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El Valor De Educar


Enviado por   •  3 de Enero de 2012  •  3.985 Palabras (16 Páginas)  •  752 Visitas

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EL VALOR DE EDUCAR

1. EL APRENDIZAJE HUMANO

Los humanos nacemos para la humanidad. La condición humana es en parte espontaneidad natural pero también deliberación artificial: llegar a ser humano es un arte. Los animales nacen siendo lo que definitivamente son. El recién nacido humano se encuentra mucho tiempo desvalido e incompleto. Sin embargo los recursos del niño se multiplican en tanto que el mono empieza a repetirse. El mono cae pronto en la ancianidad que supone no poder aprender nada nuevo, pero el ser humano siempre es joven. El hombre aprende por mimetismo. Lo específico de la sociedad humana es que sus miembros no se conviertan en modelos para los jóvenes de forma accidental, sino de forma intencional. Se fuerza la imitación por la constatación de la ignorancia. Quien no indaga, constata y deplora la ignorancia ajena no puede ser maestro, por mucho que sepa. Lo propio del hombre no es sólo el aprender, sino el aprender de otros hombres: el hecho de enseñar a nuestros semejantes y de aprender de nuestros semejantes es más importante para el establecimiento de nuestra humanidad que cualquiera de los conocimientos concretos que así se perpetúan o transmiten.

De lo que nos rodean aprendemos conocimientos funcionales, pero la llave para entrar en el jardín simbólico lo hemos de pedir a nuestros. De ahí el error de homologar la dialéctica educativa con el sistema por el que se programa la información de los ordenadores. No es lo mismo procesar información que comprender significados. Kant constata que la educación nos viene siempre de otros; Las carencias de los que instruyen reducen las posibilidades de perfectibilidad de los alumnos. Sin embargo, si otro ser nos educara, se perdería algo esencial: el parentesco entre enseñantes y enseñados: la principal asignatura que se enseñan los hombres a sí mismos es en qué consiste ser hombres. Hasta tal punto es así que el primer objetivo de la educación consiste en hacernos conscientes de la realidad de nuestros semejantes. Es decir, tenemos que aprender a leer sus mentes, lo cual no equivale a la destreza estratégica de prevenir sus acciones para adelantarnos a ellas para condicionarlas en nuestro beneficio, sino que implica ante todo atribuir estados mentales como los nuestros y de los que depende la propia calidad de los nuestros.

2. LOS CONTENIDOS DE LA ENSEÑANZA

La educación transmite a cada ser pensante:

1º No somos únicos - Sociedad -Aprenderá que muchos de sus semejantes ya murieron y que sus descubrimientos y luchas siguen contando y le conviene tenerlas en cuenta para mantener o renovar el orden de las cosas.

2º No somos los iniciadores - Tiempo - Nos vemos cargados de nuestro de linaje de

Símbolos y normas pretéritas, de amenazas y esperanzas venideras. La enseñanza está ligada intrínsecamente al tiempo, como transfusión deliberada y socialmente necesaria de una memoria colectivamente elaborada, de una imaginación creadora

compartida. Cualquiera puede enseñar, niño-niño, jóvenes-adultos, anciano-joven.

La reflexión sobre los fines de la educación es una reflexión sobre el destino del hombre, sobre el puesto que ocupa en la naturaleza, sobre las relaciones entre seres humanos.

Una vez dominadas, las capacidades cerradas pierden interés, pero las abiertas plantean nuevos problemas de mayor alcance. El éxito en el aprendizaje de las habilidades cerradas es ejercerlas olvidando que las sabemos; en las capacidades abiertas, implica ser cada vez más conscientes de lo que nos queda aún por saber.

La propia habilidad de aprender es una capacidad abierta. Esta capacidad posibilita a las demás. Lo importante es enseñar a aprender.

Habría que retomar una asignatura en el currículum oculto: la propuesta de modelos

de autoestima. El reconocimiento de lo humano por lo humano es un imperativo en la vía de maduración personal de cada uno de los individuos. Pero ese reconocimiento implica siempre una valoración, una confrontación con un ideal. Si la escuela renuncia a este designio, los niños y adolescentes negociarán su auto estimación en otros círculos, porque nadie puede pasar sin esto.

3. EL ECLIPSE DE LA FAMILIA (como socializadora primaria)

En los primeros años el niño se educa en el entorno familiar. Se produce aquí la

socialización primaria. El niño aprende a: hablar, asearse, vestirse, obedecer a los mayores, proteger a los pequeños, compartir con los demás, respetar las reglas de los juegos y distinguir el bien o el mal de forma primaria según los preceptos de su comunidad. Después se educa en la escuela, la socialización secundaria, que depende para ser productivo de la primera. En la familia el clima está recalentado por la afectividad. Del mundo exterior se puede refugiar el niño en la familia pero de esta no tiene escapatoria. La principal motivación de las actitudes sociales es el miedo a dejar de ser amado por quienes más cuentan para nosotros en cada momento de la vida.

La educación familiar funciona por vía del ejemplo y el aprendizaje se da por identificación total con sus modelos o por el rechazo profundo de niños infelices. Se pueden aprender principios moralmente estimables o prejuicios, ambos muy difíciles luego de cambiar. Pero hoy día la familia no cubre plenamente su papel socializador, y se demanda esa tarea al educador.

- Causa sociológica: Cada vez hay menos mujeres, ancianos y criados, que eran antes quienes pasaban más tiempo con los niños.

- Causas psicológicas: El culto a lo joven nos priva de ideales señor. Quienes por

cronología deberían aceptar la madurez, se apresuran a rechazarla con esforzados ejercicios de inmadurez. De ahí que la experiencia esté en franco desprestigio. El señor que se niega a serlo dice: - "Yo sigo pensando lo mismos que a los 17 años"

o descarta ideales del pasado. Se prefiere al joven virgen de prejuicios capaz de aprender el manejo de los nuevos aparatos. Pero para que la familia actúe educativamente se necesita a un adulto. El padre como 'mejor amigo de sus hijos' o la madre como 'hermana mayor de sus hijas' no sirven. Cuanto menos padres quieren ser los padres más paternalista tiene que ser el Estado. Se da la crisis de autoridad de las familias.

Por

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