Discurso Maria Luisa Bombal

María Luisa Bombal:

“Arte y vida”

Muy buenos días. Quisiera saludar cordialmente este jueves 4 de octubre de 1944 al honorable Rey Gustavo V y su esposa, la Reina Victoria de Baden. Es también un honor tener presente aquí en la Academia Sueca a escritores e intelectuales tan destacados a nivel universal. Tengo hoy el placer de recibir y aceptar el premio otorgado «a quien haya producido en el campo de la literatura la obra más destacada, en la dirección ideal», como ha dicho el filántropo sueco Alfred Nobel para referirse al premio nobel de literatura.

Toda mi vida me sentí atraída por las artes. El teatro, la música y la literatura hacían vibrar mi mundo, y por sobre todo, hacían florecer lo más íntimo de mi ser. El arte me llevó a emprender largos caminos y a experimentar sensaciones y emociones. Estudié teatro y letras. Aprendí a tocar el violín y escribí novelas. Recorrí diferentes países y me enamoré.

En mi país de origen formé parte del “mundo intelectual” ya que congenié rápidamente con verdaderos intelectuales. Entre ellos, Marta Brunet, Barrenechea y Neruda. Sin embargo, mi primera obra publicada se situó en Buenos Aires, durante un año en que viví con mi gran amigo Pablo.

Un día un amigo me dijo que había un hombre que quería conocerme. Claramente le pregunté por qué. Dijo que había leído La Amortajada, y aquel día, al estar muriendo, deseaba verme, ya que gracias a mi creación él le había perdido el temor a la muerte. Conmovida por la petición de este hombre fui de inmediato. Lo observé tendido en su cama y solo dijo “gracias”. Naturalmente escribí La Amortajada porque siempre me aterró la muerte. Ahora yo no creo que la muerte sea algo definitivo, no, la muerte para mí, es un despegarse gradualmente de la vida.

La lectura es capaz de sumergirnos en una realidad paralela a la nuestra de una manera fantástica que puede hacernos gozar, sufrir o sorprendernos. Sin la fantasía seríamos menos conscientes del alcance que puede tener nuestra imaginación, y la capacidad de creación que está latente en cada uno de nosotros.

La literatura para mí es una especie de refugio ante la adversidad, en donde las razas, religiones e ideologías se dejan a un lado para entrar en la belleza nativa que se presenta en esta suma de palabras. En este tipo de arte lo natural puede convertirse en extraordinario, lo simple en maravilloso y viceversa. Se favorece el momento, el instante y el detalle. Somos capaces de percibir con total minuciosidad el segundo que transcurre invisible a nuestros ojos.

Objeto con aquellos que piensan que la lectura constituye solo una burda instancia de escape a la sociedad, como evasión a los medios opresores y los regímenes que corrompen la libertad de expresión de cada individuo. Yo creo, más bien, que esta lección es capaz de enriquecer

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