CASO PRÁCTICO: EDUCAR EN IGUALDAD Y DIVERSIDAD

CASO PRÁCTICO: EDUCAR EN IGUALDAD Y DIVERSIDAD

En edades tan tempranas donde la pureza del comportamiento y la ignorancia abundan los niños pueden recrear comportamientos dañinos que afecten a otros compañeros tratando ser el centro de atención en ese momento o buscando aceptación a través de ese camino, el intentar hacer sentir inferior al otro. Por ello encontramos casos como el de los dos niños árabes, donde tras su mal comportamiento (obviamente, nada justificable) los otros niños normalizan el sentimiento de repudiarlos por ser la raza que son y por pertenecer a la cultura que pertenecen. En pleno siglo XXI deberían de estar erradicados todo este tipo de comportamientos, y tratarlos tanto en casa con sus familias como en clase con los docentes con absoluta normalidad, incluso haciéndoles ver el beneficio y el provecho que podrían sacar de compartir tantas culturas y al fin y al cabo enriquecerse de lo diferente.

Dentro de la triste y actual variedad de problemas relacionados con los comportamientos relacionados con la igualdad y la diversidad ya sea en nuestro día a día o en las aulas, me gustaría focalizar tres de ellos que mi parecer considero vitales de suprimir y, a continuación, corregir para comenzar a ‘aprovecharnos’ de la interculturalidad y todo lo que abarca:

1. Los padres. Es fundamental el papel que se desarrolla en casa, el que cada familia practique con sus hijos unos valores ajenos al odio o a repudiar lo diferente hará que, más tarde, sus hijos normalicen el hecho de compartir vivencias con niños/as de otras culturas o que practiquen otras religiones. El valor que les dan los niños siendo tan pequeños a lo que sus padres les aportan es de un valor incalculable, son ‘esponjas’ y absorben todo lo que ven y oyen, por ello crear un hábito de normalidad con otras personas de diferente raza, cultura o religión hará que ellos más adelante, además de practicar la suya propia, hará que aprendan del resto y, entre todos, promuevan y encuentren ese tan ansiado respeto.

2. Miedo-Ignorancia. Con el paso del tiempo ha habido una leve, aunque no suficiente mejora respecto a en lo que a este punto me refiero. El hecho de temer lo desconocido y etiquetar de peligroso o dañino a todo aquello que no nos resulta familiar nos ha hecho daño como seres humanos, porque justamente de eso se trata, de humanidad y de entender que todos somos iguales y que todos tenemos los mismos derechos.

3. Estereotipos. Se han predeterminado lamentablemente unos estereotipos nada beneficiosos a lo largo de los últimos años que ha conseguido ‘arrinconar’ a algunas personas por practicar una determinada religión o por pertenecer a una cultura en concreto. Se generaliza cada más y con más facilidad, dando a entender que todos los árabes puedan ser ‘yihadistas’ o que a todas las personas chinas se les ‘engaña con facilidad’.

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