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El Grito De Antigona


Enviado por   •  14 de Agosto de 2013  •  2.745 Palabras (11 Páginas)  •  1.220 Visitas

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Judit Butler:

El grito de Antígona

Estudiante:

Eduardo González Ruiz,

Psicología

Capitulo 1

El Grito de Antígona

Judith Butler da comienzo a su escrito preguntándose qué pasó con los esfuerzos feministas por enfrentarse y desafiar al estado. Frente a ellos o ellas, Antígona se levanta como una contrafigura frente a las feministas actuales que buscan el apoyo político del estado para impulsar objetivos feministas. Incursionando en la lectura de Hegel, nota como él la identifica como una transición de la norma del matriarcado a la del patriarcado, bajo la norma del principio del parentesco. Ella duda al igual que Irigaray, de la función representativa de Antígona de un cierto tipo de política feminista, ya que su carácter representativo se haya en crisis: Antígona está implicada en relaciones incestuosas que enturbian su posición dentro del mismo parentesco y representa un feminismo que la pone al margen del poder al que se opone. Butler demostrará que Antígona es apenas representante de los principios del parentesco. El carácter representativo de Antígona se pone en cuestión como figura política y no como ficción, pues apunta más allá de la política. Antígona apunta no a la política como cuestión de representación, sino a esa posibilidad política que surge cuando se muestran los límites de la representación.

Butler al comienzo de su estudio de Antígona, buscaba en ella encontrar un modelo político como figura femenina que desafiara al estado a través de actos físicos y lingüísticos. Pero encuentra algo distinto a lo que esperaba. Interiorizándose en las lecturas de Hegel, Lacan e Irigaray, lo primero que le impresiono como ellos la habían identificado no como una figura política de discurso desafiante, sino como alguien que articula su postura desde una posición pre política anterior a la política, “representando el parentesco como la esfera que condiciona la posibilidad de una política sin tener que participar nunca de ella”. Sin duda dentro de la teoría literaria como en el discurso filosófico, la lectura que va a prevalecer es la de Hegel. Para Hegel Antígona representa el parentesco y su disolución, y Creonte el orden ético y la autoridad estatal emergente, basada en principios de universalidad.

Lo segundo que le impresiono a Butler, fue la forma como el parentesco aparece en el limite de lo que Hegel denomino “el orden ético”: “la esfera de la participación política y las normas culturales viables”; en términos de Lacan: el limite de lo imaginario y lo simbólico, interpretado “como un representación inaugural del simbolismo, del ámbito de las leyes y las normas que gobierna la adquisición del habla y la capacidad de hablar”. Si bien tanto Hegel como Lacan separan la esfera del parentesco de los social, la idea de parentesco para lacan permite una estructura Lingüística y presupone una inteligibilidad simbólica que necesariamente sustraída del marco de lo social; por el contrario, Hegel entiende el parentesco como una relación de “sangre” más que de normas, dejándolo fuera de lo social.

Cuando Hegel analiza el discurso de Antígona, lo entiende como un discurso situado desde la esfera de una realidad singularizada, la familia, que está basado en la ley de los dioses para argumentar y contra argumenta a Creonte; por el contrario, Creonte representa la ley del estado. En este conflicto el parentesco debiera ceder ante el estado autoritario el cual es el árbitro final de la justicia, pero Antígona es sobrepasada sin haber sido nunca protegida cuando surge el orden ético. La herencia de Hegel parece asumir la separación entre parentesco y Estado, aunque en el fondo mantienen una relación esencial. Leído desde el contexto actual, es posible ver como esta separación se ha ido superando y ha sido posible incluir el parentesco dentro del estado; mas lo que observa Butler, en una crítica a las interpretaciones basadas en Hegel, es que la obra plantea dos cuestiones importantes: primero, puede existir parentesco –por parentesco no se refiere solo a familia- sin el apoyo y mediación del estado; y segundo, puede existir estado sin la familia como un sistema de apoyo y mediación del mismo. Si bien Antígona en las interpretaciones basadas en Hegel se ve limitada en contraposición a Creonte, en la lucha entre las fuerzas del parentesco y del estado, “el texto de Sófocles deja claro que ambos están metafóricamente implicados la una con el otro, sugiriendo que no existe, de hecho, oposición entre ambos” sucede, sin embargo, que el estado no logra entender las formas en que Antígona ya ha surgido del parentesco, pues ella misma es hija de un vínculo incestuoso, y es fiel a un amor imposible e incestuoso por su hermano; por otro lado es considera por sus acciones como varonil por Creonte y en ocasiones por el coro, por el acto de enterrar a su hermano, y hacerlo dos veces, y su desafío verbal cuando comparece ante Creonte. Al enfrentarse a Creonte de esa forma, crea dudas sobre el modo en que el parentesco debe garantizar el género, pues el comportamiento de Antígona, transgrede las normas del parentesco y del género. “Antígona parece asumir la forma de una cierta soberanía masculina, una virilidad que no se puede compartir, que requiere que su otro sea tanto femenino como inferior. Pero hay una pregunta que persiste: ¿ha asumido verdaderamente esta virilidad? ¿Ha vencido la soberanía del género?”Antígona Confronta con su discurso a Creonte contra una autoridad superior, los dioses, al igual que ello, sus constantes desafíos buscan en el fondo un solo fin: debilitar la figura masculina de Creonte: cuanto más varonil aparezca Antígona, la figura de Creonte se ira debilitando. Enterrar a su hermano, apropiarse de la voz de la ley para cometer un acto en contra de la ley misma, son el reflejo de la masculinidad que va asumiendo Antígona con el fin de debilitar a Creonte. Esto convierte la posición de ambos en un lugar de modificación de los géneros. Aunque Antígona muere su acto permanece en el lenguaje pero ¿Cuál es su acto? El acto de Antígona supone una transgresión de las “normas de parentesco y de género que pone de manifiesto el carácter precario de esas normas, su imprevista y molesta transferibilidad, y su capacidad para ser reiteradas en contextos y de formas que nunca podremos anticipar completamente. Antígona no representa el parentesco en su forma ideal, sino más bien su deformación y desplazamiento, poniendo en crisis los regímenes vigentes de representación”. Butler comienza a mostrar su teoría no meramente para

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