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Platero Y Yo


Enviado por   •  13 de Abril de 2014  •  5.147 Palabras (21 Páginas)  •  256 Visitas

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La etapa sensitiva (1898-1915)

Se subdivide a su vez en dos sub-etapas;

la primera abarca hasta 1908;

La primera está marcada por la influencia de Bécquer, el Simbolismo y un Modernismo de formas tenues, rima asonante, verso de arte menor y música íntima.

En ella predominan las descripciones del paisaje como reflejo del alma del poeta, un paisaje que no es natural ni fruto de paseos como el de Machado, sino sometido al estatismo de un jardín interior, al intimismo de un orden.

Predominan los sentimientos vagos, la melancolía, la música y el color desvaído, los recuerdos y ensueños amorosos.

Se trata de una poesía emotiva y sentimental donde se trasluce la sensibilidad del poeta a través de una estructura formal perfecta.

Pertenecen a esta etapa:

• Almas de violeta,

• Ninfeas: obtuvieron poco éxito; esto deprimió a Juan Ramón

• Rimas (1902),

• Arias tristes (1903),

• Jardines lejanos (1904), suponen una primera plenitud. Obras bajo el influjo de Verlaine y los simbolistas franceses. Obras impregnadas de tristeza, en una línea becqueriana. Se han destacado su musicalidad interior, su sensualidad, la melancolía

• Elegías (1907). Se duele por la ausencia de amor. Es un libro obsesionado por lo cromático

la segunda, hasta 1916

La segunda época se vierte en la forma del arte mayor (endecasílabos y alejandrinos), la rima consonante, el estrofismo clásico (sonetos, serventesios);

Se aprecia una mayor influencia de carácter modernista, especialmente por parte del Simbolismo francés (Charles Baudelaire, Paul Verlaine) y del decadentismo anglofrancés (Walter Pater, ).

Recientemente ha sido descubierto un libro escrito entre 1910 y 1911, Libros de amor, con una poesía carnal y erótica. El poeta logra perfectas cumbres parnasianas, especialmente en los sonetos;

Pertenecen a esta sub-etapa:

• La Soledad Sonora (1911), Aparecen los temas típicos del Modernismo, pero tratados de forma personal: la belleza, el amor, los pájaros, las flores. Posee un tono intimista, propio del Modernismo simbolista

• Pastorales (1911),

• Laberinto (1913),

• Platero y yo (1914) y

• Estío (1916),

• Poemas mágicos y dolientes (1909-11). Desarrolla los temas del amor, la belleza, la melancolía.

• Sonetos espirituales (1914-17). Se aprecian ya rasgos de depuración, si bien siguen apareciendo poemas exaltados. En Estío (1915) se anuncia ya la poesía pura.

• En prosa, destacan

• Baladas para después y, sobre todo,

• Platero y yo: es un libro entre modernista y depurado; obra equilibrada, muy elaborada (pese a su aparente sencillez). Juan Ramón nos comunica sus vivencias, sus estados de ánimo. Supone una visión del hombre en contacto y armonía con su medio natural. Se respira una armonía universal (irrealizable, según Urrutia), centrada en Moguer. También aparecen aspectos violentos, siempre mitigados por el sentimentalismo de la obra.

Entre otros. Hacia el final de esta etapa el poeta empieza a sentir el hastío de los ropajes sensoriales del Modernismo y preocupaciones relacionadas con el tiempo y la posesión de una belleza eterna.

Platero y yo, fechada por su autor en 1914, se convirtió en la obra más popular del poeta, escrita en una espléndida prosa, que suavemente lleva al lector a través de un cuidadoso retablo de imágenes poéticas que nos conducen desde la presentación de este borriquete:

Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.

Hasta su muerte y, claro, la ascensión del pollino al cielo... de Moguer: «Platero, tú nos ves, ¿verdad?», preguntamos siguiendo la letra de Juan Ramón Jiménez.

ETAPA INTELECTUAL (1916 – 1936) Estío (1916) supone el cambio hacia la segunda etapa de Juan Ramón. El poeta se aleja del Modernismo en busca de una mayor depuración de la palabra. Desaparecen los ambientes nostálgicos, evocados y soñados, en favor de una realidad más concreta.

Su primer viaje a América y el contacto con la poesía en inglés (Yeats, William Blake, Emily Dickinson, Shelley) marca profundamente esta segunda etapa (1916-1936), bautizada por él mismo como Época intelectual y que le vincula a la corriente literaria del Novecentismo.

Se produce un hecho fundamental: el descubrimiento del mar como motivo trascendente.

El mar simboliza la vida, la soledad, el gozo, el eterno tiempo presente. Se inicia asimismo una evolución espiritual que lo lleva a buscar la trascendencia. En su deseo de salvarse ante la muerte, se esfuerza por alcanzar la eternidad, y eso sólo puede conseguirlo a través de la belleza y la depuración poética. Suprime, pues,

• toda la musicalidad,

• los argumentos poéticos,

• la aparatosidad externa y ornamental anterior para adentrarse en lo profundo, en lo bello, en lo puro, en lo esencial.

De esta época destacan:

• Diario de un poeta recién casado (1916),

• Primera antología poética, (1917),

• Eternidades (1918),

• Piedra y cielo (1919),

• Poesía (1917-23) y

• Belleza (1917-23).

Son las obras que conforman esta etapa. Es una poesía más conceptual y "difícil" que la anterior. Son obras dedicadas "a la minoría siempre".

Continúan en la línea simbolista, de redescubrimiento de la realidad.

El poeta siente deseos de renombrar las cosas, para descubrir su pureza original. De ahí la llamada a la "inteligencia" para que le dé "el nombre exacto de las cosas". La obra no es ajena a cierto misticismo panteísta.

Entre todos, destaca el símbolo del mar (en el Diario...). Simboliza la vida, la soledad del poeta y al mismo tiempo, su gozo. Es símbolo del eterno tiempo presente, de la unidad del cosmos, del ansia de eternidad

ETAPA SUFICIENTE Con Diario de un poeta recién casado, titulado posteriormente (en 1948) Diario de poeta y mar (para incluir el segundo apellido de su esposa, Aymar), se inicia esta nueva etapa en la obra de Juan Ramón.

Se trata de una poesía sin anécdota, sin los «ropajes del modernismo», una poesía estilizada y depurada, donde el poeta admira todo lo que contempla. Este poemario surge como fruto de su viaje a América. En el Diario, Juan Ramón experimenta con los temas y las formas, y abre una nueva corriente poética, que será explotada por algunos miembros de la Generación del 27.

En Piedra y cielo (1919) el tema central es ya la creación poética: la poesía como

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