ambiente distinto. Alicia era la única hija del famoso Don Humberto, el dueño de la hacienda. Desgraciadamente yo no corrí con la misma suerte, pues pertenecía a un ambiente opuesto al de ella, yo sólo formaba parte de la clase campesina. Todo esto no impedía que me pudiera acercar a ella, pues era imposible resistirme. Con sólo mirarla o escuchar su dulce voz me daba por bien servido. Pasó de ser la hija del patrón a ser mi vida entera. Alicia era mis ganas de vivir, de levantarme todos lo días para apreciar su belleza.

Alicia, la mujer dueña de mis noches y días. Como no recordar sus ojos negros como la noche, su pelo largo y sedoso, sus labios pétalos perfumados y su voz tan dulce como la miel. Su belleza era tan grande como la persona que me dio la vida. Simplemente no encuentro las palabras para describir la perfección de su hermosura.

Tristemente Alicia no se fijaba en un campesino como yo, esa diferencia de clases era algo que yo no entendía. Cuando estaba chico mi madre siempre me decía que era algo complicado, y que por ningún motivo se podía romper con esa norma. Cada vez que analizaba esa situación sentía un dolor tan profundo como la muerte de mi madre. Todo esto me impedía declararle mi amor a esa mujer tan preciada para mí.

Todas las mañanas Alicia salía a caminar por los hermosos jardines que rodeaban su casa. Yo, como un hombre enamorado la perseguía con locura durante todo su trayecto. Había ocasiones que perdía toda la mañana por estarla observando, pero para mí esto no importaba, la apreciaba con tanto cariño cada segundo de mi vida. Entristecido por no poder hablar con Alicia me iba todos los días de regreso a mi pequeña casa. Los días transcurrían y yo sentía una desesperación tan grande por no poderle confesar mi grande amor. Hasta que ese momento llegó, un día común y corriente decidí acercarme a su casa con la intención de poder cruzar por lo menos una palabra con ella. Se acostumbra que las personas de servicio no pueden entrar por la puerta principal pues iba en contra de las reglas, entonces decidí entrar por la puerta de la cocina. De inmediato pude reconocer su aroma, ese que hace que me derrita por ella. Caminé por la sala y la vi a lo lejos, recostada en un sillón leyendo alguno de sus libros

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