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Ensayo Didactica Magna


Enviado por   •  10 de Septiembre de 2014  •  5.897 Palabras (24 Páginas)  •  247 Visitas

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Universidad Nacional de Tucumán

Facultad de Filosofía y Letras

Departamento de Formación Docente

Carrera de Especialización de Postgrado en Didáctica y Curriculum

Selección de Textos sobre el Libro

La Didáctica Magna

de Jan Amós Comenio

Selección de Textos elaborada por

Daniel Enrique Yépez

Licenciado en Ciencias de la Educación

Magíster en Ciencias Sociales

Docente-Investigador de las UNT y UNJu

Docente a Cargo del Módulo 1

1. Sobre su Concepción de Hombre

Capítulo IV: Conocerse, regirse y encaminarse hacia Dios, tanto a sí propio como las demás cosas con uno mismo, son los tres grados de la preparación para la eternidad

“6. De todo lo cual se saca la conclusión de que los requisitos genuinos del hombre son los que siguen: I. Que sea conocedor de todas las cosas. II. Dueño de ellas y de sí mismo. III. Encaminarse él y todas las cosas hacia Dios, origen de todo. Lo que puede expresarse en estas solas tres palabras de todos conocidas:

I. ERUDICIÓN.

II. VIRTUD O COSTUMERES HONESTAS.

III. RELIGIÓN O PIEDAD.

El nombre de Erudición comprende el conocimiento de todas las cosas, artes y lenguas; el de buenas costumbres, no sólo la externa urbanidad, sino la ordenada disposición interna y externa de nuestras pasiones; y con el de Religión se entiende aquella interna veneración por la cual el alma del hombre se enlaza y une al Ser Supremo.

ESTOS TRES ELEMENTOS FORMAN EL TODO DEL HOMBRE EN ESTA VIDA; LO DEMÁS SON ADITAMENTOS.

7. En estos tres enunciados se halla encerrada toda la excelencia del hombre, porque estos son los únicos fundamentos de esta vida presente y de la futura; todo lo demás (Salud, vigor, figura, riquezas, dignidades, amistades, éxitos y larga vida) nada representan sino añadiduras y adornos de la vida extrínseca, si Dios las da con lo primero; o superfluas vanidades, inútil carga, impedimentos molestos para quien, sintiendo excesivo apego a ellas, las desea y se deja dominar por ellas olvidando y dejando a un lado lo más principal”.

Comenius, J. A., Didáctica Magna, Akal Bolsillo, Madrid, 1986, pp.,

Capítulo V: La naturaleza ha puesto en nosotros la semilla de los elementos antedichos (erudición, virtud y religión)

“4. Es un principio admitido por todos que el hombre nace con aptitud para adquirir el conocimiento de las cosas, en primer lugar porque es imagen de Dios. La imagen, sí es fiel, debe representar y reproducir todos los rasgos de su modelo, de otro modo no sería verdadera imagen. Entre todas las demás cualidades de Dios, ocupa un lugar preeminente la Omnisciencia; luego necesariamente debe aparecer en el hombre alguna señal de dicha cualidad. ¿Y cómo? El hombre está realmente colocado en medio de las obras de Dios, teniendo su luminoso entendimiento a la manera de un espejo esférico suspendido en lo alto que reproduce las imágenes de todas las cosas. Es decir, de todo lo que le rodea. Pero además, nuestro entendimiento no solamente es ocupado por las cosas próximas, sino también se deja impresionar por las remotas (ya en el tiempo, ya en el espacio), acomete las difíciles, indaga las ocultas, revela las desconocidas e intenta investigar las inescrutables; por lo tanto, es en cierto modo infinito e ilimitado. Si se concediera al hombre una existencia de mil años, durante los cuales; aprendiendo sin cesar, siguiera deduciendo una cosa de otra, jamás carecería de objeto a que dirigirse; tan inmensa es la capacidad de la mente humana que puede compararse a un insondable abismo. Nuestro débil cuerpo ocupa un reducido espacio; la voz se extiende poco más allá; la altura del firmamento limita nuestra vista; pero al entendimiento no se le pueden fijar límites ni en el cielo ni más allá del cielo; lo mismo asciende hasta los cielos de los cielos que desciende al abismo de los abismos; y aunque estos espacios sean millares de veces más extensos los recorre con increíble rapidez. ¿Negaremos que todo le es fácil? ¿Habremos de negar que tiene capacidad para todo?”.

Comenius, J. A., Didáctica Magna, Akal Bolsillo, Madrid, 1986, pp., 42 y 43.

2. Sobre la formación del Hombre y la Mujer

Capítulo VI: Conviene formar al hombre si debe ser tal

“3. Nadie puede creer que es un verdadero hombre a no ser que haya aprendido a formar su hombre; es decir, que esté apto para todas aquellas cosas que hace el hombre. Esto se demuestra con el ejemplo de todas las criaturas que, aunque destinadas a usos humanos, no sirven para ello a no ser que nuestras manos las adapten. Por ejemplo: Las piedras, que nos son dadas para construir nuestras casas, torres, muros, columnas, etc.; pero que no sirven para ello a no ser que nuestras manos las corten, las tracen, las labren. De igual modo, las perlas y piedras preciosas destinadas a ornamentos humanos deben ser cortadas, talladas y pulimentadas por la mano del hombre; los Metales empleados para notables usos de nuestra vida, han de ser necesariamente rebuscados, licuados, purificados y de vario modo fundidos y batidos, y sin esto, tienen para nosotros menos aplicación que el mismo barro de la tierra. De las Plantas tenemos alimento, bebida, medicina; pero de manera que las hierbas han de sembrarse, cultivarse, recogerse, triturarse, etc., y los Árboles deben ser plantados, regados, estercolados y sus frutos recogidos, secos, etc., y mucho más, si hay que obtener algo para la medicina o la construcción, porque en tal caso deben ser preparados de muchos y diversos modos. Y aunque parece que los Animales, por estar dotados de vida y movimiento, habían de sernos suficientes con esto; sin embargo, si queremos utilizar su trabajo, por el que nos son concedidos, hemos de procurar antes su aprendizaje. Si no, veamos: el caballo nació apto para la guerra, el buey para el tiro, el asno para la carga; para la guarda y caza el perro; para la cetrería el halcón y el milano, etc., y de muy poco nos valdrán si no amaestramos a cada uno de ellos para su oficio.”

Comenius, J. A., Didáctica Magna, Akal Bolsillo, Madrid, 1986, pp., 55 y 56.

ES NECESARIA LA DISCIPLINA: A LOS NECIOS Y A LOS PRUDENTES

“7. En general a todos es necesaria la cultura. Pues si consideramos los diversos estados del hombre hallaremos esto mismo. ¿Quién dudará que es necesaria la disciplina a los estúpidos para corregir su natural estupidez? Pero también los inteligentes necesitan mucho más esta disciplina porque su entendimiento despierto, si no se ocupa en cosas útiles, buscará las inútiles, curiosas o perniciosas. Así como el campo cuanto más fértil es tanto

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