EL GOMECISMO

El Gomecismo

En los capítulos anteriores se ha trazado un cuadro general de la población, la economía y la sociedad venezolana a lo largo de la tercera y media década cubiertas por el gobierno de Castro y Gómez en otros términos el Gomecismo fue entendido como el sistema político y de administración del estado, generado y alimentado por el propio Gómez y sus colaboradores inmediatos.

Afirma Velásquez, que el Binomio Partido – Ejército fue sustituido por Castro y Gómez por el trípoide: Jefe – Ejército – Administración, en los gobiernos de Castro y Gómez, el Partido Liberal Amarillo, deja de tener el papel relevante que tenía como pieza institucional del poder y elemento vinculante entre el aparato administrativo y el pueblo.

Mientras tanto, el ejército y la administración cumple cada uno su función específica: el ejército, en el control social por la vía de la intimidación y las armas; la administración, en la ejecución del ejercicio cotidiano de las labores del gobierno. La consigna inicial “Gómez Único” se convierte en una realidad incontrastable. “Único” porque sólo existe su voz, su voluntad, sus designios. Las decisiones trascendentales en materia política, la represión, el tratamiento a los prisionero, los nombramientos y las remociones de altos, medianos y hasta pequeños funcionarios, pero también los detalles más mínimos e insignificantes de la administración diaria en todos los órdenes.

Gómez gobierna como el dueño de una gran hacienda que en este caso es Venezuela. Gómez supervisa, vigila y ordena todo en del país. Desde las finanzas y el pago de las deudas, las andanzas de los enemigos peligrosos y el nombramiento de los altos y medianos funcionarios, hasta el estado de los caminos, los uniformes de las tropas o la designación de los simples jefes civiles de cualquier humilde municipio. Para todo tiene decisiones y consejo. Todo se le consulta o cuanto menos se le informa con lujo de detalles antes de tomar cualquier medida.

Como buen padre de familia… Gómez “Padre” no sólo de sus numerosos hijos quince en sus dos uniones: siete con Dionisia Bello y ocho con Dolores Amelia Núñez de Cáceres, sino también de sus ocho hermanos quienes quedaron bajo su manto protector desde que asumió las riendas de la Hacienda “La Mulera” a la muerte de su padre Pedro Cornelio, en 1883. La paternidad del jefe no tuvo como límites los de la consanguinidad, lo importante y singular, no obstante, es que la figura paternal de Gómez se extendió más allá hasta alcanzar en primera instancia al circulo de sus allegados y seguidores inmediatos.

Gómez es el gran Padre, pero no sólo porque el se concibe y se tiene por tal, sino porque también los hijos lo asumen así, como padre, Gómez exigió respeto, obediencia y acatamiento, pero ofreció seguridad y protección a quien se cobijó bajo sus

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