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Cristologia


Enviado por   •  20 de Octubre de 2014  •  6.343 Palabras (26 Páginas)  •  193 Visitas

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LA CRISTOLOGÍA

EL Señor Jesús es Dios, por lo tanto eterno, se introdujo en la historia de la humanidad en un tiempo señalado, pero su historia trasciende todas las épocas, a continuación analizaremos las diversas posiciones de Cristo, en consecuencia veremos lo que la Biblia habla desde antes de la encarnación, en su posición de Gloria, durante su estado de Humillación aquí en la tierra, y su posición de exaltación una vez ascendió a los cielos.

LA PRE-EXISTENCIA DE CRISTO

Es un término que implica la eternidad del Hijo. El Hijo como persona divina siempre ha existido y desde la creación del hombre y antes de su encarnación se ha manifestado a los hombres, por regla general en la persona del "ángel del Señor.”

La gloria del Verbo encarnado - Juan 1:14-18

Juan 1:14-18

"Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo. Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer."

"Y aquel Verbo fue hecho carne"

En los versículos anteriores hemos visto que a aquellos que creyeron en su nombre "les dio potestad de ser hechos hijos de Dios". Ahora el evangelista nos lleva a considerar de qué manera tan costosa Dios pudo hacer esto. Podríamos resumirlo diciendo que el Hijo de Dios se tuvo que hacer hombre para que los hombres pudiéramos ser hechos hijos de Dios.

Comencemos notando el contraste entre este versículo y el primero. Cuando Juan hablaba del Verbo en la eternidad decía que "era", pero cuando vino a habitar entre los hombres nos dice que "fue hecho". Si no fuera porque el Verbo ya existía desde la eternidad, la expresión "fue hecho carne" nos resulta sumamente extraña para expresar su nacimiento. ¿Qué padres hablan de su niño diciendo que "fue hecho carne"? Pero no sólo queda implícita la preexistencia del Verbo, sino que al mismo tiempo expresa la verdad de que Dios que es Espíritu, llegó a ser también un hombre.

La encarnación es un profundo misterio que está muy por encima de nuestra comprensión y que debemos aceptar por la fe. ¿Cómo podemos medir la distancia entre Dios y el hombre, entre la eternidad y el tiempo? ¿Cómo podemos unir extremos tan infinitamente distantes? ¿Cómo puede la naturaleza humana frágil y transitoria, hecha del polvo, limitada al tiempo y al espacio ser la habitación del Dios eterno?

Pero aunque no somos capaces de comprenderlo plenamente, sin embargo, en base a lo que la Palabra afirma, podemos concluir diciendo que Jesucristo es el Dios Hombre en quien se hallan dos naturalezas perfectas, la divina y la humana en una sola persona indivisible para siempre.

En este versículo está la clave para la perfecta comprensión de todo el evangelio. Nuestro Señor Jesucristo es al mismo tiempo Dios y hombre. Por lo tanto, en ocasiones el evangelista nos va a mostrar que como hombre también sentía hambre y sed, comía, bebía, lloraba, se cansaba, sufría, se alegraba, se indignaba, sentía lástima, oraba, leía las Escrituras, se dejaba tentar, sometía su voluntad a la de su Padre celestial y finalmente murió derramando su sangre en una cruz. Fue un hombre real, semejante en todo a nosotros salvo en el pecado.

Pero al mismo tiempo era Dios, y si bien a partir de su encarnación fue su naturaleza humana perfecta lo que mayormente se percibía, también había ocasiones en que hablaba y actuaba como Dios. Por ejemplo, mandaba a sus discípulos que creyeran en él como creían en Dios (Juan 14:1), se declaraba Hijo de Dios, haciéndose igual a Dios (Juan 5:18), decía que el Padre y él eran uno(Juan 10:30), que el Padre estaba en él y él en el Padre, que conocerle a él era conocer al Padre y que quien le había visto a él había visto al Padre (Juan 14:7-11), que aborrecerle a él era aborrecer al Padre (Juan 15:23), que había estado en la gloria junto al Padre antes de que este mundo fuera (Juan 17:5) y que el mismo profeta Isaías le había visto sentado en su trono divino siendo adorado por los serafines (Juan 12:39-41).

¿Por qué fue necesaria la encarnación del Verbo? Desde el punto de vista de la salvación era necesaria, porque sólo un Dios-Hombre podía ofrecer un sacrificio que estuviera a la altura del pecado de la humanidad. Por un lado debía de ser hombre para poder ser nuestro representante, pero por otro debía ser Dios para que la satisfacción alcanzara a la raza entera.

Hechos 2:14-15

"Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte, al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre."

Finalmente, con su humanidad ha dado al ser humano redimido una dignidad que nunca antes había tenido.

"Y habitó entre nosotros"

La palabra que nuestra versión traduce por "habitó" quiere decir literalmente "fijó tabernáculo", "puso su tienda", que en combinación con "vimos su gloria" nos recuerda el momento en que Moisés levantó el tabernáculo en el desierto y la gloria de Dios se manifestó en él:

Éxodo 40:34

"Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó todo el tabernáculo."

De esta afirmación podemos aprender diferentes cosas:

Primeramente que Dios siempre ha tenido un fuerte deseo de acompañar al hombre a través de su peregrinaje por esta vida. Ya lo demostró cuando en el desierto mandó que se le construyese una tienda o tabernáculo donde morar a fin de acompañar al pueblo en su viaje por el desierto, pero cuando el Verbo se hizo hombre, consideramos que Dios ha dado un paso muy grande en su deseo de acercarse al hombre y vivir en comunión con él.

Apreciamos también que no se trató simplemente de una breve aparición momentánea, sino que él llegó a "habitar" entre nosotros.

También la comparación con el tabernáculo nos enseña que el Verbo no dejó de ser Dios cuando se hizo hombre, sino que su naturaleza divina quedó velada por su humanidad de la misma manera que las gruesas capas de pieles que cubrían el tabernáculo impedían ver la gloria de Dios que se manifestaba

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