Cartas A Un Joven Ingeniero

La lectura consta de 15 cartas que van dirigidas a Elisa Verónica, hija del ingeniero Javier Espriú egresado de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, basándose en la experiencia, la visión y el éxito del ingeniero hace una descripción en cada mensaje una cualidad que, a su forma de pensar, debe ser parte del albedrío de todo aquél que intenta obtener el título de ingeniero o de cualquier otra profesión.

Sobre la verdadera vocación

Durante el transcurso de las cartas explica como un padre no debe dejar llevarse por la emoción de que alguno de sus hijos adopte su misma profesión. Llama la atención el respeto cuando previene a la hija de que no se trata de una carrera fácil, del estereotipo que se tuvo por muchos años de ser una carrera pensada sólo para hombres y de cómo algunos ingenieros se expresan de las mujeres que adoptan esta forma machista de pensar, por lo cual, de manera indirecta le sugiere reconsidere su decisión. Sin embargo, refiere a la mujer capaz para desarrollar cualquier actividad y, por tanto, otorga a su hija un apoyo incondicional.

Se deduce que Vero confirma su gusto por la profesión, lo que a continuación comienza a hablar de la ética a prevalecer en cualquier actividad. Hace percibir como en el momento de elegir una profesión deben considerarse las grandes satisfacciones que traerá y el desarrollo profesional, pero sin perder de vista que lo material no rebase la honestidad.

Desde mi punto de vista la ingeniería es una disciplina que engloba muchas ciencias para facilitar la vida de las personas, y el autor trata de explicar que algunos les cuesta trabajo definir qué es ingeniería, en tanto otros ni siquiera se lo han preguntado, en esto hace énfasis para describirlo.

Para encontrar una respuesta, el autor da definiciones, criterios y modismos científicos y populares, pero va más allá y lleva a recordar cómo se ve la carrera en sus inicios, y pregunta a ingenieros de experiencia su opinión, para conformar de esta manera una definición propia. Las cartas van tomando un rumbo más en específico a la profesión, sin dejar de lado el sentimiento paternal.

Le explica cómo debe ser un ingeniero mexicano. Se insiste que en el ejercicio de la profesión se debe encontrar el equilibrio entre el beneficio material y la satisfacción moral que da el trabajo, pero también ser sensible ante la situación del país, del México subdesarrollado que intenta ser competidor de manera global. Esto hace que no nada más piense en terminar la carrera si no hacerle cargar esa responsabilidad que tienen los ingenieros mexicanos con su nación.

Nos habla también sobre la historia de la ingeniería mexicana que contrasta los logros del pasado de la ingeniería mexicana con la actualidad y advierte la pobreza en la que nos

...