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"Fedón" de Platón


Enviado por   •  4 de Agosto de 2012  •  Ensayos  •  2.447 Palabras (10 Páginas)  •  1.029 Visitas

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"Fedón" de Platón.

Equécrates pide a Fedón que le cuente como fue el último día de la vida de Sócrates, y éste accede a hacerlo.

Comienza diciendo que se encontraban allí Sócrates, Apolodoro, Critobulo, Hermógenes, Antístenes, Ctesipo, Simmias, Cebes, Fedondas, Euclides, Terpsión y el propio Fedón.

Sócrates dice que el placer y el dolor están muy unidos, aunque no se dan a la vez nunca, sino que uno le sigue al otro (como si fueran dos seres ligados a una única cabeza).

Ante la inminente muerte de Sócrates, Cebes dice que los sensatos son quienes deben sentir enojo por morir, y los insensatos alegría. Simmias le apoya en esta afirmación. Sócrates combatirá este argumento.

Comienza diciendo que hay algo después de la muerte y que es mejor para los buenos que para los malos. Además dice que el que se dedica a la filosofía, se dedica al morir y al estar muerto (en el sentido de que la muerte es la separación del cuerpo y el alma, y el filósofo se dedica a separar su alma de su cuerpo). Cree falsos los datos que dan los sentidos, solo el pensamiento lleva a la verdad. Para hallar la verdad el alma ha de separarse del cuerpo o alejarse de él, y esto se da del todo en la muerte (solo en la muerte se alcanzará la sabiduría). Los que filosofan se ejercitan en morir, y por ello la muerte les parece menos temerosa.

Luego, Cebes pregunta a Sócrates por la inmortalidad del alma. Sócrates propone como válida la reencarnación, viendo para ello necesario el demostrar que los vivos tienen como origen los muertos.

Sócrates dice que hay que considerar que todos los seres que tienen un contrario no tengan en absoluto otro origen que su contrario. Acuerda esto con Cebes. Luego dice que es necesario que el morir tenga un contrario: el revivir. El revivir es una generación que va de los muertos a los vivos.

Luego Cebes pasa a preguntar si el alma es algo inmortal o no. Parece que sí porque la gente tiene conceptos importantes ya en la mente. Por tanto la instrucción es recordar. Sócrates también es de esta opinión. Pero Simmias la pone en duda.

Sócrates le propone a Simmias para empezar la argumentación que acepten que si alguien recuerda algo, para ello tiene que haberlo sabido antes. Simmias lo acepta. Luego dice que el recuerdo se produce a partir de cosas semejantes o cosas diferentes. Simmias acepta esto también. Sócrates afirma que existe lo igual en sí, pero no es lo mismo que las cosas iguales. Pero al ver las cosas iguales pensamos en lo igual en sí. Es necesario que este proceso haya sido un recuerdo. Las cosas iguales se asemejan a lo igual en sí, pero no llegan a ser eso. Es necesario que hayamos conocido previamente lo igual en sí, antes de pensar que las cosas tienden a ser como lo igual en sí, pero les falta algo. Pero esto no lo hemos pensado por otra cosa que no sea la percepción. Todas las cosas iguales aspiran a ser lo igual en sí, pero no lo son. Luego teníamos que haber adquirido el conocimiento de lo que es igual en sí antes de tener percepciones, y al nacer ya teníamos percepciones, por ello debemos haberlo adquirido antes de nacer. Antes de nacer conocíamos lo que “es en sí”. Si tras haberlo adquirido lo perdemos al nacer, y luego lo recuperamos, aprender es recuperar un conocimiento que ya teníamos: recordar.

Pero Simmias y Cebes no se convencen de la inmortalidad del alma. Sócrates dice que, si el alma existe previamente y nace de la muerte o del estado de muerte, debe existir después de morir para poder nacer de nuevo.

Hay dos especies de realidades: la visible y la invisible. La invisible está siempre en el mismo estado mientras que la visible nunca lo está. Hay dos partes en nosotros: el cuerpo y el alma. El cuerpo es visible y el alma invisible. El alma se asemeja a lo divino y el cuerpo a lo mortal. Por tanto el cuerpo muere, pero el alma no. Al morir el cuerpo, el alma va al Hades. El alma que ha filosofado se separa del cuerpo en estado de pureza. El alma pura va a lo invisible, divino, inmortal y sabio, y allí es felíz. Pero el alma que se libera del cuerpo impura, es arrastrada de nuevo a lo visible (son los fantasmas). Y vuelven a ser atadas a otro cuerpo.

Simmias propone que el alma podría ser una armonía, pero Sócrates le quita esa idea.

Cebes propone que aunque el alma viva varias vidas puede morir. Sócrates combate esto. Las cosas son como son porque participan de las ideas, y al participar de ellas reciben su nombre de ellas. No solo los contrarios no se admiten entre sí, las cosas que participan de uno de esos contrarios tampoco admiten la idea contraria a la que hay en ellos. Lo que en sí lleva algo, jamás admite lo contrario de lo que lleva en sí. Si el alma trae la vida a aquello que ocupa, entonces nunca admitirá la muerte, ya que la muerte y la vida son contrarios. Luego el alma es inmortal.

Por último, Sócrates cuenta un mito:

Vivimos en una concavidad de la Tierra y llamamos al aire cielo, pero no es así. Por encima de la concavidad, la tierra está formada de colores resplandecientes, y lo que en ella nace está en proporción. Hay allí muchos seres vivos, entre los cuales hay hombres, que habitan unos en el interior, otros alrededor del aire, de la misma manera que nosotros vivimos alrededor del mar, otros en islas que circunda el aire y están cerca del continente. En una palabra: lo que para nosotros es el mar, lo es allí el aire; y lo que para nosotros es el aire, para aquéllos lo es el éter. Aquellos viven más y están exentos de enfermedades. Tienen templos en los que habitan los dioses realmente.

Bajo la tierra hay ríos inmensos, y sus aguas son calientes y frías. Hay también ríos de fuego. Una de las simas de la tierra, que la atraviesa de extremo a extremo es el Tártaro, y en esta sima confluyen todos los ríos y de nuevo arrancan de ella. Hay cuatro corrientes importantes: Océano, Aqueronte, Piriflegetonte, y Cócito. Los muertos son sometidos a juicio. Los que han vivido en el término medio van al Aqueronte y llegan a la laguna Aquerusíade. Los que no tienen remedio son arrojados al Tártaro para siempre. Los malos que tienen remedio pasan un año en el Tártaro, y después, los homicidas van al Cócito, y los que maltrataron a su padre o a su madre van al Piriflegetonte, hasta la laguna Aquerusíade. Los buenos van arriba, a la pura morada. Y entre éstos, los filósofos viven allí para toda la eternidad sin cuerpos.

Análisis del Fedon:

es un diálogo platónico que se ambienta en las últimas horas de vida de Sócrates, donde están la mayoría de sus amigos reunidos (y donde, como cuenta el diálogo, no asistió Platón) en la cárcel de Atenas a la espera de su ejecución mediante la ingesta de cicuta. El diálogo de Fedón

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