Estudio caso pedro

Reflexión                                                                 

Los videos planteados, exponen una realidad más que conocida por las personas, pero igualmente ignorada. Lastimosamente, la tierra no deja de mostrarlos el atroz daño que, a lo largo de la historia, los seres humanos le hemos hecho.  La conciencia ambiental ha estado presente desde hace ya mucho tiempo. Sin embargo, su relevancia no ha sido la esperada, dada que su misión choca con los intereses de actores de índole político-económico en gran medida.

A pesar de la evidencia, las personas nos ufanamos de creernos el ser más racional de todos, aunque esa característica nos queda muy baja en comparación a la conducta de otros animales. Nos hemos acostumbrado a ver como algo normal o necesario, la tala indiscriminada de árboles para aprovechar la madera o para resembrar plantas que no pertenezcan al respectivo ambiente y dañe la demás naturaleza; la contaminación de ríos o desaparición de fuentes hídricas, para el aprovechamiento de metales preciosos o minerales; no control de los desechos industriales, durante los procesos de producción.

La globalización, ha tenido un papel muy importante en el problema que agobia al mundo hoy en día. Hace años, al limitarse las economías con la diversificación de productos o servicios, las personas se acostumbraban a vivir con lo básico. Ha medida que los acuerdos económicos se concretaban y las condiciones de transporte y negociación se acrecentaron en los países, la gran mayoría de países empezaron a disponer de miles de productos y servicios. Aunque nada de esto está mal, el problema surge cuando el consumo se hace de manera irresponsable.

Se ha sembrado una cultura del uso y desecho, apoyado por las propias industrias que hacen productos cuya vida útil no es larga y debe cambiarse en poco tiempo. Igualmente, nos hemos acostumbrado a adquirir las cosas muy fácilmente, lo que hace que no exista un motivo de sopeso para desechar. Infortunadamente, las generaciones más próximas están creciendo con esta filosofía, lo que hace que el grado de inestabilidad ecológica sea muy preocupante.

Lo más grave del asunto, es que día por día, para cumplir con las expectativas de producción alrededor del mundo, es un pedazo más de naturaleza que se extingue pero que no se repara. Desafortunadamente, nos quedamos en la discordia o la sorpresa, pero no hacemos en realidad nada para cambiar. Está en nuestras manos, cambiar los hábitos desproporcionados de consumo, inclinarnos por alternativas de productos o servicios que trabajen de manera responsable con el medio ambiente y extender el mensaje de conciencia ambiental.

Cuando logremos ejercer un peso, en aquellos demoledores de la naturaleza, habrá posibilidades de tener un cambio. Debemos aprender a priorizar realmente lo que necesitamos, es posible ajustarse a una vida más austera y responsable, viviendo cómodamente. Pero esto se logrará, únicamente cuando el mensaje se replique y sea llevado a cabo por muchas personas. Aunque las pequeñas acciones cuentan, no logran generar el cambio que se necesita.    

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