Pesca y ecologia

Se especula que para el 2048 los océanos estarán casi vacíos si la pesca comercial continua al nivel en que se realiza en la actualidad. Pronósticos similares cada vez son más frecuentes; sin embargo, la depredación de la naturaleza continua y es justificada con distintos discursos. Uno de ellos es el del bienestar, el cual postula que la explotación de los recursos naturales es fundamental para el desarrollo nacional y satisfacción de las necesidades humanas (López s/f). Discursos como estos son muestra de la percepción existente acerca de la naturaleza como una fuente de la que disponen, lo cual pertenece a un pensamiento utilitarista en el que se evidencia la pérdida de vocación por parte del hombre para cuidar la creación. Ante esto, es necesario reconsiderar la forma en la que el hombre se relaciona con el medio ambiente, pero, sobre todo cuestionar los modelos actuales de producción y consumo (Cáceres 2022: 33).

En el presente ensayo se pretende abordar las consecuencias ambientales y sociales que surgen a partir de la actividad pesquera. Para ello, primero se planteará el pensamiento utilitarista a partir de la pesca indiscriminada. Y segundo, se explicará el impacto social a través de la práctica de la cultura del descarte por parte de esta industria.^[a]

En primer lugar, la captura accesoria es un término utilizado para hacer referencia a todas las especies marinas que son atrapadas de forma accidental cuando se realiza la actividad pesquera. Esta genera una devastación en serie de muchas especies marinas, ya que “por cada 500g de pescado extraído se llevan más de 2kg de especies silvestres que no forman parte de esta demanda” (Andersen y Kuhn 2014) y muchas de ellas mueren producto de quedarse atrapadas en las redes. En respuesta, existen certificaciones como “Dolphin safe” como medida de control para que no se utilicen redes que capturen a otras especies y se liberen a las atrapadas. Sin embargo, en la mayoría de los casos estos controles no son rigurosos y los encargados son sobornados por las empresas pesqueras (Tabrizi 2021). Este primer caso, es ejemplo de que el hombre percibe a la naturaleza como un recurso del cual dispone. Y al hacerlo, según lo postulado por Cáceres, se puede interpretar que el hombre ve a la naturaleza como un objeto, cuando en realidad es parte de ella y existe una relación de interdependencia entre ambos (2022: 37).  Otro ejemplo de esta visión utilitarista del hombre es lo que sucede en Taiji, ciudad japonesa, en la cual se asesinan delfines como control de plagas, pues se considera a estos animales como una competencia debido a que también consumen pescado. En realidad, esta situación es una reacción a la sobrepesca en esta región. Se asesinan estos animales como excusa para poder mantenerse en la industria del atún y, sobre todo, evadir cualquier responsabilidad ecológica (Tabrizi 2021).  Lo mencionado, según Amo, es muestra de la irrelevancia que se le brinda a la interconectividad que poseemos con la naturaleza, lo cual permite que se consolide un pensamiento antropocentrista y utilitarista que justifica un comportamiento destructivo de dominio (2019: 10).  Es evidente que se tiene que erradicar esta percepción, pero para ello se tiene que transformar la forma en la que comprendemos el mundo y generar una conciencia ambiental a través de la revaloración de la naturaleza y el reconocimiento de una sola crisis socio-ambiental.

Por otra parte, existen intentos de regular la industria pesquera; no obstante, muchas veces estos fracasan debido a que los observadores gubernamentales encargados de vigilar la pesca son asesinados en el mar. Lo mencionado es una práctica de la cultura del descarte realizada por las empresas pesqueras debido a que los observadores son percibidos como un obstáculo en su propósito depredador. Sin embargo, no es la única forma en la que se realiza la cultura del descarte dentro de esta industria. Algunos gobiernos subvencionan la actividad pesquera con el propósito de garantizar la seguridad alimentaria de su población; no obstante, al hacerlo son causa de inseguridad alimentaria para otras sociedades, principalmente las que se encuentran en desarrollo. La pesca de la Unión Europea en lugares como África Occidental está impulsada por la subvención, lo cual significa que los pescadores locales tienen que competir contra el poderío europeo (Tabrizi 2021). Y es que la depredación de la naturaleza, según lo propuesto por Cáceres, tiene un impacto más violento en las comunidades más vulnerables (2022: 34). Muchos de los pescadores locales en vista de que navíos más grandes y con mejor infraestructura se llevan el pescado que se supone es para su pesca local tienen que entrar a las profundidades del océano para lograr conseguir una pesca decente. En Somalia, la actividad pesquera es la base de su alimentación; sin embargo, debido a la dificultad para conseguir pescado muchos optan cazar animales salvajes. No obstante, eso a su vez produce el brote de enfermedades como el ébola. Lo mencionado, es prueba de que existe una “realidad de explotación, discriminación y desigualdad”, en la cual existen excluidos como las poblaciones locales.

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