Comunicación Efectiva En La Escuela

Actualmente nadie duda de la importancia de la comunicación, de hecho, se ha hecho un énfasis excesivo en ella, y también se le han atribuido (a su deficiencia o a su falta) una serie de cualidades de nuestra época: las malas relaciones personales, la crisis de identidad de los niños y adolescentes, los problemas maritales, los problemas sociales… E incluso los problemas económicos. En el ámbito de las empresas, por ejemplo, existe incluso una disciplina denominada comunicación organizacional, y en general vivimos rodeados de la comunicación. Medios masivos como la radio o la televisión, el cine, los periódicos y la publicidad, diariamente nos bombardean con mensajes, y aunque a veces el mensaje en sí mismo parezca ser exclusivamente “compra, consume, gasta”, probablemente estén diciendo más. No cabe duda de que la comunicación es una herramienta indispensable dentro de las sociedades, pero, ¿realmente nos sabemos comunicar? ¿Entendemos en realidad la trascendencia de la comunicación para nuestra vida diaria? A veces resultan obvios los factores que se involucran dentro de la comunicación, sin embargo, también es cierto que la mayoría de esos factores nos resultan aburridos o incluso desconocidos. Incluso a veces también es posible que las personas que se jacten más de tener conocimientos sobre la comunicación, sean las que tienen mayores problemas para comunicarse. No podemos trivializar a la comunicación como uno de los tantos procesos que realizamos a diario para sobrevivir en sociedad, sino que tendríamos que colocar a la comunicación en su verdadera dimensión, pero ¿cuál es esta verdadera dimensión? Hablar de comunicarse necesariamente nos debe remitir al signo y al acto de dar sentido, al acto de nombrar y entender lo que nombramos, al acto de ser capaces de darnos a entender, de hacer que otro comprenda y atrape el sentido de nuestras palabras. El mundo está lleno de signos, los de la naturaleza, por ejemplo, hoy en día son casi desconocidos, pocas personas son capaces de pronosticar el clima de una temporada con sólo observar el cielo, y quienes lo hacen de manera cotidiana han vuelto de esta mera observación una ciencia. En la economía también existen signos, que indican la salud o la enfermedad de las arcas de un país o de su fuerza económica. Mientras caminamos por la calle, la gente muestra signos de aburrimiento, de tristeza, y éstos son visuales sin necesidad de que la gente tenga que decir sus emociones, pues el rostro humano, el cuerpo, siempre denotará una actitud traducible a un estado de ánimo y equiparable siempre a un signo. Algún autor definió al hombre como un animal de significados, explicando que el ser humano, entre todas las criaturas del universo, era el único ser que necesitaba dotar de sentido al mundo, interpretarlo. Cuando hablamos, cuando intentamos comunicarnos, estamos tratando de darle coherencia a las ideas y a los hechos que rodean nuestra existencia, y de la competencia que tengamos para hacerlo será la calidad de nuestra comunicación. Quizás el término competencia sea un término que últimamente tenga mucha resonancia, pero en realidad ¿qué significa tener competencia comunicativa? ¿Cómo puedo saber que yo soy competente para comunicar y entender lo que se me comunica? La respuesta podría ser muy simple o demasiado complicada, sin embargo, en ambos casos llegaría a un mismo fin: una persona con competencia comunicativa, siempre, indudablemente, tendrá mayores oportunidades. ¿Cómo puede ser esto así de simple? Piensen, por ejemplo, en una tarea común, como ir a buscar una herramienta. A mí me ha sucedido, que sé qué es lo que quiero, pero no conozco el nombre de la cosita esa con la que se colocan los tornillos con las tuercas, y en lugar de tardarme dos minutos para pedir una rondana, puedo tardar bastante tiempo, solicitar que me muestren diversos objetos, dar miles de explicaciones… Lo mismo sucede cuando en nuestras profesiones debemos comunicarnos. A los doctores, por ejemplo, debían darles clases de lenguaje cotidiano. Hay algunos que te explican las cosas como si tú fueras su colega, y por más que uno trate de entender, siempre queda la duda de a qué se habrá referido cuando dijo que la mácula del ojo estaba distendida. Es evidente que en todas las profesiones

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