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Control De Cambios En Mexico


Enviado por   •  19 de Abril de 2013  •  6.584 Palabras (27 Páginas)  •  1.512 Visitas

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COMPROMISO PARA USO O DEVOLUCION DE DIVISAS

Esta expresión se utiliza asociada al Comercio exterior y el Comercio Internacional entre países

COMPROMISO PARA VENTA DE DIVISAS (CUDD´S).

Documento establecido por el Banco Central a fin de que los importadores a los que se les han otorgado Divisas, en el sistema de Control de Cambios las utilicen correctamente o procedan a su devolución.

COMPROMISO PARA VENTA DE DIVISAS (CVD).

Documentos que exige el Banco Central a los exportadores para que vendan las Divisas obtenidas en sus ventas al exterior con el propósito de controlar la entrada de Divisas en un sistema de Control de Cambios.

HISTORIA DEL MERCADO DE CAMBIOS EN MÉXICO:

Actualmente resulta casi imposible pensar y menos admitir que en alguna ocasión el peso mexicano valía más que el dólar americano. Sin embargo, así sucedió y durante un periodo de 55 años, de 1820 a 1875, el peso costaba más de un dólar estadounidense y era considerado moneda de curso legal EU, China y otros países de Oriente.

Pero aquella situación no iba a prolongarse mucho tiempo más. Ya en la última parte del siglo XIX comenzaba a gestarse cambios que conducirían a la ascensión de EU al rango de potencia mundial, al ocaso de los imperios coloniales, al debilitamiento de Porfirio Díaz en México y a la aceptación de un nuevo sistema monetario basado en el patrón oro.

El peso mexicano valía US$1.08 en 1859 y US$1.01 en 1875, pero en 1903 cayó hasta US$0.42, es decir, que en vez de recibir un dólar o más por cada peso, empezaron a tener que pagarse 2.38 pesos por dólar en el mercado libre. Así comenzaba la historia del as devaluaciones de la moneda mexicana en el siglo XX.

La primera modificación oficial del tipo de cambio del peso mexicano, en el presente siglo, se hizo en 1904. José Yves Limantour- durante largo tiempo secretario de Hacienda de Porfirio Díaz- adoptó el patrón oro para México y estableció, arbitrariamente, un tipo de cambio de dos pesos por dólar, lo cual presentó, de hecho y de derecho, una revaluación del peso. Y así quedó el peso hasta principiar la Revolución.

Más tarde, debido a la Revolución, hacia 1914, el peso ya se había devaluado hasta US$0.3028 ($3.30 por dólar) y luego, con la anárquica circulación de los “bilimbiques” (billetes emitidos por diferentes estados, bancos y fracciones revolucionarias, el valor del peso cayó a US$0.089 ($11.16 por dólar ) en 1915 y a US$0.0419 ($23.83 por dólar) en 1916.

Al siguiente año, en 1917, Venustiano Carranza estableció el orden con la acuñación de monedas de oro y plata para reemplazar el papel moneda. En esa forma, de 1917 a 1930, el peso se mantuvo bastante estable, a razón de entre $1.80 y $2.12 por dólar americano.

Luego, en 1931, se expidió la nueva Ley Monetaria que definió las tres categorías de moneda de curso legal: los billetes emitidos por el Banco de México, la moneda de plata de un nuevo peso y las monedas fraccionarias de plata de 10, 20 y 50 centavos.

Sin embargo, el principal puntal seguía siendo la moneda de plata de un peso, lo cual significaba que el tipo de cambio estaba expuesto al riesgo de una baja de precio mundial de la plata. Y es que el precio del metal blanco, de un máximo de US$1.38 por onza troy en 1919, había declinado gradualmente, hasta 60 centavos de dólar para 1927.

El año siguiente, en 1982, la plata repuntó a 64 centavos de dólar la onza, pero en 1929 sobrevino el “crack” de Wall Street, la erupción de un pánico monetario mundial, y el comienzo de una profunda y angustiosa depresión económica en Estados Unidos y Europa.

Así, cuando el precio de la plata se desplomó hasta 24 centavos de dólar la onza, el escenario para otra brutal caída del peso estaba listo. Y el presidente Abelardo Rodríguez, aconsejado por su secretario de Hacienda, Alberto J. Pani, no le quedó otro remedio que actuar.

Así, en brevísimo periodo de 19 meses, de febrero de 1932 a septiembre de 1933, el valor del peso cayó de 39.68 centavos de dólar, a 27.77 centavos americanos, lo que significó una pérdida del 30% de su valor en términos de dólares. Y visto desde el lado contrario, el valor del dólar aumentó 42.85%, al subir su cotización de $2.52 a $3.60.

Y así se mantuvo el peso, a $3.60 por dólar hasta el 18 de marzo de 1938. Ese día, el presidente Cárdenas nacionalizó la industria petrolera y el Banco de México se retiró del mercado de cambios para permitir que el peso encontrara su valor de equilibrio, mismo que primero cayó a $4.51 y en 1939 a $5.18. Es decir, la moneda mexicana en términos de dólares, perdió un 30.5% de su valor y aunque existió una muy fuerte fuga de capitales, Cárdenas mantuvo la libre convertibilidad del peso.

Después, con Ávila Camacho, el peso se estabilizó en $4.85 por dólar y permaneció así hasta mediados de 1948.

Al terminar la segunda Guerra Mundial, las exportaciones de México sufrieron una fuerte contracción, en tanto que sus importaciones aumentaban día con día. Entre 1946 y 1948, las reservas monetarias de México bajaron de US$376 millones (monto muy importante en la época) a solamente US$34 millones (menos de la décima parte) dejando al presidente Miguel Alemán casi sin terreno para maniobrar.

Así, una vez más el 22 de junio de 1948, el Banco de México se retiró del mercado de cambios. Y lo hizo por un periodo de 12 meses, salvo algunas discretas intervenciones.

Durante ese año el mercado estableció un tipo de cambio de $6.95 por dólar, pero el Banco de México pensó que resultaba conveniente establecer una especie de “cojín” para el peso y, el 19 de junio de 1949, se estableció como paridad oficial la de $8.65 por dólar.

Muchos fueron sorprendidos por la devaluación de $8.65 a $12.50 por dólar anunciada a las cinco de la tarde del 18 de abril de 1954 (Viernes Santo) Esa devaluación fue ordenada por el presidente Ruiz Cortínez siguiendo la recomendación de Antonio Carrillo Flores, su secretario de Hacienda.

Fue aquella una medida preventiva. Se tomó antes de que surgieran los eventos que normalmente originan la sobre valuación de una moneda, y que suelen poner en peligro las reservas monetarias de un país.

No había, en realidad, según comentarios posteriores de Antonio Carrillo Flores, una necesidad urgente para devaluar. Las reservas monetarias del Banco de México guardaban un nivel cómodo y aceptable y México todavía continuaba siendo barato para el turismo. Sin embargo, se estaba debilitando el saldo de la balanza comercial y esto se debía, principalmente,

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