El Octavo Habito

Descubrir la voz

Para el ser humano encontrar aquel trabajo que verdaderamente aproveche nuestro talento y alimente nuestra pasión no es posible en todos los casos, debido a que el ritmo de la dinámica cotidiana de la vida. Por ello es importante imponer nuestra voz interna para no sucumbir en terrenos nada positivos para el desarrollo de la mente, espíritu, corazón y cuerpo.

La oportunidad más grande que recibe el ser humano es la libertad de elección. Este poder presenta un duro contraste respecto al papel de víctima que de repente no permitiendo desarrollar habilidades y destrezas.

Dentro de la esencia del humano esta la habilidad de poder dirigir su propia vida. La conciencia de esta libertad es reafirmante, ya que estimula el sentimiento de posibilidad y potencial.

Otro don son las leyes o principios naturales. La justicia, amabilidad, respeto, honestidad, integridad, servicio y contribución están presentes operando constantemente sin cambiar. Trascienden culturas y geografías: son universales. El desafío es encontrarse a uno mismo encontrar los principios seguir sin basarse en valores sociales y luego alinear todo hacia ello. De otra forma uno vivirá con las consecuencias inevitables, a pesar de que los valores controlan el comportamiento, los principios controlar las consecuencias de los comportamientos.

La autoridad moral, el uso de nuestra libertad y poder de elección, requiere sacrificios a corto plazo y el ejercicio de coraje para subordinar los valores sociales a los principios. Y la conciencia es el depósito de esos principios.

El tercer don son las cuatro inteligencias o capacidades de nuestra naturaleza: física, mental, emocional y espiritual. Debido a que estas cuatro dimensiones se solapan, uno no puede trabajar exclusivamente en una sin tocar directa o indirectamente a las otras.

Desarrollar y utilizar estas inteligencias instala dentro de la confianza la fuerza interna y la seguridad, la habilidad de ser valiente y considerado simultáneamente y la autoridad moral personal, que algunos seres humanos no pueden alcanzar. Por lo tanto, los esfuerzos para desarrollar estas inteligencias impactarán profundamente en la habilidad de influenciar a otros e inspirarlos a encontrar su voz.

CAPÍTULO 05

Los mejores líderes actúan bajo las cuatro dimensiones, las cuales son; visión, realidad, ética y coraje. Éstas son las cuatro inteligencias, las cuatro formas de percibir y comunicar lo que es necesario para lograr resultados importantes y sobre todo que perduren en el tiempo. El debe ser un líder visionario, ambicioso, innovador, planificador y lo más importante, está en contacto con la profunda estructura de la conciencia y el potencial creador del ser humano.

Para ser un buen líder debemos obtener el control de las pautas que gobiernan nuestra mente, nuestro cuerpo y nuestra alma para nuestra visión del mundo y nuestras creencias sobre loque merecemos en la vida sea sobre lo que es posible al fin de no construir falsa metas que nos pueden alterar la estabilidad emocional.

Para encontrar nuestra voz que nos guié a conseguir las metas que nos planteamos, es necesario entrar en contacto con los cuatro elementos como lo son: visión, disciplina, pasión y conciencia. Normalmente, las personas exitosas logran elevar cada una de dichas inteligencias a su mayor expresión. Cuando la mente está completamente desarrollada, logramos obtener una visión o proyección, es decir, la habilidad de identificar el mayor potencial de cada persona, de las instituciones y de las empresas, con las cuales nos vamos a relacionar.

Uno de los dones mas grandes que posee el ser humano es la libertad de elección. Este poder presenta un duro contraste respecto al victimismo y la cultura de culpas que prevalece en la sociedad hoy en día. La esencia del ser humano es la habilidad de poder dirigir su propia vida. La conciencia de esta libertad es re afirmante, ya que estimula el sentimiento de posibilidad y potencial. Al mismo tiempo puede amenazar o atemorizar, porque de pronto uno esa responsable no hay excusas, para poder alcanzar las metas.

El segundo don son las leyes o principios naturales. La justicia, amabilidad, respeto, honestidad, integridad, servicio y contribución están presentes operando constantemente sin cambiar. Trascienden culturas y geografías: son universales. El desafío es encontrarse a uno mismo encontrar que principios seguir sin basarse en valores sociales y luego alinear todo hacia ello. De otra forma uno vivirá con las consecuencias inevitables, ya que, a pesar de que los valores controlan el comportamiento, los principios controlar las consecuencias de los comportamientos. La autoridad moral, el uso de nuestra libertad y poder de elección, requiere sacrificios a corto plazo y el ejercicio de coraje para subordinar los valores sociales a los principios. Y la conciencia es el depósito de esos principios.

El tercer don son las cuatro inteligencias o capacidades de nuestra naturaleza: física, mental, emocional y espiritual. Debido a que estas cuatro dimensiones se solapan, uno no puede trabajar exclusivamente en una sin tocar directa o indirectamente a las otras.

Para ello es importante aclarar ciertos términos que ayudaran a comprender los tipos de inteligencia. La inteligencia mental, lleva la vanguardia y esta ligada con las funciones elementales, como la percepción, la capacidad de recibir y procesar la información.

La inteligencia corporal, no tiene relación con la conciencia. No es necesario pensar para respirar o para que nuestro corazón cumpla con sus funciones vitales como dice el autor. Sin embargo, esta inteligencia responde constantemente al ambiente para mantenernos saludables, libres de enfermedades.

En relación a la inteligencia emocional para poder comunicarnos bien con los demás, es preciso que seamos diligentes, sensibles y empáticos con las personas de nuestro entorno, esto influye mucho para lograr a conseguir el éxito en la vida. En relación a la inteligencia espiritual, es importante porque dirige las actividades de las otras tres, algunos autores dicen que es el camino al conocimiento.

Desarrollar y utilizar estas inteligencias instala dentro de la confianza la fuerza interna y la seguridad, la habilidad de ser valiente y considerado simultáneamente y la autoridad moral personal. De muchas formas, los esfuerzos para desarrollar estas inteligencias impactarán profundamente en la habilidad de influenciar a otros e inspirarlos a encontrar su voz.

Para encontrar y expresar

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