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Carranza Y La Convencion


Enviado por   •  9 de Septiembre de 2012  •  1.595 Palabras (7 Páginas)  •  754 Visitas

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La Convención de Aguascalientes fue una reunión que tuvo lugar durante el proceso de la Revolución mexicana, convocada el 1º de octubre de 1914 por Venustiano Carranza, primer jefe del Ejército Constitucionalista, bajo la denominación de Gran Convención de Jefes militares con mando de fuerzas y gobernadores de los Estados, y cuyas sesiones iniciales tuvieron lugar en la Cámara de Diputados de la Ciudad de México, aunque con posterioridad fueron trasladadas a Aguascalientes, que pasó a dar nombre a la Convención, la cual se celebró desde el 10 de octubre hasta el 9 de noviembre de 1914.

El general Victoriano Huerta, ante el empuje del movimiento revolucionario, presentó la dimisión como presidente de la nación, en julio de 1914, y salió del país. Carranza pretendía discutir con los demás jefes revolucionarios el programa político y los asuntos de gobierno, y, como había prometido, presentó su renuncia a la jefatura del Ejército y se retiró de la reunión. Ante la inasistencia de los representantes de Emiliano Zapata, que no reconocían la autoridad de Carranza, y la negativa de Francisco Villa a presentarse en la ciudad de México, se acordó por los asistentes trasladar las sesiones a la ciudad de Aguascalientes,

Con el claro propósito de tratar de evitar la escisión entre las facciones, decidir quién gobernaría el país y en qué forma, así como acordar la elaboración de un programa de gobierno.

La Convención fue ante todo un intento de negociación política entre las facciones revolucionarias, una disputa por el poder, un tratar de imponer su hegemonía, una lucha por el Estado. Fue el escenario institucional en donde midieron sus respectivas fuerzas políticas e ideológicas las principales corrientes revolucionarias en pugna que habían conformado la coalición antihuertista.

La Convención fue una asamblea nacional de discusión que precedió al enfrentamiento militar interrevolucionario. Acudieron a ella las distintas facciones con el objeto de presentarse, identificarse, reconocerse y ponerse a prueba. En ese encuentro también hubo desencuentros; más que confluencia hubo confrontación de posiciones, vertientes y proyectos políticos así como enfrentamiento de tendencias ideológicas. Estoy de acuerdo con Enrique Flores cano, quien afirma que en 1914 las diversas fuerzas políticas que se habían desarrollado en escenarios apartados, se reconocieron en la Convención de Aguascalientes, se confrontaron los jefes y representantes de los principales grupos revolucionarios del país que animados por pulsiones diversas pusieron a discusión sus personalidades, ideas y programas.

Por otro lado, la Convención fue el terreno institucional en el que cada una de las corrientes buscó fortalecer su proyecto revolucionario al mismo tiempo que procuró debilitar los de las otras facciones y así tratar de avanzar en sus respectivos planes de hegemonía. La Soberana Convención Revolucionaria de Aguas-calientes parecía ser el germen de un Estado nacional, había que hacerse presentes, ganar espacios políticos e imponer supremacía. En esa lucha por el Estado, los tres principales gobiernos en desarrollo: el constitucionalista, el villista y el zapatista. Para poder ser nacionales y soberanos tenían que imponerse como uno sólo, triunfador sobre los demás

La Convención debe entenderse como una fase de este proceso. Si admitimos que la Convención fue un encuentro interregional de los distintos grupos revolucionarios, entonces teóricamente se dio la posibilidad real de que cada uno de ellos renunciara a sus propias peculiaridades y exigencias, hiciera a un lado sus divergencias más superficiales y pusieran el acento en las coincidencias fundamentales para incorporar en un sólo proyecto nacional lo mejor de cada uno de ellos. La cuestión se complicó al haber también pugna, desconfianza, envidia y deseos de ambición política entre los miembros de un mismo grupo, lo cual se manifestó como una falta de homogeneidad y uniformidad de criterios y la presencia de fuertes discrepancias ocasionales al interno de cada facción.

Lo cierto es que predominó el espíritu corporativo y las filias y fobias de carácter personalista. Ninguno de los grupos regionales estuvo dispuesto a conceder terreno, a renunciar en sus prerrogativas, hasta que uno de ellos logró influir sobre los sectores más vacilantes de los ejércitos, obtuvo victorias en el campo de batalla e impuso su hegemonía y proyecto nacional sobre los otros.

En un período confuso y de indefinición política, la Convención debe entenderse como un fenómeno histórico muy complejo cuya realidad estuvo sujeta a modificaciones significativas. Como cuerpo político deliberante pasó por varias etapas en las que experimentó una serie de transformaciones importantes, siendo cada una de ellas una respuesta específica a las distintas situaciones generadas a partir de la cambiante realidad política y militar del país. La aparente coexistencia pacífica y buen entendimiento entre las facciones en un primer momento, muy pronto se convirtió en mutua incomprensión, autoexclusión por conveniencia, franco desplazamiento, intolerancia, defección y desde luego, predominio de un proyecto revolucionario sobre los de las otras facciones.

Mientras el centro político de gravedad estuvo focalizado en los debates parlamentarios,

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