ATENTADOS DE MADRID 11-M

El día 11 de marzo de 2004 permanece en el calendario de la historia de España marcado desgraciadamente en negro. A pesar de los 8 años transcurridos, el tiempo es incapaz de borrar los horrores que vimos, escuchamos y sentimos. Si toda violencia no tiene justificación, los atentados aún menos, el reguero de muertes al azar elige a ciudadanos como en un juego de rol. Ciento noventa y dos personas desconocían que su billete les subía a uno de los trenes que marcaría la vida de España. Ellos dejaron su vida en la vías, sin más. A partir de ahí, el caos fue el escenario de infinidad de historias con nombres y apellidos, ellos fueron la consecuencia del mayor atentado de la historia reciente y ojala que futura…

. 1 Monumento 11-

Los previos

Los atentados del 11 de marzo comenzaron a gestarse a finales del mes de febrero de 2004, cuando un grupo de terroristas consiguieron 6 matrículas falsas y algunos teléfonos móviles. Robaron también una furgoneta a un comerciante del madrileño barrio de Tetuán y unos 100 kilos de explosivos en una mina abandonada en Asturias. Este listado de ingredientes les sirvió para cometer la masacre. El día anterior a los atentados, una casa de la localidad madrileña de Chinchón acoge la última reunión del comando. Los vecinos, alertados por la intensa actividad, llaman a la Guardia Civil, que no consigue detectar nada.

A las cinco de la mañana del 11 de marzo, las bombas ya estaban montadas. Trece terroristas se ponen rumbo a Alcalá de Henares en tres vehículos: la furgoneta robada, un turismo marca Skoda y un tercer automóvil sin identificar.

El 11-M.

A las 7.39 de la mañana exactamente, seis mochilas cargadas de explosivos estallan en dos trenes: uno de ellos se encuentra en la madrileña Estación de Atocha, entrando al túnel que atraviesa la ciudad de sur a norte y llega hasta la estación de Chamartín. El otro está frente a la calle Téllez, una calle paralela a las vías del tren en dirección a Atocha. Dos minutos después, hacen explosión dos mochilas más en la estación del Pozo, al sureste de Madrid. Un minuto después explota una mochila más en la estación de Santa Eugenia, al este de la capital. En total, 10 bombas.

Aquella mañana las agencias de información tardaron sólo unos minutos en lanzar los primeros teletipos señalando una serie de explosiones en el centro de Madrid. El descontrol inicial pasa a ser un ejemplo organizativo, en apenas media hora, el Ayuntamiento organiza un hospital de campaña frente a la estación de Atocha; los vecinos son los primeros en ayudar a los heridos. Una hora después se haría lo mismo en la estación de Santa Eugenia.

A las 10.15, superada la confusión inicial, se suspenden los servicios ferroviarios en la ciudad y se bloquean las salidas para cazar a los responsables: los primeros datos, ofrecidos por el Gobierno de José María Aznar , señalan directamente a ETA.

A las 10.30 horas Arnaldo Otegi, portavoz de Batasuna, convoca a los medios para negar la responsabilidad de los terroristas vascos en el atentado.

A mediodía se precipitan los hechos: gabinete de crisis en la Moncloa, los hoteles ofrecen sus habitaciones a los familiares de las víctimas, los partidos suspenden la campaña electoral. Tras la reunión del Ejecutivo comparece Ángel Acebes y da la primera cifra, muy superior a los primeros cálculos: 173 muertos y más de 600 heridos que, en un primer momento, se creía que habían sido causados por la explosión de 13 bombas.

Lo delicado del momento, a horas de unas elecciones generales, marca la tendencia de información del gobierno, tanto el entonces ministro del Interior como los responsables de Exteriores confirman que los datos recabados apuntan a ETA; todos los líderes condenan los atentados.. A media tarde se estabiliza la situación: la cifra de muertos se fija en torno a los 190; la Bolsa sufre una fuerte caída del 2,18%, acompañada por caídas en Wall Street y en diversos mercados internacionales. A las 20.27 horas el Rey Juan Carlos ofrece un mensaje televisado pidiendo "unidad, firmeza y serenidad"

A las 20.30 horas vuelve a comparecer el entonces ministro del interior e informa de la localización de una furgoneta en Alcalá de Henares, localidad al este de Madrid, desde la que partieron los trenes siniestrados, con detonadores y una cinta con versículos del Corán. En cualquier caso, comunica que la hipótesis principal sigue siendo la autoría de la banda terrorista ETA.

A las 21.00 horas el diario árabe Al Quds al Arabi publica que un grupo terrorista vinculado a Al Qaeda se atribuye los hechos, pero el Gobierno no varía su postura. Dos días después, el sábado 13 de marzo y en plena jornada de reflexión previa a los comicios, comienzan a registrarse concentraciones ante las sedes del Partido Popular convocadas mediante mensajes de móvil. Muchos ciudadanos acusan al Gobierno de ocultar datos.

Los analistas estudiaron la forma de interactuar de los manifestantes y la capacidad de convocatoria de las redes sociales. El sábado deparaba algo que cambiaria definitivamente el rumbo de las investigaciones: apareció un video-comunicado por TeleMadrid y una llamada al 091, pero, hasta el día siguiente, el ministro de interior no dio a conocer su contenido, en él, un hombre con acento marroquí, llamado Abu Dujan al Afgani portavoz militar de Al-Qaeda en Europa, reivindicó el atentado. El propio ministro del Interior, Ángel Acebes, sostuvo ya que no debía descartarse que la autoría correspondiera a organizaciones islámicas. Esa misma noche se detiene a cinco personas, tres marroquíes y dos hindúes, pero el hecho de que Al Qaeda haya reconocido su autoría sólo será confirmado por el ministerio del Interior poco antes de la una de la madrugada, ya en plena jornada electoral.

Después del 11-M

Las investigaciones continuaban y el 26 de marzo encuentran detonadores, explosivos y huellas de más de 20 personas en la casa de Chinchón.

El 3 de abril, en la localidad de Leganés fueron hallados varios de los responsables, quienes se atrincheraron en la vivienda que fue tomada por asalto por el grupo especial de la policía nacional, los GEO. Para evitar ser capturados, volaron el piso, muriendo en el hecho todos los terroristas y un policía.

El día 15 de abril aparece una grabación en la que Bin Laden dice que el atentado ha sido una venganza por la intervención española

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