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El Saber En Las Escuelas Catedralicias Y Abaciales En Los Siglos XIII Y XIV


Enviado por   •  23 de Mayo de 2013  •  2.488 Palabras (10 Páginas)  •  703 Visitas

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Introducción:

El presente trabajo establecerá relaciones entre dos modalidades diferenciadas de relacionarse con el saber, caracterizadas fundamentalmente por dos prototipos de instituciones educativas y formativas que son las Escuelas Abaciales y las Escuelas Catedralicias. El análisis se centrará en Europa Occidental durante los siglos XIII y XIV.

Contextualización Histórica

El siglo XIII es el llamado Siglo de Oro de la Edad Media, es donde el espíritu de la misma alcanza su punto de mayor desarrollo y madurez. En el siglo XIV, aparecerán ciertos indicios de una ruptura en el orden instituido socialmente, se empiezan a ver y comienzan a aflorar nuevas formas de contrato social y nuevos valores e ideales de realización humana, que ya se insinuaban con anterioridad. Durante el siglo XIII el movimiento escolástico se consolida, paralelamente a esto las formas sociales de la sociedad medieval comienzan a entrar en crisis, y el orden feudal antes reinante comienza a colapsar, al mismo tiempo, empiezan a surgir con mayor fuerza y crecimiento las ciudades.

Durante los siglos anteriores, debido a las constantes invasiones, las instituciones de manera defensiva se replegaron sobre sí mismas y tuvieron poca interacción con el medio. Luego de las diferentes Cruzadas, el intercambio comienza a incrementarse, los fantasmas de las invasiones empiezan a diluirse y las ciudades a florecer, la gente ya no necesita aislarse en fortalezas o feudos para protegerse. Comienza a surgir una nueva clase social, la burguesía, que a partir del comercio que se da cada vez con mayor fuerza entre las ciudades será uno de los fenómenos responsables de socavar la estructura misma del feudalismo.

Los Ideales de Poder en el Siglo XIII y XIV

Para esta época de transición, los ideales comienzan a cambiar, si bien antes el hombre que tenía poder era el que poseía la tierra, el señor feudal; ahora el que tendrá el poder será el que tenga el dinero, la burguesía naciente. Y esta, surgirá como clase a partir del desarrollo de las ciudades, dice Romero: “La ciudad fue el hogar propio de la burguesía, su escenario específico”. Los ideales de la nobleza eran detentar títulos nobiliarios, adquirir tierras y feudos y priorizar la vida en la opulencia, en cambio frente a esto se opondrá la burguesía que tendrá como valores, la fuerza del trabajo, en particular el comercio y el ahorro, que los llevará a la acumulación de capital.

Las Instituciones de Aprendizaje Formal

Para esa época existían dos instituciones en donde se aprendía formalmente, por un lado las escuelas abaciales y por otro las escuelas catedralicias. Las escuelas abaciales eran las instituciones educativas que formaban parte de las abadías, estas tenían una inserción netamente rural, esto quiere decir que se encontraban aisladas significativamente de las ciudades, del flujo constante de personas, y en cierta medida se mantenían ajenas a los avances de la sociedad global. Su condición era muy similar a las escuelas monásticas que también se localizaban en lugares retirados y estaban pensadas para la formación de clérigos y monjas.

La permeabilidad de estas instituciones era limitada y se circunscribía principalmente al caserío cercano, con el cual intercambiaba bienes básicos. Por otro lado comienzan a surgir alrededor del siglo XII las primeras escuelas catedralicias, estas se encontraban formando parte de las catedrales y eran de una inserción urbana. Con el florecimiento de las ciudades, cada una para rivalizar con su vecina construía edificios y catedrales, alrededor de las mismas y dependiendo de ellas, comienzan a surgir las escuelas que al encontrarse formando parte de la ciudad serán más flexibles al flujo de información, al intercambio de libros, saberes y conocimientos.

La Escuela Abacial:

La mayoría de las escuelas abaciales eran instituciones en donde el objetivo era custodiar el saber, no existía posibilidad de generar nuevos conocimientos. El saber ya había sido dado al hombre y todo el conocimiento verdadero se encontraba en el libro sagrado de la cristiandad: La Biblia. Las abadías si bien podían pertenecer a diversas órdenes, la más difundida era la de los Benedictinos, los valores principales de estos monjes eran la oración y el trabajo. Dentro de esta última categoría, existía una actividad privilegiada para estos monjes benedictinos que era la tarea de “copista”, el mismo se encargaba de copiar distintos tipos de libros. En general el acceso a los libros estaba restringido a unos pocos, básicamente por que la alfabetización era circunscripta a un grupo selecto de nobles que ingresaba a las abadías o monasterios para formarse y tomar los hábitos. Inclusive no todos los monjes estaban instruidos en la lectura y escritura.

Las Escuelas Catedralicias:

En las escuelas que surgieron en las ciudades, si bien también el saber seguía limitado a la órbita eclesiástica, muy distinta era la relación que se mantenía con el saber, con los libros y con el acceso a los mismos. Estas escuelas que ya habían surgido unas décadas atrás, son los antecedentes directos de las universidades; el siglo XIII es conocido como “El Siglo de las Universidades”. La misma era el gremio que agrupaba a los profesores y a los alumnos. “El movimiento de las Universidades durante los siglos XII y XIII constituye un esfuerzo en el cual todos participan, maestros, estudiantes, para liberarse de la tutela señorial y feudal, a la manera de la burguesía surgente”.

La escuela catedralicia, guiada por los ideales burgueses de la comercialización, comienza a entender a la educación como una actividad mercantil más, los libros comienzan a tener un valor de intercambio y el saber a su vez también empieza a circular, al igual que una mercancía. Obviamente el producto privilegiado era el libro, que pasó de ser un objeto de lujo, a ser un objeto de intercambio, favoreciendo la circulación y la transmisión de un saber escrito. “Del contexto provienen las demandas y los materiales para la actividad institucional y a él se vuelcan sus productos”, el libro en este caso.

También existirían copistas entre los intelectuales de las escuelas catedralicias, dice Le Goff: “A la sombra de las Universidades se constituye todo un pueblo de copistas, a menudo son estudiantes pobres que se ganan así su subsistencia”. Si bien la educación estaba restringida para unos pocos, el criterio es mucho más amplio, que en el caso de las abadías e incluso

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