DISCURSO 16 DE SEPTIEMBRE.

DISCURSO 16 DE SEPTIEMBRE

“Desde los tiempos de la conquista y de la esclavitud, a los indios y a los negros les han robado los brazos y las tierras, la fuerza de trabajo y la riqueza; y también la palabra y la memoria.”

        Respetables autoridades civiles educativas y municipales que se encuentran presentes, niños y jóvenes de las diferentes Instituciones que se hacen participes en este día, apreciables compañeros forjadores de la labor educativa, público que nos acompaña en esta conmemoración tan significativa.

        Hablar de México es hablar de un pueblo con una historia variada de lucha, acontecimientos, sucesos y grupos indígenas diferentes. Los que hoy estamos aquí no debemos ser egoístas, menos conformistas, pues la historia no se detiene.

        Hoy más que nunca, es necesario e imprescindible  recordar lo acontecido en la gesta heroica de la madrugada del 16 de septiembre de 1810, en donde el Cura Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Juan Aldama y Mariano Abasolo se levantaron en armas en Dolores.

        Voy a citar algunas causas que motivaron el levantamiento de este movimiento armado. El pueblo sufría la mala distribución de la riqueza, escasez y hambre –hoy en día lo llamamos crisis económica-; tanto criollos y mestizos sufrían discriminación en los puestos directivos, aumento de poder de la oligarquía metropolitana e incapacidad de llevar a cabo un buen gobierno, además de los privilegios y prebendas en la clase política en poder –hoy llamada partido de estado-. Agregado a esto el mal trato a los indígenas, las duras jornadas de trabajo y su mísero jornal –lo que en la actualidad conocemos como salarios mínimos-, el despotismo de mayordomos y capataces y la indiferencia de las autoridades ante sus males.

        Cabe recordar también el papel que jugó el Corregidor de Querétaro, Licenciado Miguel Domínguez y su esposa Doña Josefa Ortiz cuando la conspiración es descubierta. Y en el rescate de los sucesos, uno a lo mejor muy insignificante para muchos en esos momentos, pero es el precedente histórico de la vida de los mexicanos en futuras luchas, la intención que motivo a Epigmenio y Emeterio González –comerciantes en aquellos tiempos-, proponían la distribución de  tierras de las haciendas para los campesinos.

        Los ideales y anhelos de los letrados de esa época, así como de eclesiásticos criollos y mestizos, germinaban el movimiento en Universidades, colegios y seminarios, éstos representaban los semilleros de renovación, de transmisión de las tendencias jurídicas y políticas en boga, de los principios de que todos los hombres tienen una serie de derechos que deben ser respetados y también una participación en la definición y organización del Estado.

        Hoy, a 198 años de haber iniciado el movimiento armado de la Independencia de México, hagamos una pausa y valoremos que tanto sirvió el  sacrificio de miles de indígenas, mestizos y criollos; héroes conocidos y anónimos que pasaron sin más a las páginas de la historia. Que tanto la libertad es garantía constitucional de todos los mexicanos y las mexicanas, en que medida la injusticia ha dejado de ser un cáncer en la sociedad mexicana, hasta que grado la miseria y el hambre han abandonado el seno de las familias mexicanas; y en función de la igualdad hasta que punto se ha borrado el designio de una estructura de clases sociales. Hasta que límites el estado ha erradicado los vicios de un mal gobierno.

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