LA IMPLICANCIA DE LA ÉTICA EN LA POLÍTICA PERUANA

LA IMPLICANCIA DE LA ÉTICA EN LA POLÍTICA PERUANA

“La política puede ser la más noble de las tareas; pero es susceptible de ser el más vil de

los oficios” Sin duda alguna, las palabras expresadas por el diario El País (2009),

conllevan a la reflexión. Cuando se habla de política sobre todo en nuestro país, el Perú,

se produce gran desánimo o indignación por todos los hechos vividos con relación a actos

corruptos o injusticias. ¿Qué hemos hecho mal como país, como personas, para poner al

Perú, con todas sus posibilidades y riquezas, en una situación tan precaria y tan difícil?

Viviendo en una era de globalización, desarrollo tecnológico, abundancia de información

y comunicaciones en tiempo real, la ausencia de valores se hace cada vez más presente.

Según, Huaylas (2020) estudios y encuestas recientes han destacado la falta de valores

como causa de graves problemas nacionales como la inseguridad ciudadana y la

corrupción. Y esto se refleja con más notoriedad en el gobierno. La corrupción es

actualmente uno de los problemas más importantes y complejos a nivel mundial. Es un

fenómeno social que se manifiesta en los distintos ámbitos políticos, económicos y

sociales; y a pesar de que en los últimos años se han aumentado los esfuerzos por

controlarla, las cifras son preocupantes.

Para el 2021, según el Índice de percepción de la Corrupción gubernamental, el

Perú llegó a ser clasificado como uno de los países con niveles de corrupción más altos.

Esto claramente muestra cómo la ausencia de valores genera una distorsión en el ejercicio

del poder dentro del gobierno que a su vez representa una afectación directa en el

desarrollo económico y social de la nación. De ahí que uno de los retos más grandes del

país, es luchar contra una política corrompida, siendo la ética un instrumento

indispensable para combatirla. De hecho, desligar la ética de la política afectaría

gravemente el bien común de la nación.

De acuerdo a Bautista (2009) “Para lograr buenos resultados en la política y en la

gestión pública se requiere contar con gobernantes y funcionarios que hayan interiorizado

los valores y posean una conducta íntegra pues son estos servidores públicos quienes

marcan las directrices y operan las instituciones”. Es por ello que, a lo largo de este

ensayo, se demostrará el valor de la ética para la sociedad, su implicancia en la vida de

cada persona, en los asuntos políticos y su relación con las crisis sociales y económicas

que atraviesan los países, centrando la atención en el Perú.

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En principio, para poder entender la importancia de la ética en la política, es

necesario partir de un aspecto más general: la importancia de la ética en la sociedad.

Según Perea (2018), la ética y sus valores condicionan el devenir de la sociedad. En

efecto, como menciona La Rosa (2019), el comportamiento ético está presente en nuestra

vida diaria, y su enseñanza crea valor en las personas logrando que actúen con virtud. Sin

embargo, mientras más pasan los años, los valores éticos, que se evidencian en las

acciones y conductas de cada persona, se deterioran cada vez más. Por ello, se hace gran

énfasis en distinguir aquello que está bien y lo que está mal, con el fin de “Procurar la

armonía social y salvaguardar la seguridad pública'' (Castellanos, 2015, p. 8).

Al respecto, la filósofa española Adela Cortina (2013) en su libro titulado “¿Para

qué sirve la ética?”, asegura que ninguna sociedad puede funcionar correctamente si sus

miembros actúan sin ética y que ningún país puede salir de la crisis si sus ciudadanos

siguen demostrando conductas inmorales con toda impunidad. Esta afirmación puede

sustentarse en lo expuesto por Perea (2018) sobre el surgimiento de los contravalores a

falta de valores éticos en las personas y su aplicación en la vida diaria. Cuando proliferan

esos contravalores, a su vez se originan diversas conductas antisociales y deshumanizadas

en las personas que son perjudiciales para la sociedad en general. Se ve entonces que el

surgimiento de los antivalores se torna peligroso sobre todo en contextos en donde las

personas se relacionan constantemente y hasta son dependientes de los demás. Es ahí en

donde entra a tallar la virtud, aquella que ayuda a que cada individuo sepa cómo actuar

sin dañar a los demás, y coopere para buscar no un beneficio individual sino el de todos

y así construir una democracia auténtica (Cortina, 2013).

Los avances tecnológicos o el mismo cambio de intereses y pensamientos que son

impulsados por la globalización, hacen que se olvide uno de los conceptos más

importantes para los seres humanos: el ayudar a otros. Según Cortina (2013), “La ética

sirve para recordar que los seres humanos necesitamos ser ciudades para sobrevivir y que

estamos hechos para cuidar de los cercanos” (p. 46). Es así que, con la ética, las personas

pueden vivir de la manera correcta, y al vivir de la manera correcta la sociedad en

conjunto puede remediar y solucionar cualquier conflicto o crisis. La ética parte de cada

individuo como ser moral y trasciende reflejándose en un contexto mucho más grande,

llegando así a campos como la economía y la política, que se han corrompido por la

carencia de valores y el no haber forjado un carácter virtuoso. Ninguna sociedad se

desarrolla eficazmente si sus miembros carecen de ética.

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En los últimos años la falta de ética en la política peruana desencadenó actos de

corrupción que conllevo al país a una grave crisis económica. Esto debido a que personas

sin valores éticos están en los cargos públicos, generando en el Perú diversos actos de

corrupción como sobornos, tráfico de influencias, malversación de fondos y otros; por lo

que según Durand (2019), “Un estudio basado en encuestas de Latinobarómetro, muestra

que en el Perú la corrupción es ahora considerada uno de los principales problemas

nacionales” (p. 285).

Entre los actos de corrupción más sonados en el Perú, podemos mencionar los

actos que vinculan a la empresa constructora Odebrecht, que destacó como la principal

constructora del Perú en las últimas dos décadas, pero que conllevo

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