La prostitución callejera

La prostitución es uno de los problemas más ancestrales. La trata de seres humanos con fines de explotación sexual es una de las más graves violaciones de los derechos humanos, una forma de esclavitud moderna uno de los rostros amargos de la violencia de género. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), 2,4 millones de personas en todo el mundo, informa explotación por trata de personas. El tráfico sexual se reporta alrededor del 80% de los casos de la OIT (2005), convirtiéndose en uno de los negocios más rentables después del tráfico de armas y drogas con una ganancia de 8 mil millones a 10 mil millones de dólares al año. Foro Mundial (2021)

La prostitución callejera es un trabajo sexual, sin embargo, su clasificación está inserta en lo que actualmente se conoce como trabajo independiente o por cuenta propia, es decir, “presta, por tanto, su trabajo sin ceder a un tercero –el empresario– sus frutos. No hay ajenidad, es la propietaria de su actividad. Es independiente en el modo de prestar su trabajo y no está subordinada a la dirección del empresario y, finalmente, el precio del servicio se fija y se acepta por ambas partes de la relación” (Gay Herrero et al., 2003, p. 26). Por lo tanto, en la prostitución existe una prestación de servicios y esta última está definida en el artículo 1755 del Código Civil peruano como los servicios que son proporcionados por el prestador al comitente. Es así, que la prostitución que es ejercida en la vía pública, encajaría en la clasificación de prestación de servicios, puesto que cumple con sus requisitos los cuales son prestación personal del servicio, la recepción de una retribución y que sea realizada de manera autónoma.

En el Perú pertenece a los inconvenientes sociales recientes y complejos de resolver, pues hay quienes lo ejercen en pleno ejercicio de su derecho de independencia y de elección de vida, no obstante, la mayor parte terminan eligiendo ejercer la prostitución por diversas componentes entre ellos por falta de medios económicos y que ven en esta actividad una forma inmediata de lograr dinero, en ausencia de trabajo por las escasas competencias que posiblemente tienen o ya que poseen familia que asistir siendo madres solteras o pues poseen inconvenientes parientes entre otros componentes, situación que es aprovechada por una red mafiosa que moviliza varios recursos económicos y humanos y que se aprovecha de las situaciones que vive la dama para dominarla y explotarla sexualmente, este comercio de trata con personas resulta rentable para personas inescrupulosas que se aprovechan de la vulnerabilidad de una dama.

La prostitución y su interacción con el Derecho ha tenido diversas posturas teóricas que fueron surgiendo en todo el tiempo. De las posturas anteriormente mencionadas, tenemos la posibilidad de dividir en 2 su categorización: un prototipo que pretende eliminar la prostitución y otro segundo que no la castiga penalmente, sino que la criminaliza socialmente y le pretende dotar de derechos laborales. Por un lado, dentro del primer ejemplar tenemos la posibilidad de hallar a las tesis abolicionistas y las prohibicionistas. La tesis abolicionista es aquella vertiente que más está relacionada con las posturas feministas hegemónicas que rechazan la prostitución, debido a que estima que cosifica a la dama y se le despoja de su condición de persona (Agustí Maragall, 2015; Pérez, 2015; Rodríguez, 2016; Rúa Serna, 2012). El modelo sueco es un caso muestra de la tesis abolicionista. La tesis prohibicionista es aquella que ve a el individuo que se dedica a la prostitución como un mal social que debería ser eliminado; se sataniza a dichas personas, pues se les estima básicamente como delincuentes. Un territorio que adopta dicho modelo es USA, con exclusión de Nevada. (Rodríguez, 2016; Rúa Serna, 2012; Villacampa & Torres, 2013).

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