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Cuatro perspectivas para el fin del Siglo Estadounidense antes del año 2025


Enviado por   •  30 de Noviembre de 2011  •  Tutoriales  •  5.994 Palabras (24 Páginas)  •  537 Visitas

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210 - Alfred W. McCoy - Cuatro perspectivas para el fin del Siglo Estadounidense antes del año 2025

Introducción del editor de Tom dispactch

En el intento de minimizar la importancia de la actual filtración de Wikileaks de más de 250.000 documentos del Departamento de Estado, el secretario de defensa Robert Gates brindó recientemente el siguiente bocado de sabiduría típica de Washington: “El hecho es que los gobiernos tratan con Estados Unidos porque les interesa, no porque les gustemos, no porque confíen en nosotros, y no porque crean que podemos guardar secretos… Algunos gobiernos tratan con nosotros porque nos temen, algunos porque nos respetan, la mayoría porque nos necesita. Todavía somos esencialmente, como se ha dicho antes, la nación indispensable.”

Ahora bien, ese tipo de sabiduría ciertamente suena sobria; es, en definitiva, lo que pasa por realismo geopolítico práctico en la capital de nuestra nación; y es verdad, Gates no es el primer alto responsable estadounidense que califica a Estados Unidos de “la nación indispensable”; no dudo de que él y muchos otros protagonistas en la capital están convencidos de que somos globalmente indispensables. El problema es que las noticias debilitan, casi cada semana que pasa, su versión realista haciendo que parezca aún más fantasmagórica. La capacidad de Wikileaks, una pequeñísima organización de activistas, para burlarse de la superpotencia global, haciendo brillar repetidamente un foco de luz sobre la penumbra del secreto bajo el que a nuestra elite política y militar le gusta conducir sus asuntos, tampoco ha ayudado. Si nuestra condición de indispensables no se ha cuestionado, todavía, en Washington, lo que pasa en otras partes del planeta es otra cosa.

La pátina, otrora brillante, del “alguacil global” ha perdido su resplandor, y en Dodge City cada vez hay menos gente que presta el tipo de atención que Washington cree que merece. A mi juicio, el comentario más inteligente sobre el último escándalo de Wikileaks viene de Simon Jenkins del Guardian británico quien, al considerar las diversas revelaciones (por no hablar de los numerosos rumores globales), resumió la situación como sigue: “El derroche de dinero es asombroso. Los pagos de ayuda [estadounidenses] nunca se controlan, nunca se auditan, nunca se evalúan. La impresión es que la superpotencia mundial deambula inerme por un mundo en el cual nadie se comporta como debe. Irán, Rusia, Pakistán, Afganistán, Yemen, las Naciones Unidas, todos están perpetuamente fuera de guión. Washington reacciona como un oso herido en sus instintos imperiales, pero su proyección del poder es improductiva.”

A veces, para comprender precisamente dónde estamos actualmente, ayuda mirar hacia el pasado –en este caso, hacia lo que sucedió con anteriores poderes imperiales “indispensables”-; a veces no es menos útil mirar hacia el futuro. En su último artículo en TomDispatch, Alfred W. McCoy, autor hace poco de Policing America’s Empire: The United States, the Philippines, and the Rise of the Surveillance State, hace las dos cosas. Después de congregar a un grupo de trabajo global de 140 historiadores para considerar la suerte de EE.UU. como potencia imperial, nos ofrece un vistazo de cuatro posibles futuros (próximos). Producen una mirada monumental, incluso indispensable, de la rapidez con la cual es probable que nuestra indispensabilidad se disipe en los próximos años. Tom

La decadencia y caída del Imperio Estadounidense

Cuatro perspectivas para el fin del Siglo Estadounidense antes del año 2025

Alfred W. McCoy

¿Un aterrizaje suave de Estados Unidos dentro de 40 años? No apuestes por ello. La defunción de Estados Unidos como superpotencia global podría sobrevenir mucho antes de lo que cualquiera imagina. Si Washington sueña con que 2040 o 2050 sea el fin del Siglo Estadounidense, una evaluación más realista de las tendencias interiores y globales sugiere que en 2025, dentro de sólo 15 años, todo puede haber terminado, con la excepción del griterío.

A pesar del aura de omnipotencia proyectada por la mayoría de los imperios, una mirada a su historia debería recordarnos que son organismos frágiles. Tan delicada es su ecología del poder que, cuando las cosas comienzan a ir verdaderamente mal, los imperios regularmente se deshacen a una velocidad infame: sólo un año en el caso de Portugal, dos años la Unión Soviética, ocho años Francia, 11 años en el caso de los otomanos, 17 años para Gran Bretaña, y es muy probable que sean 22 años para Estados Unidos, a contar desde el crucial año 2003.

Es probable que futuros historiadores identifiquen la incauta invasión de Iraq de Bush en ese año como el comienzo de la caída de Estados Unidos Sin embargo, en lugar del derramamiento de sangre que marcó el fin de tantos imperios del pasado, con el incendio de ciudades y la matanza de civiles, este colapso imperial del Siglo XXI, podría tener lugar de un modo relativamente tranquilo mediante los tentáculos invisibles del colapso económico o la ciberguerra.

Pero no cabe duda: cuando finalmente acabe la dominación global de Washington, habrá dolorosos recuerdos cotidianos de lo que una pérdida de poder significa para los estadounidenses de todas las condiciones sociales. Como ha descubierto una media docena de naciones europeas, la decadencia imperial tiende a tener un impacto notablemente desmoralizador sobre una sociedad, y causa regularmente por lo menos una generación de privación económica. Al enfriarse la economía, las temperaturas políticas aumentan, y provocan a menudo un serio malestar interior.

Los datos económicos, educacionales y militares disponibles indican que, en lo que tiene que ver con el poder global de Estados Unidos, las tendencias negativas se sumarán rápidamente antes del año 2020 y es probable que alcancen una masa crítica como muy tarde en 2030. El Siglo Estadounidense, proclamado de modo tan triunfante al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, estará hecho jirones y desvaneciéndose antes de 2025, su octavo decenio, y podría ser historia antes del año 2030.

Significativamente, en 2008, el Consejo Nacional de Inteligencia de EE.UU. admitió por primera vez que el poder global de EE.UU. estaba ciertamente en una trayectoria descendiente. En uno de sus periódicos informes futuristas, Tendencias Globales 2025, el Consejo citó “la transferencia de riqueza y de poder económico globales que tiene lugar, a grandes rasgos, de Occidente a Oriente”

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