MAS Y TRADICIONES CHOLULA

Cholula es una ciudad que cada 8 de septiembre pasa de ser un destino turístico a una ciudad que recupera su antiguo esplendor tradicional, emergen su espíritu comerciante, las costumbres, las antiguas vestimentas y la devoción a una virgen, que se unen en una sola fiesta para hacer comunión con su presente.

El día empieza, mis pasos me conducen a la mítica Cholula, la ciudad de los dioses ocultos; a mi llegada, al pie de la pirámide que en su parte superior sostiene una iglesia, se extiende un mercado que parece no tener fin; los sabores y los olores se mezclan: el pulque, la cocada, la carne asada, el copal –nuestro incienso- se perciben hasta llegar a confundirse, es una fiesta de olores, de sabores, de colores, de texturas, de ruidos y llamados muy característicos. Una fiesta para los sentidos de sorprendentes matices, es el gran lienzo cultural que recibimos como herencia, adornado con plumas de colores, jarros decorados, tejidos artesanales, maderas talladas, grandes canastos.

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Paso a paso me contagio del sabor de la fiesta, así debió de “sentirse” la gran Cholula en tiempos ancestrales, mi experiencia apenas cambiaria nada, acaso mis jeans por una túnica de macehual. Me detengo a comprar unos panes de maíz para acompañar mi atole y son testigo de un tradicional trueque. Una señora con una linda sonrisa, cabello negro y ceño de comerciante, hace negocio con la tortillera de al lado:

- ¿Cambiamos?

- Vale, pues.

Me quedo atónito presenciado ese ritual que ha sobrevivido durante siglos, el famoso trueque, guardo silencio y pospongo la compra de unas cazuelas para que las señoras culminen sus negociaciones.

- 7 tortillas por 2 pocillos –dice la bonita.

- Mmm, está bien –responde la otra satisfecha.

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La tortillera saca un papel de estraza color café, coloca grandes tortillas de maíz, calientes, listas para consumirse, ya sea en un buen taco de quesillo con cecina o con simple aguacate; es el día en que el dinero deja de valer en una extraña y pacífica protesta contra el capitalismo.

- Que sean 12 tortillas por una cazuela.

- Va, es un trato.

La tortillera le extiende el paquete de tortillas y elije una buena cacerola, se ha cerrado el trueque. Mientras yo me llevo mis jarritos, veo unos ancianos sentados con sus flores y yerbas medicinales, en su mirada veo la sabiduría que ha dado salud durante tantos siglos, veo las manos que construyeron la ciudad, los guardianes mitológicos de la antigua Cholula.

La caminata por Cholula

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